A finales de los sesenta, Chattanooga era conocida como ‘la ciudad más sucia de América’, aquejada por la peor contaminación atmosférica de la nación por culpa de una industria sin límites. Desde entonces ha hecho limpieza y hoy ocupa titulares en la prensapor ser una de las ciudades más verdes del país. Con una flota de autobuses eléctricos, kilómetros de parques ribereños y uno de los programas de bicicletas compartidas más amplios de la región, es un modelo de sostenibilidad para otras ciudades y en uno de los mejores lugares de Estados Unidos para disfrutar de las actividades al aire libre.

Diversión ribereña en Chattanooga

Para reconocer el terreno no hay nada como recorrer los 21 km del Tennessee Riverpark, que se extiende desde la Presa Chickamauga Dam al noreste del centro hasta el pie de Lookout Mountain en el suroeste de la ciudad. Se atraviesan humedales y bosques caducifolios, pasando ante parques con gente tomando el sol y enormes restos de viejos edificios industriales. Es buena idea alquilar una bicicleta en una de las múltiples estaciones ribereñas de Bike Chattanooga’s.

Muchas de las atracciones más populares de la ciudad están junto al río. Un buen plan es visitar el enorme Tennessee Aquarium, considerado uno de los mejores acuarios del país.Allí, la exposición River Journey, de 12 plantas, sigue el recorrido de una gota de aguadesde los Apalaches hasta el golfo de México, y se pueden ver nutrias y crías de caimanes, esturiones y enormes tortugas caimanes de aspecto primitivo. Destacan un mini bosque lleno de lémures curiosos y el gélido hábitat de los pingüinos. Planeándolo con antelación, se puede participar en uno de los cruceros fluviales periódicos del acuario o en un circuito del vecino Conservation Institute, un centro de investigación científica de agua dulce.

Si se viaja con niños es buena idea visitar el Creative Discovery Museum, donde toda la familia podrá aprender más sobre la naturaleza y la sostenibilidad observando una colmena de abejas a tamaño real, disfrutando de una exposición en el río con barcos de juguete incluidos, y atendiendo clases de cocina a base de ingredientes del huerto de la azotea del museo.

A los más pequeños (y también a los adultos) les encantarán los parques ribereños del centro. En el lado sur, cerca del Tennessee Aquarium, está Ross’s Landing, con un muelle, un parque infantil y senderos junto al río para pasear. Después se puede cruzar el puente peatonal Walnut Street Bridge, restaurado, hasta Renaissance Park, con 9 Ha de humedales y senderos naturales señalizados. El vecino Coolidge Park incluye un maravilloso tiovivo de 1894 con 52 animales tallados a mano. Con el buen tiempo, los fines de semana estos parques se llenan de parejas que pasean, familias que van de pícnic y adolescentes que juegan al frisbee, un gran retrato de la renovación de la ciudad.

También es posible disfrutar del río por cuenta propia alquilando un kayak en L2 Outside y remando hasta Maclellan Island, un santuario propiedad de la Chattanooga Audubon Society. Allí, en pleno centro de Chattanooga, se puede vadear hacia la orilla para observar colonias de garzas azuladas, patos que anidan y alguna que otra nutria juguetona. Con el material necesario, se puede acampar para pasar la noche contemplando el reflejo de las luces de la ciudad sobre el agua con el canto de los grillos.

Excursiones, escalada y otras actividades en Tennessee

En las afueras de Chattanooga hay montes y gargantas con la mejor oferta excursionistade Tennessee. Para los no iniciados en los deportes de aventura, el programa Outdoor Chattanooga ofrece eventos al aire libre. Su ruta guiada en bicicleta Mountain to Town lleva a los ciclistas hasta la cima de la Lookout Mountain, y después recorre los senderos de los bosques de vuelta a la ciudad.

Los más expertos pueden ir por su cuenta. Al sur de la ciudad se halla el extremo sur de la Cumberland Trail, una ruta que recorre más de 320 km a lo largo del escarpe oriental de la meseta de Cumberland. Las secciones Signal y Edwards Point de la ruta ofrecen una intensa excursión de un día de 13,5 km, atravesando gargantas y bosques de tsuga, cruzando cascadas por puentes colgantes. La recompensa son espléndidas vistas del cañón del río Tennessee y, en primavera, un sinfín de flores de trillium, madreselvas, laurel de montaña y azalea.

Lookout Mountain, a caballo entre Georgia, Alabama y Tennessee, es una atracción popular desde hace más de 100 años. Sus puntos de interés y actividades (algo cursis) incluyen las Ruby Falls, las cascadas interiores más largas del mundo, iluminadas con luz púrpura, un tren cremallera para toda la familia, y los jardines de Rock City, inspirados en los cuentos de hadas, desde donde se alcanza a ver siete estados los días despejados.

La escalada en roca es otro pasatiempo popular de la zona gracias a la abundancia de riscos de arenisca, a un breve trayecto en coche desde la ciudad. Varios centros de escalada locales, incluido High Point Climbing, ofrecen servicios de guías. Quien no tenga miedo a las alturas puede atreverse con el parapente y sobrevolar el mosaico verde del valle del Sequatchie; un enclave de aficionados a este deporte, el ala delta y el paracaidismo.

La oferta al aire libre se amplía en Chickamauga & Chattanooga National Military Park con más de 60 km de senderos. Los más aventureros pueden ir de excursión al parque por la Guild-Hardy Trail de la Lookout Mountain, una antigua vía de ferrocarril. Algunas de las batallas clave de la Guerra de Secesión tuvieron lugar aquí en 1863, y la Historical Trail, de 18 km, serpentea entre placas y monumentos que narran la lucha por el control de Chattanooga, considerada la ‘puerta del sur profundo’.

Descansar y comer bien en Chattanooga

Con tanta actividad, lo normal es cansarse y conviene darse un respiro. Pensado para escaladores y excursionistas, el The Crash Pad es un albergue-boutiquecon literas de estilo rústico y habitaciones privadas, además de un montón de zonas comunes donde relajarsey repasar las aventuras del día. El personal conoce bien los mejores sitios para ir de excursión, escalar, practicar kayak y otras actividades, solo hay que preguntar. El bar restaurante de al lado, Flying Squirrel, sirve comida de pub a base de ingredientes locales, como los tacos con muslos de pollo a la cerveza, procedentes de una granja de la Cordillera Azul. También se puede ir a Terminal Brewhouse a tomar cervezas artesanales de tipo copper ale y weissbier.

Los miércoles, el Main Street Farmer’s Market del centro vende un montón de productos locales, alimentos y artesanía; desde fresas ecológicas a kimchi de producción limitada, miel biodinámica y queso sin pasteurizar. Es un buen sitio para descubrir el gran ambiente ecológico de la ciudad.

Si visitar Chattanooga convence al viajero para llevar una vida más verde y más limpia, puede poner un poco de su parte colaborando con la organización sin ánimo de lucro Wild Trails, que ofrece la opción de colaborar en el mantenimiento, limpieza y creación de senderos, así como conocer a lugareños que trabajan por la sostenibilidad e incluso llevarse a casa un par de ideas para mejorar la ciudad donde uno vive.