Reconocer, lo que se dice reconocer, fracasos o errores de fondo, por llamarlos de alguna manera, relativos a los planes estratégicos, programas sociales y de desarrollo, o acciones gubernamentales especificas, es algo que Hugo Chávez nunca hizo en los catorce años que estuvo en el poder. Tampoco su sucesor, Nicolás Maduro, lo había hecho en estos seis que transcurren, hasta hace un unos días. Y es que siempre cabe la posibilidad de qué, ademas de un ¡por ahora!, haya un ¡hasta ahora!.
Nos referimos a las, todavía calientes, declaraciones del actual Presidente de Venezuela, tras ensalzar la figura de Alí Rodríguez, quien era embajador en Cuba y alto funcionario del chavismo, con motivo de sus exequias, después de fallecer como consecuencia de una larga enfermedad que lo venía aquejando. De él, dijo Maduro, que fué el conjurador del sabotaje petrolero de comienzos de este siglo y el gran fundador de la nueva PDVSA; la gran obra de Alí que, lamentablemente, una mafia había destrozado en los últimos años. Además, agregó sin mayores detalles, que la Fiscalía General de la República, junto al Poder Judicial, estaban ventilando varias causas contra los responsables de lo que fue “la podredumbre en que cayó la nueva Pdvsa después que Alí entregó y fue a cumplir otras tareas”.
Se pueden sacar varias lecturas de esas declaraciones. Una, por lo demás obvia, sería la de que el funeral de Alí Rodríguez, un hombre del que se ha resaltado, igualmente, su honestidad, asi como su fidelidad al chavismo, era la circunstancia ideal para ofrecerlas; la esperada, si se quiere, pues permite la coyuntura perfecta para separar la PDVSA refundada por Chávez, con ocasión de la crisis petrolera de finales 2002 y comienzos del 2003, de la otra más posterior; la corrompida por mafias de última hora. En este sentido, se debe recordar que la corrupción no está solo referida al dinero tomado de los erarios públicos para fines propios o de terceros, sino tambien a la alteración de la forma o estructura de algo mediante usos viciados y practicas abusivas. De ambas, el resultado de lo que es PDVSA hoy en dia, habla por si solo.
para digerir esta version, lo encontramos en el tiempo que llevan esas mafias o tribus manejando la “nueva” PDVSA y la corrupción campeando a sus anchas, pues no es algo de ahora mismo, ni del año pasado, ni de los seis últimos, sino más bien acuñado desde su mismo renacimiento. Es ese el pecado original de la PDVSA chavista. Y para quien nos replique que en el paraiso socialista, no existen Adán, ni Eva, les recuerdo que aun queda la serpiente.
Otra interpretación mas simple y estoreotipada, sería ver en el discurso de Maduro, sobre todo, en la referencia a las acciones empredidas por la fiscalía ante los tribunales, contra directivos de la estatal petrolera, un mensaje de calma y tranquildad dirigido a la opinión publica internacional, tratando de frenar la ola de criticas y acusaciones por corrupcion, de varios paises, a su gobierno. Esta sería la razòn, igualmente, por la cual estas declaraciones tienen lugar ahora y no se hicieron hace uno o dos años atrás, cuando el propio Maduro asomó a la prensa los nombres y apellidos de algunos altos funcionario de PDVSA que se encontraban detenidos bajo averiguación,
Pero lo que realmente debemos resaltar por ser lo único verdaderamente importante, asi como lo menos fácil de ver, no obstante su trascendencia, es la confesión en si misma, que encierran las palabras de Nicolás Maduro al reconocer, aunque sea solapadamente, bajo la inocente excusa del surjimiento de mafias repentinas que aparecieron en PDVSA de la noche a la mañana, la debacle de la industria petrolera venezolana con todo lo que ello significa. Es la admisión, aunque trate de ocultarse bajo la emoción de un panegírico a Alí Rodriguez, de que después de veinte años gerenciando y manejando la empresa estatal y ,por ende, el monopolio de los hidrocarburos, el chavismo y el socialismo del siglo XXI fracasaron rotundamente. Es la aceptación, por otra parte, de que el país como proyecto político, social y económico también se malogró, pues PDVSA, su empresa mas importante, la gallina de los huevos de oro, que generaba mas del noventa por ciento de las divisas, fue saqueada y devastada.
No hace falta, oída esa confidencia como testigo de cargo que es el presidente Maduro, hacer ningún otro comentario sobre el resto de las políticas publicas implementadas a través de diferentes actores, como institutos, ministerios o empresas del estado, bien sea para el suministro eléctrico, la telefonía, transporte o metro, bancos estatales creados con fines populares, las desaparecidas misiones sociales, las escuelas publicas, etc., para ponerle titulo definitivo de cierre a lo que todo el mundo sabe o por lo menos suponía, como lo es el colapso de tales organismos y dependencias por la misma suerte de PDVSA. Tampoco vale ya la pena, seguir recordando casos como el del avión de PDVSA que aterrizó en Argentina, hace ya mas de una década, con Antonini Wilson llevando el maletín de los ochocientos mil dolares para la campaña de Cristina Kirchner, pues ya Maduro lo explicó todo.
La de Maduro es la primera confesión realizada por un alto representante del chavismo; de hecho, desaparecido Chávez, el mas importante de todos. No estamos hablando de unos nombres dados a la prensa para que nos entretengamos con ellos, como otras veces, pues en esta ocasión ni siquiera hacían falta, ya que venían circulando en los medios desde hacia unos días; se trata de la asunción por el régimen, con todo lo que ello implica, del descalabro y derrota que Chávez y su proyecto político, continuado por Maduro, han sufrido.
Como suelen dicen los abogados, a confesión de parte, relevo de pruebas.
José Luis Méndez La Fuente. Abogado Constitucionalista y Analista Político / e-mail: xlmlf1@gmail.com