La carta secreta donde Franco le propuso a Churchill combatir juntos al comunismo en 1944
Poco antes de terminar la Segunda Guerra Mundial, el dictador español le envió una misiva personal en la que le proponía hacer un frente común frente a la expansión de la URSS en el viejo continente
Potsdam, 19 de julio de 1945. Los líderes de las tres principales potencias del mundo se encontraban negociando las condiciones de la paz en Europa tras su victoria en la Segunda Guerra Mundial. Entre todos los puntos a tratar había uno que preocupaba especialmente a Stalin: «Es necesario examinar la cuestión del régimen de España. Nosotros los rusos consideramos que el presente régimen de Franco fue impuesto por Alemania e Italia y entraña un grave peligro para las naciones unidas amantes de la libertad», comentó.
Al líder de la URSS –responsable a esas alturas de la historia de la muerte de más de diez millones de campesinos ucranianos– le preocupaba la dictadura franquista y quería empujar al primer ministro británico, Winston Churchill, y al presidente de Estados Unidos, Harry Truman, a acabar con ella: «Opinamos que será bueno crear las condiciones para que el pueblo español pueda establecer el régimen que elija», añadía. Stalin veía a Franco como una amenaza para la paz mundial y creía que había que actuar cuanto antes.
Tras la derrota de la Alemania nazi y la Italia fascista, la hostilidad de los aliados se dirigió contra Franco, al que no perdonaban el apoyó que había recibido de Hitler y Mussolini en la Guerra Civil. En esa misma reunión, Truman aseguró «no tener ninguna simpatía hacia el régimen de Franco» y que se «alegraría mucho de reconocer otro gobierno en España». Sin embargo, tanto este como el presidente de Estados Unidos se posicionaron en contra de una intervención directa, tal y como insinuó Stalin al principio. Ambos líderes tenían miedo de provocar una nueva guerra civil de la que pudiera resultar un Gobierno comunista.
En ese momento de la reunión, Churchill desveló un detalle que los otros dos mandatarios habían pasado por alto. Un detalles que el británico empleó para persuadir a sus interlocutores de que no estaba llevando a cabo ningún tipo de acercamiento con España: «El Gobierno inglés está también fuertemente disgustado con Franco y su Gobierno […]. El hecho de que hayan sacado a los prisioneros que llevan años en prisión y les hayan disparado por lo que había ocurrido mucho tiempo antes indica que España no es una democracia de acuerdo a las ideas británicas. Cuando Franco me envió una carta proponiéndome hacer una alianza de Occidente contra Rusia, le envié una respuesta fría. Eso demuestra que los sentimientos de Gran Bretaña son contrarios a su régimen».
Stalin respondía a Churchill de manera desconfiada: «Yo no he recibido ninguna copia de la respuesta británica a Franco». Pero, ¿de qué carta hablaba el primer ministro británico? Se refería a la que el dictador español le había enviado el 18 de octubre de 1944. Una misiva personal y confidencial que sería entregada más tarde por el duque de Alba al Foreign Office, en la que este expresaba su deseo de «clarificar» las relaciones hispano-británicas de una manera «sincera, franca y directa». Y en la que mostraba su preocupación por «la grave situación europea» y por la «atmósfera de desconfianza y hostilidad hacia España existente en Gran Bretaña».