El peso argentino subió el lunes luego de que el Gobierno de Mauricio Macri anunció estrictos controles cambiarios para evitar que se profundice una grave crisis, pero la medida alentaba las operaciones en el mercado negro y llevó a algunos argentinos a retirar sus ahorros de los bancos.
Operadores trabajan en el parqué de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. 2 de septiembre de 2019. REUTERS/Agustin Marcarian
El derrumbe que sufrió el peso en el último mes empezó a alimentar una inflación que ya superaba el 50% anual, lo que repercutió sobre el desempleo y la pobreza, que afecta a un tercio de los argentinos.
“Estas medidas tienen como objetivo central lograr la estabilidad”, dijo el lunes a periodistas el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.
El peso interbancario se apreció el lunes un 0,88% a 59 unidades por dólar, con una fuerte volatilidad. Pero en el mercado negro, que ganó relevancia el lunes tras anunciarse las restricciones, la moneda argentina cayó un 0,79% a 63,5 unidades por dólar, dijeron operadores.
La bolsa de Buenos Aires subió más del 6,4%, en una sesión en la que un feriado en Estados Unidos redujo las transacciones.
Los bonos internacionales en dólares de Argentina alcanzaron mínimos históricos el lunes, sus acciones en mercados externos se desplomaron y las primas de riesgo se dispararon tras los controles de capital.
“Claramente, los mercados locales se han vuelto adversos para la inversión nuevamente”, señaló el banco Citi en un reporte.
Según explicaron operadores, muchos compradores comenzaron a volcarse al mercado negro para conseguir los dólares que necesitan para realizar sus negocios o para atesorar ante las restricciones en el mercado formal.
El lunes, cientos de clientes alarmados ante el temor de perder sus ahorros formaban largas colas a las puertas de varios bancos de Buenos Aires para retirar dólares o pesos de sus cuentas, pese a que el Gobierno garantizó que el sistema financiero tiene solvencia suficiente.
“Toda esta gente que está abajo (en el subsuelo del banco) está sacando lo que tiene, o lo poco que tiene o una parte de lo que tiene, porque prefiere tenerlo en la casa”, dijo a Reuters Julio Novoa, un empleado de 61 años que salía de un importante banco en Buenos Aires.
Una fuente de la banca oficial dijo que hubo alrededor de un 50% más de clientes en las diferentes sucursales.
La moneda argentina, en su cotización mayorista, acumuló una caída del 26,3% en agosto y un 36,1% en lo que va del año.
Al cierre de los mercados, el presidente del banco central, Guido Sandleris, afirmó en rueda de prensa que “el sistema financiero (argentino) está sólido” y que la entidad mantendrá su política monetaria contractiva pese a las fuertes restricciones cambiarias.
En medio de una delicada situación económica, la victoria del peronista de centroizquierda Alberto Fernández en las primarias del 11 de agosto aceleró la desconfianza de los inversores por el temor a que vuelvan a implantarse fuertes regulaciones sobre la economía.
Si bien las primarias fueron una formalidad porque los candidatos ya habían sido consensuados internamente por los partidos, funcionaron como un preciso sondeo de lo que podría suceder en las elecciones presidenciales de octubre.
Con las cifras que obtuvo, Fernández -que es secundado en la fórmula por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner- ganaría los comicios en primera vuelta.
Con la colaboración de Marina Lammertyn, Hernán Nessi, Rodrigo Campos y Jorge Otaola; Editado por Juana Casas y Manuel Farías