Duque, del Centro Democrático, dio un golpe sobre la mesa al obtener 7.558.382 votos, lo que supone el 39,13 % del total y duplica así el techo marcado por Óscar Iván Zuluaga, que en 2014 fue el aspirante del partido fundado por el expresidente Álvaro Uribe.
De este modo, Duque consolida la imagen que había adquirido entre la sociedad de rostro amable del uribismo y consigue cautivar no sólo a los simpatizantes del expresidente, sino también a quienes tenían reticencias con el hombre que rigió los destinos de Colombia entre 2002 y 2010.
En 23 de los 32 departamentos de Colombia venció Duque, que sólo fue derrotado por Petro en nueve regiones, mientras que en Bogotá, el principal colegio electoral del país, se impuso Sergio Fajardo, de la Coalición Colombia, de centroizquierda. Su gran fuerza está en el departamento de Antioquia (noroeste), cuya capital es Medellín y del que es originario tanto Uribe como el padre de Duque. También recibió un fuerte apoyo en algunas de las regiones más afectadas por el conflicto armado como Norte de Santander, donde obtuvo el 61,01 % de los sufragios, Arauca (56,7 %) y Casanare (60,25 %), entre otros.
Duque ha cosechado la victoria en 23 de los 32 departamentos de Colombia
Por su parte, Petro, del movimiento Colombia Humana, consiguió 4.846.088 papeletas, lo que supone el 25,09 % del total, con el 99,76 % del escrutinio. Petro, exalcalde de Bogotá, venció en los departamentos del Vaupés, Putumayo, Nariño, Cauca, Chocó, Córdoba, Sucre, Atlántico y La Guajira, si bien perdió en la capital colombiana, uno de sus bastiones.
El político, antiguo guerrillero del Movimiento 19 de abril (M-19), consigue un hito al convertirse en el primero claramente de izquierdas en acceder a la segunda vuelta, donde tendrá el reto de atraer los votos suficientes para poder remontar a Duque y ser el presidente entre 2018 y 2022.
Hasta la fecha, el mejor resultado de un candidato izquierdista lo había conseguido Carlos Gaviria, fallecido líder del Polo Democrático Alternativo (PDA), que en 2006 obtuvo 2,6 millones de votos, aunque Uribe obtuvo una rotunda victoria en primera vuelta. Además, consigue dar un salto importante con respecto a la votación que obtuvo la izquierda en 2014, cuando Clara López consiguió algo menos de dos millones.
En tercera posición se sitúa Fajardo, que en las últimas semanas consiguió remontar más allá de lo que le vaticinaban las encuestas hasta acercarse a la segunda plaza. Fajardo, exalcalde de Medellín, se llevó 4.586.016 sufragios, lo que supone el 23,74 % del total. Sin embargo, no fue profeta en su tierra, ya que en Antioquia consiguió 731.609 votos, 28,4 % del total, lo que le sitúa muy lejos de Duque que se impuso con un contundente 53,1 % y 1.367.745 papeletas.
Durante semanas se especuló con una posible alianza de Fajardo con el aspirante del Partido Liberal, Humberto de la Calle, con quien llegó a reunirse pero con el que no llegó a un acuerdo para ir juntos a las elecciones.
Precisamente, De la Calle, exjefe negociador de la paz con las FARC, terminó en quinta posición con 398.772 votos, el 2,06 % del total, lo que significa que si se hubieran unido habrían conseguido pasar a la segunda vuelta.
En cuarta posición quedó la gran decepción de la campaña, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, del movimiento Mejor Vargas Lleras, que llegó a la carrera a la Presidencia con una notable maquinaria y el sello de haber pilotado la revolución de las infraestructuras bajo el Gobierno de Juan Manuel Santos. Sin embargo, obtuvo 1.404.172 votos, lo que implica el 7,27 % de los sufragios emitidos. Por detrás estuvo el pastor Jorge Antonio Trujillo, del movimiento Todos Somos Colombia, que se llevó 75.568 papeletas, el 0,39 %.
La no-candidata Morales, anécdota de estas elecciones
La paradoja electoral la marcó la candidata evangélica Viviane Morales, quien se retiró de la carrera electoral para apoyar a Duque, si bien no lo hizo a tiempo para que su rostro fuera retirado de las papeletas. Un total de 41.418 votantes despistados dieron su apoyo a Morales, lo que supone el 0,21 % del total.
La buena noticia para la democracia fue el incremento de la participación, ya que en 2014 la abstención rozó el 60 % y este año ha sido del 46,98 %.
Eso implica que el 53,02 % de los ciudadanos inscritos en el censo electoral votaron en la mayor participación en la historia del país, según el Gobierno.