Las consecuencias positivas de la lactancia humana tienen impacto visible hasta la edad adulta
Nota de Prensa
La gastropediatra Keila Córdoba enfatiza en los beneficios de esta práctica, que proporciona los elementos nutricionales necesarios que promueven el desarrollo y crecimiento saludable del niño
Estudios han demostrado que la lactancia humana tiene, a corto y largo plazo, efectos beneficiosos sobre el sistema cardiovascular materno, actuando sobre factores de riesgo determinados como el nivel de lípidos, obesidad, presión arterial y cifras de insulinemia y glicemia.
Así lo sostiene la gastropediatra Keila Córdoba Hernández, del equipo de especialistas de la Unidad Bariátrica y Metabólica (UBAM), de la clínica La Floresta de Caracas, tras señalar la necesidad de que sea promovida la práctica de la lactancia materna, tanto para la salud del infante como de la madre.
Advirtió que la incidencia del sobrepeso y obesidad infantil ha aumentado en las últimas décadas, constituyéndose en un importante problema de salud pública, «ya que puede tener diversidad de efectos adversos para la salud, tanto durante la infancia como en la edad adulta».
«En particular se pueden encontrar divergencias en estudios de diversas cohortes, porque algunos refieren no haber observado una asociación directa, sino que se plantea más como un factor de riesgo, junto a otros elementos condicionantes, como la obesidad materna, el tabaquismo y peso al nacer, por ejemplo», argumentó.
Sin embargo, acota Córdoba, que la mayoría de los estudios apuntan a que los niños que no recibieron leche humana corren mayor riesgo de problemas de salud, que no solo tienen que ver con procesos infecciosos (más conocidos entre la población general), sino también otros como diabetes tipo II, asma, problemas músculo-esqueléticos, trastornos del sueño y psicoactivos en general, hipertensión arterial, entre otros. «Además se asocia con un mayor riesgo de obesidad en la edad adulta, pues se ha descrito que alrededor de un 80% de los niños que presentan esta condición, la mantendrán en esa etapa posterior de la vida, y que estos adultos que han sido obesos desde la infancia tienen mayores complicaciones».
Patrón de oro
La lactancia humana es reconocida como el «patrón de oro» en la alimentación infantil, debido a que «proporciona los elementos nutricionales necesarios y componentes bioactivos no nutritivos que promueven el desarrollo y crecimiento, la protección de la salud y, consecuentemente, la supervivencia del infante. Además, las consecuencias positivas de la lactancia humana tienen impacto visible hasta la edad adulta», apuntó la doctora Córdoba.
Explicó que, la expresión «tejido vivo» hace referencia a la dinámica y naturaleza de sus componentes, ya que la mayoría de éstos son obtenidos del plasma de la madre (elemento líquido de la sangre). Este «tejido vivo» se modifica en el tiempo para aportar lo necesario en cada etapa del crecimiento. Así, no es lo mismo la leche que produce la madre de un bebé prematuro, que la de un recién nacido a término; y tampoco es lo mismo la leche de los primeros días de vida, que la de las semanas o meses siguientes», señaló la gastropediatra.
Amamantar refuerza el vínculo emocional entre madre e hijo, algo tan necesario como la alimentación, para garantizar la supervivencia y adecuado buen desarrollo del bebé.
Beneficios inmediatos constatables
La leche materna es inocua y contiene anticuerpos que protegen de las enfermedades infecciosas más frecuentes en la infancia, como diarreas y neumonías, las dos causas principales de morbimortalidad en menores de 5 años, a nivel mundial.
Tiene además un rol importante en la prevención de patologías endocrino metabólicas, muy relacionadas al sobrepeso/obesidad. Lamentablemente, sólo un tercio de los bebés en todo el mundo (con algunas diferencias locales) reciben lactancia materna en forma exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, explica la doctora Córdoba y que, según estadísticas, tres de cada cinco bebés no toman leche materna en su primera hora de vida.
Recomendaciones a las madres
La OMS recomienda la lactancia materna durante los primeros seis meses de vida, luego de lo cual debe realizarse la introducción de alimentos apropiados, manteniendo la lactancia materna hasta los 2 años o más. La doctora Córdoba aportó sugerencias referidas al proceso de amamantar, en el cual el apoyo de la pareja y del grupo familiar será esencial.
*La madre no necesita cambiar sus hábitos de alimentación, solo mantener una dieta sana, equilibrada y nutritiva, a la vez de asegurar un óptimo estado de hidratación.
*Antes de cada toma será necesario el correcto lavado de manos de la madre.
*La extracción es una alternativa invaluable para las madres que ameriten dejar por ratos su bebé a cargo de algún otro cuidador. También favorece la estimulación de la producción y eyección de la leche, en casos en que no sea posible la toma directa al pecho. Puede hacerse de forma manual o mediante un extractor. Se debe consultar al pediatra sobre el método adecuado de almacenamiento.
*Aunque en la duración de la lactancia materna influyen multiplicidad de factores, es de vital importancia la intervención oportuna y eficiente en la información y educación sanitaria, así como la puesta en marcha de medidas que permitan crear entornos laborales favorables.
*Casos que siempre generan dudas, como el momento posterior a una cesárea, nacimientos múltiples, nuevos embarazos en madres lactantes, no deben ser motivos de preocupación. La madre debe estar al tanto de que la naturaleza «es muy sabia» y que es capaz de alcanzar la lactancia eficiente, oportuna y sostenida, siempre que tenga la disposición, apoyo familiar y el ingrediente más valioso que es la autoconfianza. Resaltó Córdoba que ante cualquier situación que amerite acompañamiento profesional, no deben dudar en solicitarlo.