¿La hiperinflación como instrumento de control?
Normalmente, para los estudiosos, la hiperinflación es un fenómeno económico que ocurre cuando grandes desbarajustes se presentan en la política monetaria de un Estado, y al mismo tiempo se combinan, con pésimas decisiones de carácter político, económico y social. Pues es bien conocido, que varios fenómenos de tal envergadura han ocurrido a lo largo de la historia, uno de los episodios más recordados es el de la República de Weimar, en la que se podía observar a personas cargando cantidades gigantes de billetes sin valor algunos, antecediendo así a la llegada al poder del nazismo en Alemania en 1933.
Sin embargo, para desgracia de la humanidad, Alemania no ha sido el único ejemplo de hiperinflación, también ha ocurrido en Zimbabue, Argentina, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Perú, China, Hungría, Serbia, y Venezuela. Por lo que, queda expresado claramente que no es un fenómeno propio de una región del mundo. Todo lo contrario, como denominador común están, las crisis económicas (bien sea por estancamientos o recesión), la emisión de dinero sin control para financiar el gasto público (Dinero inorgánico), las pésimas decisiones políticas, la merma de las reservas económicas, y la especulación de los ciudadanos en los precios de los bienes y servicios.
A lo anterior, se le suma la desconfianza del ciudadano y de los capitales extranjeros en la moneda y en el sistema que la respalda, bien sea por la inseguridad jurídica o por las políticas económicas aplicadas para contener dicho fenómeno. Ahora bien, esto es solo ¿Incompetencia, Inoperancia o Mala Suerte? ¿Hay otros elementos en la consolidación de este fenómeno? Sí, existen otros factores inmiscuidos en esta operación, por lo que a continuación procederemos a nombrarlos uno a uno.
Política Monetaria: La que en teoría debe ser la estrella de todas las políticas, en especial junto a su hermana (Política Fiscal), deja mucho que desear en todos los países que hemos nombrado anteriormente. Pues, por lo general, los bancos centrales de los países suelen ser entes autónomos, e incluso, privados. Pero, en los modelos en cuestión, son públicos, carecen de autonomía, y, en muchos casos, sus acciones ejecutivas responden a motivaciones eminentemente políticas. Por ende, la desconfianza que surge en inversores locales, extranjeros, y en ciudadanos comunes de esos Estados, hace que, sus políticas no gocen de ningún tipo de respaldo.
Además, estos casos modelos, están caracterizados por el excesivo gasto público, sustentado únicamente en la emisión de dinero sin respaldo sin respaldo en reservas (Dinero Inorgánico), y al mismo tiempo, en políticas cambiarias poco transparentes. Esto se suele acompañar de restricciones al crédito bancario, restricciones al ahorro, controles de tasas, y otros elementos de carácter económico que generan un absoluto control del sistema económico nacional. Abriendo espacio, a los mercados paralelos y desregulados de divisas, bienes y servicios.
Conveniencia Política: A pesar de que popularmente se cree que la hiperinflación es un fenómeno que afecta o desgasta políticamente, ha quedado demostrado que hay regímenes como el venezolano, el argentino o el de Zimbabue, que han aprovechado dichas brechas para cerrar filas en torno a un enemigo común, bien sea, interno o externo. Del mismo modo, han trabajado en consolidar su poder en otras esferas, tanto así, que las distorsiones económicas han sido usadas como instrumentos de control social para la población general y de control político para la oposición y para las clases que controlan la economía, a tal punto que la idea principal es cambiar a las personas que la conforman por ciudadanos leales al oficialismo.
Gasto Público: Una de las razones principales por las que se producen los fenómenos de hiperinflación, es porque un Estado debe sufragar todos los compromisos adquiridos a lo interno, lo que lleva a la impresión masiva de dinero sin respaldo, con el único fin de cumplir con los pagos nominales de sus obligaciones. Ahora bien, ese dinero emitido de forma física o digital contribuye a aumentar la masa monetaria, que, a su vez, reduce el valor de la moneda en circulación. Uno de los grandes errores de la administración, es pensar que emitir dinero en digital no genera inflación, o tiene un impacto menor.
¿Cuáles son las posibles soluciones?
En primer lugar, se debe corregir la política monetaria de dicho Estado ¿Cómo? Eliminando de forma inmediata la mayor cantidad de moneda nominal emitida, lo que hace algunos años se conocía como la destrucción de billetes o reducción de masa monetaria. La segunda política a aplicar es la reducción del gasto público, o política de austeridad, esto incluye la reducción drástica de la financiación a políticas sociales y del gasto en general. La tercera acción es la eliminación de controles de cambiarios y de corralitos financieros. La incentivación del ahorro con tasas atractivas para la banca y para los ciudadanos.
De igual manera el Estado debe promover la estabilidad de la moneda, inyectando divisas convertibles para mantener el precio de su moneda. Por supuesto, esto se hace desde la eliminación del control cambiario y la regulación de los distintos mercados cambiarios, con indicadores claros y transparentes, emanados desde su banco central. También, es necesario garantizar el uso efectivo y transparente de otras monedas en la economía, pero, siempre, atrayendo a los ciudadanos al uso de la moneda local, para pagar tasas, servicios y bienes prestados por el Estado.
Por otro lado, los ciudadanos también deben poner de su parte, y reducir sustancialmente los fenómenos especulativos, que, son propios de la economía, en cuanto a los costos y en cuanto al valor de la moneda.
¿Qué pueden hacer los ciudadanos?
Mientras se experimente un fenómeno como este, los ciudadanos tienen pocas opciones disponibles, una de ella puede ser la compra activos, en particular, bienes muebles e inmuebles, pero, el riesgo de la depreciación de esos activos es un factor a considerar. Por ende, si los ahorros no son suficientes para adquirir un bien de este tipo, los ciudadanos pueden decantarse por la opción número dos, que no es más que la compra de divisas convertibles, metales preciosos o criptoactivos.
Existen aplicaciones digitales como Airtm, Binance, Localbitcoins, Bancumbre, Reserve y otras, que permiten a los ciudadanos cambiar rápidamente el dinero que poseen en su moneda local a una moneda más estable, como lo es el Dólar o el Euro.
Como pueden apreciar, la hiperinflación es un fenómeno que se alimenta de distintas fuentes, que no necesariamente están relacionadas entre sí. Haciendo que, sea un fenómeno complejo de derrotar. Sin embargo, cuando un Estado decide sanear la economía, puede lograr frenar drásticamente este fenómeno, aplicando las políticas correctas, promoviendo la inversión nacional y extranjera, garantizando la transparencia y conduciendo a sus ciudadanos a ser responsables con todas sus acciones económicas.