La familia es clave para proteger a los adolescentes de la violencia viral
La atención oportuna y eficaz de los padres y colegios es determinante para controlar esta situación; así como también el uso ético de la comunicación. Un grupo de profesionales del Centro de Salud En Persona está listo para orientar en la difícil etapa de la adolescencia
Se le conoció como el “rompe cráneos” y también como el reto de la zancadilla. Hace casi dos semanas, un video de un juego violento entre adolescentes se hizo viral en las plataformas digitales, y retumbó en hogares y colegios. Tres adolescentes de pie frente a la cámara saltan al mismo tiempo y los dos ubicados en los extremos golpean con sus pies las piernas del tercero que está en el medio, y este cae y se golpea.
Este “juego” que no es juego, ha encendido las alarmas en las comunidades educativas y también en profesionales de la salud. Advierten sobre la necesidad de atención de los padres y también del uso de la comunicación responsable para proteger a los adolescentes de este reto viral que está causando estragos en las familias, en colegios y en la sociedad.
Los adolescentes están corriendo un serio peligro. “Si comienza la viralización de este tipo de juegos habrá más adolescentes y hasta niños expuestos a este contenido, y no se trata de que alguien esté imponiéndolo”, señala la socióloga Urupagua Villegas. “Esto requiere de la responsabilidad de los padres para que el hijo no replique este contenido, y también del curso eléctrico irresponsable del mensaje. Cuando estos juegos se viralizan están atacando a la población más vulnerable”.
Villegas forma parte del Centro de Salud @En_Persona, integrado por un grupo de profesionales enfocados a la salud integral del individuo y de la familia. Está compuesto por psiquiatras, psicólogos, psicopedagogos, terapistas de lenguaje, ocupacionales y neuro- pediatras entre otros, quienes asisten a las personas en estos procesos de cambios rápidos en el entorno. Y el adolescente en este momento es una prioridad, por su alta exposición a los riesgos, a los comportamientos límite.
“Hoy, el adolescente está pidiendo atención de la familia y del entorno, y contención en la escuela. Los padres pueden usar la información sobre los factores de riesgo y de protección como ayuda para desarrollar acciones preventivas positivas antes de que ocurran problemas”, advierte la especialista, al tiempo que explica que la etapa adolescente en el ser humano es muy compleja, pues está buscando identidad, y allí empieza a conectar su nivel psíquico y físico, y relacionarse con el sexo contrario; expresa además una disposición hacia una intimidad emotiva, más allá del núcleo familiar, y también a ser capaz de disfrutar esa condición de relacionarse más allá de la familia y a explorar quién quiere ser y a dónde quiere pertenecer, por diferentes medios, y una de las nuevas herramientas de relacionarse con el otro son esos juegos violentos que pueden llegar a ser extremos.
“Los adolescentes siempre tienden, por la etapa que atraviesan, a los comportamientos límite, y estos juegos violentos les dan una herramienta para ver cuáles son los límites, se sienten eternos, que nada les pasará a ellos, invulnerables y no suelen ver las consecuencias de sus acciones, como por ejemplo, manejar ebrios, y eso los expone al peligro”, asevera Villegas.
Los Padres y el colegio, un rol determinante
Aunque en Venezuela se han dado sólo dos casos de adolescentes con graves lesiones, según reportes policiales, la necesidad de advertir a las familias sobre este riesgo es determinante. La situación país, con una seria desestructuración social y poco apego a las normas, hace a los muchachos más vulnerables.
Los resultados en países donde se han dado estos casos son realmente preocupantes, asegura Villegas. “Ya ha habido intervenciones en escuelas y cambios de la estructura organizacional para ver qué está pasando”. Considera, que el papel de los Padres y del colegio en la atención de los adolescentes es fundamental.
Muchos padres confunden la libertad del adolescente con el dejar hacer y les cuesta pasar, del papel del padre del niño al del padre de un adolescente que exige presencia, mucha más conversación, contención, y eso significa crear y mantener las normas de la estructura familiar. “Hay que reforzar patrones, normas y valores familiares para acompañarlos en esta etapa, en la cual hay sentimientos, sensaciones nuevas, un componente de angustia, y tienden a separarse de los padres bruscamente”.
Enfatiza Villegas que “debemos entender que los padres son la base, y a nivel de escuelas es importantísimo hacer una evaluación para determinar que está pasando con la cultura organizacional de la institución. En este sentido, no es solamente el contenido que se transmite, lo buena que son las matemáticas, sino los valores que, como escuela transmiten de compañerismo, integración, respeto al otro, de una cultura de la paz. No es lo mismo comunicarles que un psicólogo los puede atender, a los voy a suspender. En el mundo se están tomando medidas que van más hacia la reflexión que a lo punitivo”.
Como profesional del Centro de Salud En_ Persona, Villegas hace recomendaciones a los padres frente a estas prácticas violentas. Y aquí también están dispuestos a prestar la atención necesaria a las familias. “Lo primero es establecer una buena comunicación con el adolescente, enseñarles las conductas de riesgo personal y riesgo al otro. Las conductas de riesgo son acciones pasivas o activas que involucran peligro para el desarrollo de los niños y adolescentes. Aquí nuestro trabajo es fundamental, y es restablecer precisamente ese vínculo de comunicación, sobretodo porque la mayoría de las conductas de riesgo son propiciadas por compañeros de clases.”.
Señala que la ayuda puede ser a través de terapias de familia o psicoterapia, para que se restablezca los canales de comunicación perdidos. “Si se siente que el problema se salió de las manos, que no puede controlarlos, tiene que pedir ayuda profesional”.
El Centro de Salud @En_ Persona también asiste a las escuelas y trabaja con los maestros, para orientarlos y saber hacer frente a estos juegos violentos, a través de charlas e intervenciones puntuales.
”Estamos ante algo muy peligroso para la vida de los adolescentes, y ante lo que estamos viviendo no pueden darse margen. Los juegos violentos han cambiado a lo largo de los años, pero el comportamiento límite de los adolescentes es el mismo y hay que evitar una tragedia”.
El grupo de profesionales funciona en el Centro Profesional Vizcaya, en la avenida La Trinidad, piso C1, oficina 18, en la urbanización Colinas de Tamanaco. Pueden obtener información por los teléfonos 0212 9860603 y 0212 9860468. También están disponibles en redes sociales, a través de @en_persona