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Visita de Bolsonaro a Washington oficializa el alineamiento ideológico entre Brasil y EE.UU.

El presidente Jair Bolsonaro enfrenta este 19 de marzo la cita diplomática más importante de su carrera política: se reunirá con Donald Trump en la Casa Blanca para estrechar los lazos políticos, económicos y estratégicos entre Brasil y EE.UU.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a su llegada al Palacio del Planalto, en la ciudad de Brasilia.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a su llegada al Palacio del Planalto, en la ciudad de Brasilia. Joédson Alves / EFE
Fuente :  https://www.france24.com  / Valeria Saccone



 

“Por primera vez en mucho tiempo, un presidente brasileño que no es antiestadounidense llega a Washington”, comentó Bolsonaro apenas pisó Washington desde su cuenta de Twitter, que sigue siendo su medio de comunicación preferido. “Es el comienzo de una asociación por la libertad y la prosperidad, como los brasileños siempre desearon”, añadió el mandatario brasileño, que llegó el domingo 17 de marzo acompañado por seis ministros, entre ellos Paulo Guedes (Economía) y Sérgio Moro (Justicia). Fiel a su estilo, Bolsonaro, que se declara admirador de EE.UU., destacó que la visita no costará “un centavo a las arcas públicas” de su país.

 

 

Uno de los asuntos más importantes de esta reunión bilateral será la firma del Acuerdo de Salvaguardas Tecnológicas, que permitirá el uso comercial de la base de lanzamientos aeroespaciales de Alcántara, en el Estado de Maranhão. Tras la formalización, Brasil podrá ganar unos 10 billones de dólares por año, según datos del Ministerio de Defensa, gracias el alquiler de este local para el lanzamiento de satélites.

Sin embargo, el acuerdo tendrá que ser aprobado también por el Congreso brasileño. Los precedentes no son halagüeños. En el año 2000, un convenio parecido entre Brasil y EE.UU. fue firmado por el presidente Fernando Henrique Cardoso y posteriormente tumbado por el Parlamento, incluso gracias al voto del entonces diputado Jair Bolsonaro, que se mostró en contra de este tipo de colaboración estratégica.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, hace gestos durante una ceremonia de presentación de credenciales para varios nuevos diplomáticos en el Palacio de Planalto en Brasilia, Brasil, 8 de marzo de 2019. Adriano Machado / Reuters

La crisis en Venezuela, uno de los puntos candentes de la agenda

Otro tema candente será la crisis venezolana, primordial para los intereses de Estados Unidos en América Latina. Es posible que Trump explore la disponibilidad de Brasil para apoyar una eventual intervención en Venezuela, cuando ha reiterado que “todas las opciones están sobre la mesa”. Pero el Ejército brasileño ya ha rechazado rotundamente esta posibilidad en varias ocasiones además de que la política exterior de Brasil tiene una tradición de no intervención en los conflictos de la región.

Además, según reconocen fuentes del Ejército, no hay suficiente equipamiento bélico para sostener una confrontación armada. De hecho, en octubre de 2015 el Ejército de EE.UU. donó a Brasil 50 tanques blindados.Más recientemente, en mayo de 2018, Washington ofreció a Brasil 120 obuses y 200 vehículos blindados, y en octubre del mismo año fueron enviados 96 blindados usados desde EE.UU.

Otro de los resultados esperados de la cumbre Trump-Bolsonaro es que se establezcan alianzas estratégicas en las áreas militares, aerospaciales, de seguridad e inteligencia. Además, el Gobierno de EE.UU. debe oficializar la designación de “aliado importante no OTAN” para Brasil, un reconocimiento que de momento solo ostenta Argentina en América Latina.

Países como Nicaragua, Cuba, China e Irán también serán contemplados en las reuniones oficiales.

Influencia china, visados y financiación a pequeñas empresas, los acuerdos sobre la mesa

Otra de las preocupaciones de Estados Unidos en la región en la creciente influencia de China. Es muy probable que Washington presione a Bolsonaro para que vete la compra de móviles del gigante de las telecomunicaciones Huawei, acusado de espionaje. “La ascensión de China genera un malestar en la civilización occidental”, afirmó el ministro de Economía, Paulo Guedes, durante una conversación con periodistas en Washington.

