Cuando vives en las Montañas Great Smoky rodeadas de bosque, sabes que pueden ocurrir incendios forestales en algún momento, así es como funciona la naturaleza. Solo puedes esperar que tu dirección no termine en la lista de llamadas de emergencia.
Fuente: https://m.lagranepoca.com
Para Rob Holmes y su familia, la esperanza se vio frustrada, cuando su propiedad en el este de Tennessee quedó rápidamente rodeada por un violento incendio, que se convirtió rápidamente en una situación de emergencia.
Tuvieron que huir para salvar sus vidas, llevándose consigo a sus cuatro perros y al gato de la familia. Pero tuvieron que dejar a Charles, el cerdo mascota. Con un peso de 90 kilogramos, era demasiado pesado para cargarlo.
Rob, de 47 años, padre de tres hijos, dijo: “Apenas salimos con vida, fue cuestión de segundos. Saltamos por encima de líneas eléctricas caídas que se rompían, las chispas volaban, las llamas se acercaban y apenas podíamos ver a través del humo. No había tiempo para volver a buscar a Charles y pesa demasiado para cargarlo”.
“Mi hija gritaba:’¡Papá! ¿Qué hay de Charles?’. Pero había un muro de fuego que venía sobre nosotros como un gigantesco maremoto a ambos lados. Fue como conducir por el infierno. No podía volver a por Charles. Estaba inconsolable. Todos nos sentíamos muy mal por dejarlo. Es parte de la familia”.
Andrea, de 15 años de edad, cuidó a Charles durante 3 años y pasó la noche desesperada.
Los vecinos llamaron al día siguiente con la demoledora noticia de que su casa fue arrasada hasta los cimientos por el incendio, no quedó nada.
La familia regresó a la escena al día siguiente y mientras observaban los escombros ardientes, escucharon un “oink” familiar que venía de un montículo de tierra.
El ingenioso cerdo de 90 kilogramos cavó una trinchera, luchado contra las llamas con sus pezuñas, lo que le provocó algunas quemaduras.
Pero milagrosamente, sobrevivió al calor de un horno de 800 grados que derritió hasta los autos.
“Cuando llegué, no podía creer lo que veían mis ojos”, dijo Rob. “Charles cavó en la tierra para sobrevivir. Dios nos permitió quedarnos con Charles. ¿De qué otra forma podrías sobrevivir a temperaturas de 800 grados? Las llantas de aleación del coche se derritieron”.
Aparte de unos pocos pelos chamuscados, pezuñas quemadas y deshidratación, salió ileso del montículo de tierra. Se vio un poco afectado por el humo y sufrió problemas respiratorios, por lo llevaron al Hospital Veterinario de la Universidad de Tennessee para su tratamiento y recuperación.
Charles regresó con la familia y que se fue a vivir a la casa de la abuela, donde obtuvo un corral nuevo.
Bien hecho, Charles, por cavar en medio de una situación que desafía a la muerte. ¡Eres un verdadero superviviente!
“Perdimos todo lo material”, dijo Rob, “pero teníamos lo más importante, nuestras vidas”.