En 2018 el número de turistas internacionales que llegaron a los países de la región bajó 2% respecto a 2017, contrastando con las alzas de 4% y 3% que registraron América del Norte y del Sur, respectivamente.
Fuente: https://www.centralamericadata.com
Según el reporte de la Organización Mundial del Turismo (OMT) presentado el 21 de enero, los resultados registrados el año pasado en Centroamérica obedecen en parte, a los comportamientos en algunos países, pues en los casos de Panamá y Nicaragua se registraron bajas en la actividad turística.
Reseña el comunicado de la OMT que «… Las Américas (+3%) recibieron 217 millones de llegadas internacionales en 2018, con resultados mixtos en todos los destinos. El crecimiento fue liderado por América del Norte (+4%) y seguido por América del Sur (+3%), mientras que América Central y el Caribe (ambos -2%) obtuvieron resultados muy variados».
Días atrás autoridades panameñas informaron que en 2018 se registraron 141 mil turistas menos que en 2017, ya que el número de visitantes que llegó al país en los últimos dos años cayó de 5.759.280 a 5.617.948.
Empresas dedicadas al turismo en Nicaragua reportaron dificultades el año pasado, dado que la crisis política que atraviesa el país desde abril de 2018 ha ocasionado múltiples pérdidas para el sector. Según el último informe del Banco Central, al pasado mes de octubre se registró una caída interanual de 22% en la actividad económica de los hoteles y restaurantes.
No todo fue retroceso en la región, pues en el caso de El Salvador se registraron buenos números. Según el Ministerio de Turismo las divisas generadas en 2018 sumaron $1.417 millones, 12,7% más que lo reportado en 2017, y el número de turistas que llegó al país creció de 2,2 millones a 2,5 millones, para los años en cuestión.
Ver también «Optimismo para el turismo en El Salvador«
Respecto a las perspectivas para el turismo a nivel global que la OMT identifica para 2019, destacan aspectos positivos como el precio del petróleo más estable, mejor conectividad aérea y fuerte demanda de los mercados emisores emergentes.
Los riesgos previstos para el sector son una ralentización económica, tensiones geopolíticas y comerciales, la incertidumbre en inversores y viajeros.