El presidente Donald Trump se retractó de un plan de imponer límites a las inversiones chinas en las empresas de tecnología estadounidenses y a las exportaciones de alta tecnología a China. En lugar de eso, pidió al Congreso que mejore el proceso de evaluación existente.
El anuncio se dio tras intensas discusiones internas en relación al tema y reportes de inminentes prohibiciones a la inversión china que provocaron un fuerte descenso de los mercados financieros a inicios de la semana.
En lugar de las prohibiciones inmediatas a las inversiones chinas diseñadas para proteger a las vulnerables industrias tecnológicas de Estados Unidos, el gobierno de Trump dijo que colaboraría con el Congreso para aprobar una ley que ofrezca “mejoras” a las evaluaciones de inversiones extranjeras bajo la Comisión de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos.
El secretario del Tesoro Steven Mnuchin, quien preside el comité de inversiones, negó la idea de que el gobierno federal ha suavizado su postura luego de ver la turbulencia en los mercados financieros. Informes publicados dicen que la administración estaba por tomar una estrategia más severa.
“Para quienes dicen que esto es ser débil con China, la respuesta es no”, dijo Mnuchin a la prensa luego de comunicar la decisión. “No creo que sea una cuestión de más fuerte o más débil… La pregunta es, ‘¿eran las herramientas apropiadas’?”.
La decisión de la administración, tras semanas de tensiones crecientes entre las dos economías más grandes del mundo, probablemente fue considerada como un esfuerzo conciliatorio para minimizar los riesgos de una guerra comercial.
Trump ha acusado a Beijing de prácticas predatorias en un intento por socavar el dominio de Estados Unidos en tecnología, incluido el robo cibernético y obligar a compañías estadounidenses a entregar tecnología a cambio de entrar al mercado chino.
Estados Unidos planea imponer aranceles valorados en 34.000 millones de dólares a los bienes y servicios que importa de China el 6 de julio, pero la cantidad podría aumentar a 450.000 millones de dólares si China se niega a dar marcha atrás y toma represalias con sus propias sanciones.
La decisión fue recibida de forma positiva por miembros del Congreso que han advertido que una disputa comercial podría tener implicaciones negativas para la economía.
“La administración es sabia de hacer a un lado los planes rumorados de tomar una acción ejecutiva más amplia y contundente que pudo haber afectado a los productores y consumidores estadounidenses”, dijo el representante republicano Ed Royce, director de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.