LOS MAYAS: UNA CIVILIZACIÓN JURÍDICAMENTE AVANZADA Por: Bernie Centeno
Por: Bernie Saúl Centeno Martínez, estudiante de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras Valle de Sula (UNAH-VS).
La civilización maya constituye la cultura más deslumbrante de América. Ciertamente, en ella se encuentra un esplendor artístico e intelectual inalcanzable por las demás civilizaciones que habitaron este continente.
Enhiestas pirámides, suntuosos palacios y preciosos observatorios astronómicos abandonados a la exuberancia de la vegetación selvática, fueron durante siglos los mudos testimonios de la grandeza de una civilización que, tras extender su pujante poderío político y religioso, se había adentrado por los caminos de las artes y las ciencias (escritura jeroglífica, astronomía, matemáticas) hasta alcanzar aquellos niveles por los que algunos historiadores y arqueólogos describieron a los mayas como «los griegos del Nuevo Mundo».
El derecho maya no puede definirse sin considerar la justicia maya, toda vez que, por razones históricas conocidas, actualmente su transmisión y aplicación es oral, vivencial y práctica; aunque no puede negarse sus orígenes milenarios, que a pesar de las dificultades y vicisitudes pasadas se ha logrado transmitir de generación en generación. El Derecho Maya era un sistema con estructura propia, establecido por este linaje a lo largo de los siglos. Su funcionamiento se basaba en un conjunto de valores, principios, normas y mecanismos de solución de conflictos, así como las autoridades apropiadas para desarrollarlas.
Dicho Derecho, puede definirse como el conjunto de elementos filosóficos, teóricos y prácticos, basados en la Cosmovisión Maya, que permitía la construcción de la unidad, el equilibrio y la armonía en las relaciones humanas y las relaciones de las personas con la madre naturaleza. Es producto del pensamiento, filosofía y espiritualidad de este moderno pueblo.
Practica jurídica avanzada
De acuerdo con los estudios realizados por José Israel Herrera, los mayas acostumbraban, antes de resolver los litigios, estudiar el grado de justicia o injusticia que existía entre las partes, por lo que hacían una distinción entre los delitos dolosos y culposos. La existencia y conocimiento de esa diferenciación, indica una práctica jurídica avanzada y evolucionada, ya que las sanciones variaban considerablemente de uno a otro caso: desde una condena satisfactoria, hasta la muerte.
La Popolna era el lugar de juzgamiento, en el cual se reunían para dirimir el conflicto existente entre la partes. Una vez que las sentencias eran dictadas, se procedía a leerlas de viva voz en dirección al pueblo, lo que hoy constituye el principio de publicidad. De la misma manera, figuraba el perdón del ofendido en virtud del conocimiento de las agravantes y atenuantes en la comisión de un delito. La existencia de la reparación del daño causado tuvo una práctica muy importante, pues los jueces al dictar la sentencia exigían que se compensara el daño: entregando la cosa o mediante indemnización (responsabilidad civil)
Los juicios eran meramente orales, siendo expeditos, ya que los términos judiciales eran muy cortos. La aplicación del Derecho era inmediata, lo que ocasionaba que la sociedad estuviera en paz. Los mayas practicaron la figura del arbitraje, y la persona facultada para ejercerlo, decidía la forma de resolver la controversia emergente de la manera mas satisfactoria para los involucrados. Es necesario señalar que las sentencias carecían de un recurso para ser impugnadas, por lo que el castigo era imposible eludirlo.
Consecuentemente, las personas conocedoras de las leyes y las costumbres, podían interceder por la parte demandante o demandada para asesorarle en todo el proceso judicial, es decir, un abogado, lo que otorgaba un alto grado de justicia ya que garantizaba la correcta aplicación del Derecho maya.
El derecho maya, visto a través de sus características principales, se presenta como una estructura jurídica avanzada, justa, con características propias, independientes y adecuadas a las necesidades del pueblo al cual rigió.
Excelente articulo.