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Trump cumple su mayor promesa con el nuevo tratado de libre comercio de Norteamérica

El presidente de EE.UU. consigue imponer sus condiciones a Canadá, que acepta el acuerdo a última hora

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en la Asamblea General de Naciones Unidas

 

 

 

Fuente: https://www.abc.es / David Alandete


El órdago lanzado por Donald Trump a México y Canadá ha resultado ser un éxito para el actual inquilino de la Casa Blanca: ambos países se han plegado a las exigencias del presidente norteamericano para renegociar un histórico tratado de libre comercio en condiciones ventajosas para EE.UU. El plazo para alcanzar un acuerdo vencía el 1 de octubre y Canadá se resistió hasta el último momento, pero finalmente cedió, ante el riesgo de quedar excluido de un pacto ya cerrado por sus otros dos socios comerciales. De este modo, la estrategia de Trump de supeditar la diplomacia a las relaciones comerciales le brinda un triunfo ante las cruciales elecciones legislativas del 6 de noviembre.

«Este es el mayor acuerdo comercial de la historia de EE.UU.», dijo hoy Trump en un anuncio formal desde la Casa Blanca, rodeado por la plana mayor de su Gobierno en materia de economía. «Hasta ahora, México y Canadá podían importar las partes de sus automóviles de otros países como China con precios muy baratos, los montaban y los vendían aquí en EE.UU. sin pagar impuestos. Las empresas cerraban, se estaban destruyendo empleos, había despidos. Eso se ha acabado».

Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha sometido a EE.UU. a una revolución en materia comercial, con efectos aún inciertos para la economía. A la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) se une la modificación del pacto con Corea del Sur, la cancelación de las negociaciones comerciales con la Unión Europea y una guerra económica con China, a cuyos productos la Casa Blanca ha impuesto aranceles por valor de 250.000 millones de dólares (220.000 millones de euros).

Apoyado por los votantes

Durante la campaña electoral de 2016 Trump hizo de la renegociación de NAFTA su principal propuesta, alegando que el libre comercio ha destruido cinco millones de puestos de trabajo en la industria de EE.UU. y ha costado uno de cada cuatro empleos en el sector del automóvil. Los economistas, sin embargo, argumentan que parte de esa destrucción laboral no la ha causado NAFTA, sino la mejora de la eficiencia tecnológica en las fábricas, que requieren ahora menos mano de obra y dependen más de robots en las cadenas de montaje.

Precisamente el actual presidente pudo llegar a la Casa Blanca por su buen resultado en los Estados donde tradicionalmente se han concentrado esas fábricas: Pensilvania, Ohio y Michigan, donde Hillary Clinton contaba con una fácil victoria. Estos Estados sufrieron más que otros la gran crisis económica que comenzó en 2008. Gracias a ellos, Trump ganó en el colegio electoral a pesar de lograr tres millones de votos menos que su rival.

El júbilo que hoy mostró Trump contrasta con la discreta reacción de Trudeau, que el domingo por la noche se limitó a decir que era «un buen día para Canadá». También se apunta un tanto Enrique Peña Nieto, quien abandonará la presidencia de México el 1 de diciembre y quiere dejar el acuerdo firmado antes de entregarle el testigo al populista Andrés Manuel López-Obrador. Hasta el último momento, Trump mantuvo la posibilidad de sellar un pacto de libre comercio únicamente con México. El comercio entre los países miembros de NAFTA, un acuerdo que entró en vigor en 1994, asciende a 1,2 billones de dólares anuales.

La firma del nuevo Acuerdo Comercial EE.UU.-México-Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés) se formalizará en noviembre. Posteriormente debe ser ratificado por el Congreso norteamericano, algo que puede suponer un problema para Trump si los demócratas consiguen una victoria en las elecciones de noviembre con una mayoría en la Cámara de Representantes.

Política proteccionista

Los demócratas, sin embargo, se abstuvieron hoy de criticar abiertamente un acuerdo cuya necesidad han defendido en los pasados meses. La líder de la minoría demócrata en la Cámara, Nancy Pelosi, dijo ayer que la renegociación implica «aumentar los salarios de los trabajadores, mejorar considerablemente las condiciones de trabajo y asegurar que los agricultores americanos reciben un trato justo». Según el presidente del principal sindicato norteamericano, AFL-CIO, Richard Trumka, «proteger a los trabajadores y reducir los privilegios de las multinacionales es un buen principio».

Fue el de hoy uno de los mejores días para la presidencia de Trump, quien prometió cumplir su promesa de «convertir a EE.UU. de nuevo en un titán industrial». El presidente, además, defendió su política proteccionista, toda una novedad en un país que ha sido tradicionalmente un baluarte del libre comercio. «Sin los aranceles no hubiéramos conseguido este pacto. Así que estoy determinado a seguir poniendo aranceles».

 

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