Era un secreto a voces al que solo le faltaba el pronunciamiento oficial. Ha sido el propio presidente del República francesa, Emmanuel Macron, quien ha confirmado que el futuro portaaviones francés también estará propulsado por un par de reactores nucleares y servirá para “proteger a Francia, a los franceses y responder a las amenazas del mundo del mañana”.

La iniciativa hecha pública por el Jefe del Estado francés aspira a que su país mantenga un importante papel en el escenario geoestratégica mundial y su voz sea tenida muy en cuenta por Estados Unidos, China, Rusia e India. Para conseguirlo, Macron es consciente que necesita mantener un grupo aeronaval de proyección de fuerza, cuyo buque insignia debe ser un avanzado portaviones nuclear que, en sus propias palabras “debe seguir siendo la piedra angular de la autonomía estratégica de Francia”.

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PHOTO/AFP – El Jefe del Estado Mayor de la Armada francesa, almirante Pierre Vandier, explica a Emmanuel Macron (izquierda) las características del nuevo gran buque de combate, en presencia de la ministra de Defensa, Florence Parly (junto al modelo a escala del portaviones)

Para la ministra de Defensa, Florence Parly, un portaviones es “un símbolo de poder, un testimonio de nuestra capacidad de acción y la voz de Francia en todas las aguas del globo”. Un gran barco de guerra propulsado por una planta nuclear aporta un radio de acción prácticamente ilimitado y no requiere suministro de combustible, a excepción del keroseno para sus aeronaves.

La decisión de Emmanuel Macron supone un espaldarazo a la base tecnológica francesa de la defensa, a su importante industria nuclear y a la sostenibilidad de ambos sectores, precisamente en un momento en el que la economía gala atraviesa por un periodo poco boyante. No cabe duda que construir un portaviones propulsado por calderas nucleares es una perfecta simbiosis de ambos retos, a la vez que resulta clave para que Francia mantenga sus competencias en ambos tejidos industriales.

Por el momento denominado PANG ‒acrónimo del francés Porta Aviones de Nueva Generación‒, el futuro portaviones tendrá alrededor de 75.000 toneladas de desplazamiento, una eslora superior a los 300 metros y una dotación de dos millares de efectivos. Para llegar a alcanzar una velocidad de 27 nudos, se le instalará dos plantas nucleares K22, que proporcionarán 220 megavatios, suficiente para suministrar la electricidad que requiere una ciudad española de tamaño medio.

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PHOTO/Naval Group – El PANG mantendrá el empleo a los cerca de 15.000 empleados que el astillero estatal mantiene en sus factorías de Angoulême-Ruelle, Bagneux, Brest, Lorient, Nantes-Indret, Toulon y a los miles de empleados de toda su cadena de suministros
De 4.500 a 5.000 millones de euros… como mínimo

Para hacerse una idea de la grandiosidad de lo que está en juego, el actual portaviones galo, el R91 Charles de Gaulle, tiene un desplazamiento máximo de 42.000 toneladas, una eslora de 261 metros y esta propulsado por dos reactores nucleares K15 que le aportan 150 megawatios. Y lo atienden algo menos de 2.000 marinos, casi el mismo volumen de personal que precisa su relevo.

El faraónico proyecto no es para mañana, ni mucho menos. Su entrada en servicio se sitúa para 2038, en coincidencia con la retirada del Charles de Gaulle, que fue botado en mayo de 1994, está en activo desde mayo de 2001 y ya ha sido sometido a la modernización de media vida. Para las arcas francesas, el PANG representa una inversión anual de 225 millones de euros durante los próximos veinte años, lo que supone un mínimo de 4.500 millones para el completo diseño y construcción del mastodóntico barco. Pero pocos son los que dudan que finalmente el desembolso total será superior a los 5.000 millones o incluso bastante más.

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PHOTO/AFP – La decisión de Emmanuel Macron supone dar un espaldarazo a la base tecnológica francesa de la defensa, a su importante industria nuclear y a la sostenibilidad de ambos sectores

En el horizonte se contemplan importantes sobrecostes. Por ejemplo, la Marina Nacional quiere incluir en el PANG los complejos y costosos sistemas electromagnéticos para poner en aire a los aviones embarcados. A bordo viajará la versión naval del caza de futura generación del proyecto europeo FCAS (SCAF en francés), cuyo peso se estima entre las 30 y 40 toneladas, mucho mayor que los cazas Rafale que embarca el R91.

