Las rejas que parten al medio la Plaza de Mayo y la aíslan 50 metros de la Casa Rosada, la casa de gobierno, estaban abiertas. No era una manifestación habitual en la plaza de las manifestaciones habituales.

En los últimos meses, de escucharse bombos y cánticos, de verse banderas, pancartas y carteles, de estar en una marcha, una manifestación, por lo general sería de protesta en contra del gobierno de Mauricio Macri, al que gran parte de la población responsabiliza por la crisis económica que atraviesa el país, y se lo hizo saber en las urnas, en las primarias del 11 de agosto, en las que el opositor Alberto Fernández le sacó 15 puntos de ventaja.

Pero otra gran parte de la población, que defiende la gestión de Macri y quiere verlo reelecto el 27 de octubre próximo (o no quiere que gane Fernández, que tiene de compañera de fórmula a la expresidenta Cristina Fernández), también tiene a su disposición el repertorio de la manifestación callejera que en este país es cuestión cotidiana y transversal.

Tras gritar consignas contra el gobierno anterior, Noemí, empleada estatal de 58 años aseguró a France 24 en Español que aunque ahora hay crisis económica, para ella “lo importante es lo ético, lo moral”, que cree que Macri representa.

“Yo lo voy a votar con toda la fuerza y mi espíritu para que gane”, dijo.

Una manifestación convocada por redes sociales

Aunque más que enormes pancartas y conjuntos de percusión ensordecedores, en este caso, las protagonistas fueron las banderas argentinas: en palos, usadas como capa, como chalina, en sombreros, en vinchas, en camisetas de la selección de fútbol.

Ay, ¡un bombo! Qué bueno un bombo  dijo una señora a sus amigas.

Eso tendríamos que comprarnos: un bombo  se emocionó otra del grupo.

El instrumento era relativamente exótico en la marcha que en la Ciudad de Buenos Aires comenzó en el Obelisco, ese ombligo de cemento blanco en forma de daga de 70 metros de alto que corta la ancha avenida 9 de Julio, y que se repitió en otras ciudades del país, convocada a través de redes sociales digitales, Facebook, Twitter, Whatsapp, bajo la consigna y etiqueta #24AenTodoElPaís.

Sí había un saxofón, en el que un hombre comenzó a tocar el himno argentino y la multitud comenzó a cantar, mientras marchaba hacia la Plaza de Mayo.

“Yo no soy muy partidario de este gobierno”

Había algunos carteles pequeños, con consignas a favor de Macri o contra el gobierno anterior. Un mensaje muy repetido era: “Defendamos la república”.

Paula, una paisajista de 56 años llevaba uno y explicó a France 24 en Español lo que para ella significaba: “No volver a lo que fue el gobierno anterior, porque estuvo lejos de ser una república”.

En algunos de los manifestantes se percibía más el temor a un nuevo gobierno en el que participe Cristina Fernández que el entusiasmo por una reelección de Macri.

“Yo no soy muy partidario de este gobierno”, admitió Javier, artista visual de 63 años. Pero le dijo a France 24 en Español que él está por “una república y no por un gobierno populista”.

A su entender, por la crisis económica “la gente está con bronca y ha votado mal (en las primarias)”.

“Brombombón, brombombón, para Mauricio la reelección”

Esta fue una forma inusual de manifestación pública para una Buenos Aires acostumbrada a otra escala de ampulosidad.

Sí se escucharon cánticos, como “sí se puede” o “se siente, se siente, Mauricio presidente” o “Argentina, sin Cristina”.

“Sería un retroceso de 20 años”, dijo Alejandra, abogada de 57 años a France 24 en Español, sobre un posible regreso al gobierno de la expresidenta, “que el mundo nos vuelva a cerrar las puertas”.

Cerca del fin de la movilización Macri salió a saludar al balcón de la Casa Rosada y la multitud repitió el canto de “sí se puede”, además de “brombombón, brombombón, para Mauricio la reelección” y “Mauricio no se va, Mauricio no se va”.

Por los resultados de las primarias y las muchas más manifestaciones en contra que a favor del actual presidente, parece ser que la mayoría de los argentinos no está de acuerdo con quienes marcharon este sábado del obelisco a la Casa Rosada.

Mientras dejaba la plaza, una mujer le decía a otra, entre entusiasmada y resignada: “Le dimos una inyección, si no se levanta ahora no se levanta más”.

Octubre tendrá la respuesta.