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El tigre dientes de sable no era tan temible como pensábamos

Tal como indica Larisa DeSantis, paleontóloga de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, y autora principal de esta investigación, “en realidad, las emblemáticas imágenes de tigres dientes de sable derribando bisontes no se sostienen”.

El tigre dientes de sable se alimentaba de hervíboros

Ilustración que muestra el comportamiento de caza de los carnívoros de La Brea. Se observan los gatos con dientes de sable, lobos calamitosos y coyotes. Crédito: Mauricio Antón.

 

Fuente:  https://www.tekcrispy.com / Romina Monteverde


 

El tigre dientes de sable (Smilodon fatalis) existió hace uno 10,000 años como un temible depredador que habitaba el actual oeste de los Estados Unidos. Se había estimado que su aspecto físico era similar al de un león, y se presumía que se alimentaba de bisontes y caballos en los pastizales abiertos.

 

Sin embargo, en el Rancho La Brea, un grupo de pozos de alquitrán en Los Angeles, California, que aloja una gran variedad de fósiles animales prehistóricos, se han extraído más de 3,000 restos de felinos fosilizados. Gracias a ellos, los investigadores tienen ahora una imagen más clara de esta bestia, que al parecer no era tan temible como pensábamo

Para este trabajo, DeSantis y su equipo aplicaron la odontología. Usaron moldes de los dientes de los cuales tomaron pequeñas muestras de esmalte para someterlas a un análisis químico. Esto dio como resultado información sobre la dieta de estos animales, la cual se aloja dentro de los isótopos, según la investigadora. Asimismo, los patrones de desgaste microscópico presente en los dientes analizados también les dan una idea sobre si comían carne o limpiaban huesos.

“Es más probable que cazaran animales como tapires y ciervos, no caballos ni bisontes”, afirma DeSantis. Sus hallazgos han sido publicados recientemente en revista Current Biology, y entre otras cosas, desvela que el Smilodon fatalis pudo haber vivido en el bosque y ser adepto a comer animales herbívoros.

Efectos del cambio climático y la llegada de los humanos en el Pleistoceno

DeSantis, al igual que otros investigadores, considera que La Brea es un depósito de fósiles que permite conocer más sobre los animales de la Edad de Hielo que también enfrentaron un cambio climático drástico.

Y es que en la Época del Pleistoceno duró unos 2.6 millones de años y se terminó hace 10,000 años. En ella, ocurrieron diferentes períodos glaciares e interglaciares además de la aparición de los humanos, que como bien sabemos, suele suponer un cambio radical. Uno de estos factores, o bien ambos, pudieron haber impactado drásticamente la dieta de estos depredadores, de modo que tuvieron que adaptarse o morir.

¿Por qué sobrevivieron los depredadores más pequeños?

Tras la extinción de grandes herbívoros prehistóricos de Norteamérica, como los perezosos terrestres gigantes, los mamuts, los mastodontes y los camellos, la dieta de los grandes depredadores se hizo más flexible y tuvieron que empezar a buscar otro tipo de alimento.

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De hecho, estudios previos habían determinado que los coyotes menguaron un 20 por ciento luego de la extinción de estos herbívoros, y para poder sobrevivir, se adaptaron a las nuevas condiciones y cambiaron su estilo de vida.

Siguiendo estos hallazgos, es poco probable que la competencia por las presas entre los carnívoros diera lugar a la extinción de fauna de gran magnitud que ocurrió en el Pleistoceno. Los investigadores explican esto partiendo de que los ambientes de caza para la variedad de depredadores de la época eran diferentes: mientras que uno prefería perseguir a sus presas en campos abiertos, otros las acechaban en zonas boscosas.

“Los isótopos de los huesos sugirieron previamente que las dietas de los gatos con dientes de sable y los lobos calamitosos se superponían por completo, pero los isótopos de sus dientes dan una imagen muy diferente.

Los gatos, incluidos los gatos con dientes de sable, los leones estadounidenses y los pumas, cazaban presas que preferían los bosques, mientras que eran los lobos terribles los que parecían especializarse en comederos de campo abierto como bisontes y caballos. Si bien puede haber habido cierta superposición en lo que se alimentaron los depredadores dominantes, los gatos y los perros cazaron en gran medida de forma diferente entre sí”.

Durante la última década, la paleontóloga se encargó de estudiar los dientes de diferentes especies ya extintas como leones americanos, gatos con dientes de sable y lobos calamitosos, así como también los dientes de animales antiguos que aún existen en nuestros tiempos. Entre ellos, los lobos grises, los pumas y los coyotes. Su nueva investigación también ha permitido entender por qué depredadores tan temidos como los dientes de sable se extinguieron y en su lugar quedaron depredadores más pequeños y los carroñeros oportunistas.

DeSantis menciona también que los depredadores actuales que se encuentran en América del Norte, como los lobos y los pumas, escaseaban durante el Pleistoceno. Sin embargo, ante la extinción de los grandes depredadores, estos pasaron a ser dominantes.

“Cuando se extinguen grandes depredadores y presas, no solo mengua su tamaño, sino que cambian su dieta básica y empiezan a buscar carroña para convertirse en los oportunistas que conocemos hoy en día”.

Actualmente, DeSantis participa en una investigación separada cuyo objetivo es determinar la causa específica por la que desaparecieron estos depredadores gigantes, o si bien fue una combinación de factores como el cambio climático y la llegada de los humanos.

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