También se espera que mañana Bolsonaro anuncie que los ciudadanos estadounidenses ya no necesitarán un visado para visitar Brasil. No obstante, no se trata de una medida recíproca. Los brasileños seguirán precisando una autorización para entrar a los EE UU. El año pasado, el 12,73% de las peticiones de visado fueron denegadas.

Otros acuerdos que pueden ser aprobados en las próximas 24 horas prevén la creación de un foro de ejecutivos y de un fondo para financiar pequeñas empresas que actúen en la área de sustentabilidad en la Amazonía. Además, Bolsonaro no olvida su base aliada: en la noche del 17 de marzo participó en una cena con los conservadores y debe conceder una entrevista a la prensa evangélica.

Por lo pronto, este 18 de marzo Jair Bolsonaro ha incluido en su agenda una visita no prevista a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en compañía de su hijo Eduardo Bolsonaro, el diputado más votado en las últimas elecciones, y del ministro de Justicia Sérgio Moro. El Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) de la Presidencia señala que la razón de esta visita “está ligada a la importancia que el presidente atribuye al combate del crimen organizado del narcotráfico”.

¿Cuáles serán los temas principales de la visita de Jair Bolsonaro a Washington?

Empresarios consideran la cumbre Trump – Bolsonaro como una reunión meramente simbólica

Mientras tanto, la prensa brasileña se muestra muy escéptica en relación a la primera visita oficial de Bolsonaro a Estados Unidos. Para ‘Folha de Sao Paulo’, uno de los principales periódicos brasileños, reporta muy “pocos resultados prácticos”. El periódico vaticina que el mandatario de Brasil fracasará en su aspiración de conseguir el apoyo formal de Trump para la candidatura de Brasil a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), una  reivindicación que se remonta a 2017.

El secretario de Estado Mike Pompeo está a favor, pero la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos se opone. Es posible que Bolsonaro pida directamente apoyo a Donald Trump en esta cuestión y no se puede descartar que el presidente de EE.UU. acate su pedido, en un gesto impulsivo típico de su estilo de Gobierno y a pesar de la resistencia de sus asesores.

Según ‘Folha de Sao Paulo’, es poco probable que se hagan realidad acuerdos comerciales como el de libre comercio o el fin de la tributación doble. En los bastidores, los empresarios brasileños reconocen que están decepcionados por la falta de anuncios concretos en la agenda comercial. Esperan que se produzca un simple protocolo de intenciones.

Por esta razón, empresarios e inversores consideran la reunión entre los dos presidentes como algo meramente simbólico, tan solo un primer paso para profundizar las relaciones comerciales entre los dos países. Tampoco se va a firmar en esta ocasión el acuerdo de reconocimiento mutuo de operadores económicos autorizados, que debe facilitar los trámites de importación y exportación para un grupo selecto de empresas. “Los mercados muestran escepticismo, no confían en que se firme un acuerdo importante, concreto. Nada que mude los precios en activo”, señala Filipe Carvalho, analista de la consultora Eurasia.

Finalmente, no hay previsión de que el Gobierno de EE.UU. apruebe en esta ocasión el ‘Global Entry’, un tratado que permitiría la entrada libre de viajeros brasileños frecuentes. Es un acuerdo que favorecería a empresarios y personas de alta renta que tienen negocios o propiedades en Estados Unidos. La previsión es que el acuerdo sea aprobado solo después de la visita de Bolsonaro, incluso porque precisa superar un procedimiento burocrático dentro de Brasil.

Otro de los ‘no-logros’ de este encuentro bilateral ataña el lobby agrícola, el sector económico más importante de Brasil. No cabe esperar que Washington reabra el mercado estadounidense a la carne bovina procedente de Brasil. Era la principal reivindicación de la ministra de Agricultura, Tereza Cristina Corrêa. La importación de la carne brasileña fue suspendida en junio de 2017 después de que fuera lanzada la Operación ‘Carne Fraca’, que mostró graves irregularidades en algunas empresas brasileñas del sector.

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