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Invitados del Instituto de México en el Woodrow Wilson Center expresaron el lunes sus opiniones sobre las potenciales consecuencias de un eventual cierre de la frontera entre Estados Unidos y México, un tema que tiene en vilo a ambos lados después que el presidente Donald Trump advirtiera una vez más que esa podría ser una opción para contener el flujo migratorio irregular.
En la conversación telefónica participaron el exembajador de EE.UU. en México y Argentina, Earl Anthony Wayne; el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Arizona, Glenn Hamer; la vicepresidenta de negocios en la Cámara de Comercio de San Diego, Paola Avila; y el director del instituto Christopher Wilson.
El tema migratorio es vital para el presidente Trump desde su campaña en 2016 para llegar a la Casa Blanca. Trump define lo que ocurre en la frontera sur como una «creciente crisis humanitaria y de seguridad».
Tanto Trump como funcionarios de la Casa Blanca sostienen que por la frontera sur entran drogas y delincuentes provenientes de diferentes países de la región que ponen en peligro al país.
«Cerrar la frontera con uno de nuestros socios más grandes tendría consecuencias económicas catastróficas (…) Necesitamos ser creativos en términos de obtener recursos para nuestros puertos de entrada», dijo Hamer, de Arizona, durante la conferencia telefónica.
«Podemos aumentar el comercio y abordar la seguridad de Estados Unidos, pero debemos hacerlo en coordinación con nuestros socios cercanos», aconsejó Hamer.
«Cerrar la frontera no aborda el tema de la migración. No es el camino a seguir, ya que perjudicaría directamente a las empresas y los consumidores estadounidenses», dijo durante la conferencia telefónica Avila, en representación de la Cámara de Comercio de San Diego. Expresó que los mayores costos los pagarán los consumidores.
«No son solo los productos, sino que la fuerza laboral estadounidense e incluso el medio ambiente experimentan las consecuencias de la desaceleración de la frontera, y de un posible cierre», indicó Avila.
Explicó, por ejemplo, que ya se sienten «aumentos en los tiempos de espera en la frontera, tanto en los puertos de entrada de pasajeros como de carga, lo que afecta negativamente a nuestra región fronteriza».
Wayne, que ha servido en el pasado como embajador estadounidense en México y Argentina, enfatizó en que «es crucial» la necesidad de trabajar con México, como socio que es de EE.UU.
«La solución real aquí es hacer que trabajen duro los dos gobiernos juntos para encontrar soluciones a este difícil problema de la emigración, el difícil problema de drogas, de armas y de dinero que está cruzando ilegalmente en ambos sentidos», enfatizó Wayne.
El tema migratorio volvió a titulares el domingo, cuando se conoció de la renuncia de la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen. Trump anunció en un tuit, el domingo, que Kevin McAleenan, comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, se convertirá en director interino del departamento.
El gobierno estadounidense no oculta su frustración creciente por la avalancha de familias centroamericanas que continúan llegando a la frontera sur de Estados Unidos.
La opinión de otros expertos
Expertos consultados la pasada semana por la Voz de América sostienen que cerrar la frontera sería «muy perjudicial» para ambos países.
El analista Geoffrey Gertz, del Instituto Brookings, dijo que procesos de producción como el de la industria automotriz estaría entre las más afectadas por un eventual cierre de la frontera. Señaló entre los que estarían igualmente perjudicados al sector agrícola, particularmente la importación de productos frescos como frutas y verduras procedentes de México.
«Creo que los consumidores estadounidenses sentirían eso rápido», dijo Gertz a la VOA. «Eso sería realmente un estrangulamiento en esas economías locales», agregó.
El analista político Cristóbal Ramón, de Bipartisan Policy Center, dijo a VOA Noticias que una medida de ese tipo lo que haría es «exasperar» la situación existente. También señaló que en lo económico sería «un impacto» que podría resultar «un revés» en el Congreso y el sector privado.
«Creo que se va a encontrar muchos problemas operativos», dijo Ramón.
También explicó que podría ser un adelanto de lo que quiere Trump ejecutar para la campaña presidencial de 2020: «Una vez más, enfocándose en sus áreas centrales, que es la inmigración».
«Los mismos flujos llegando a la frontera de Estados Unidos con México. Y él diría, ‘sabes, necesito cuatro años más para construir el muro, para continuar con la seguridad en el país, para poder lidiar con esto'», expresó el analista.