Aunque el martes intentó rectificar su afirmación al asegurar que en realidad quería decir que no creía que “no hubiera” suficientes evidencias por la injerencia del gobierno de Vladimir Putin.

La estrategia de la Casa Blanca para enfrentar la crisis política que desató el presidente Trump comenzó el mismo lunes, cuando el mandatario se reunión con el líder ruso en Helsinki, Finlandia.

Uno de los más furiosos por las afirmaciones originales del republicano fue John Kelly, reportó Vanity Fair, por lo que tomó una medida considerada extrema: pedir a representantes republicanos contradecir al presidente Trump.

Esto resulta importante y relevante, porque la posición de Kelly es justo hacer lo contrario, para proteger la agenda del mandatario.

Sin embargo, de acuerdo con tres fuentes, el funcionario consideró que, de no hacerlo, el problema del presidente Trump con la investigación del fiscal especial Robert Mueller podría se mucho más complicada.

Los congresistas Mitch McConnell y Paul Ryan siguieron el consejo de Kelly y más tarde se dio toda la aclaración sobre los dichos del presidente que supuestamente no quiso decir