Aunque todavía queda lejos la firma del contrato para la construcción del PANG, sin duda ninguna el arquitecto del proyecto y el máximo responsable de hacerlo realidad será el astillero estatal Naval Group ‒antes la Dirección de Construcciones Navales del ministerio de Defensa galo‒, que a lo largo de los últimos 60 años ha sido el encargado del diseño, construcción y mantenimiento operativo de todos los portaviones franceses desde los años 60.

Naval Group contará en calidad de principales socios industriales con Chantiers de l’Atlantique, que asumirá gran parte de la carga de trabajo para la construcción del barco; TechnicAtome, que desarrollará e implantará el sistema de propulsión nuclear; y con el fabricante Dassault Aviation, que proporcionará los 30 cazas embarcados. El PANG también servirá para mantener los cerca de 15.000 puestos de trabajo que el astillero estatal mantiene en sus factorías de Angoulême-Ruelle, Bagneux, Brest, Lorient, Nantes-Indret, Toulon y a los miles de empleados de toda su cadena de suministros.

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PHOTO/Naval Group – Su principal sistema de armas serán 30 aparatos de la versión naval del caza de futura generación del proyecto europeo FCAS
Dieciocho años para que se haga realidad

El grupo de trabajo para analizar las alternativas de relevo del R91 comenzó su tarea en octubre de 2018, que se prolongó durante 18 meses. Cuadros de mando de la Marina Nacional y técnicos de la industria, la Dirección General de Armamento y la Comisión de Energías Atómicas y Alternativas Atómicas estudiaron a conciencia si resultaba más acertado apostar por un portaviones de propulsión convencional o decidirse por uno nuclear, mucho más caro.

Se tuvieron en cuenta factores de carácter estratégico, técnico, operativo y económico y la decisión debió haberse tomado el pasado mes de junio. Pero la situación económica y social aconsejó retrasar la decisión hasta hace menos de una semana. Con la llegada del nuevo año comenzarán los estudios preliminares de diseño del PANG, que se prolongarán por espacio de 24 meses.

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PHOTO/Marine Nationale – Para la ministra Florence Parly, el nuevo portaviones representará un símbolo de poder, la voz de Francia en todas las aguas del globo y un testimonio de su capacidad de acción 

Seguirán otros trabajos para ultimar su arquitectura final y dar paso al desarrollo de los sistemas a bordo y a la construcción del enorme portaaviones, lo que se estima que debe estar concluidos en 2025, momento a partir del cual comenzará la ingente tarea de hacerlo realidad. Las pruebas de mar se contemplan en el horizonte de 2036 y la puesta en servicio está programada para 2038, el año en que el Charles de Gaulle debe regresar de forma definitiva a puerto, abandonar su presencia en mares y océanos y dejar paso al PANG.

Aun siendo el mayor barco de la Armada francesa, el PANG no alcanzará las enormes capacidades, dimensiones y tonelaje de sus semejantes de la US Navy de Estados Unidos, que cuenta con 11 portaviones de propulsión nuclear y tiene otros cuatro en distintas fases de construcción. Pero al menos sobre el ordenador, ya supera a los dos portaviones de la Royal Navy, el R08 Queen Elisabeth y el R09 Prince Of Wales, que prestan misiones operativas desde diciembre de 2017 y diciembre de 2019, respectivamente. Ambos tienen un desplazamiento de 65.000 toneladas de desplazamiento, miden 284 metros de eslora y pueden embarcar un máximo de 40 aeronaves, entre aviones y helicópteros.

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PHOTO/AFP – Macrón a bordo del actual buque insignia de la Armada francesa, el portaviones Charles de Gaulle, botado en mayo de 1994, en servicio desde mayo de 2001 y que ya ha sido sometido a la modernización de media vida

China tiene dos portaviones, el más moderno es el Shandong, en servicio activo desde diciembre de 2019. Pero tiene en construcción un tercero y en marcha un programa para llegar a un total de seis en la década de 2030. La Armada India ha apostado por el Vikrant, que está en construcción en el astillero Cochin de Kerala, a 2.600 kilómetros de Nueva Delhi. De 45.000 toneladas de desplazamiento y 261 metros de eslora y basado en un diseño ruso, ya se encuentra llevando a cabo las pruebas de mar y se estima que estará operativo en el primer trimestre de 2021.