GUADALAJARA, México — A sus 28 años, Pedro Kumamoto es un político independiente que busca ganar un escaño en el Senado. Muy temprano, en una mañana reciente, estaba tomando café en un local del centro de Guadalajara cuando se le acercó un hombre de edad madura.
“Perdón que los interrumpa, solo quería saludarlo”, dijo el hombre mientras comenzaban a brotar lágrimas de sus ojos. “Perdón que me emocione, es que eres una inspiración para todos”.
Es poco común que un político mexicano reciba esas muestras tan efusivas de reconocimiento, pero ese tipo de encuentros se han vuelto normales para Kumamoto, un indicador de cuán hambrientos están los ciudadanos de líderes alternativos en medio del creciente desencanto con los partidos tradicionales.
Kumamoto, quien se define como socialdemócrata, fue elegido como el primer legislador independiente en el Congreso de Jalisco hace dos años y ahora lidera las encuestas para un escaño en el Senado.
Forma parte de una ola de candidatos independientes que participarán en la elección del 1 de julio y que buscan enviarle una clara señal de desaprobación a los políticos.
Entre los votantes mexicanos, “hay un gran descontento con el sistema tradicional de partidos aunado a la incapacidad del Estado de responder a las crecientes demandas de los ciudadanos”, dijo Alejandro Poiré, secretario de Gobernación durante el gobierno del presidente Felipe Calderón, cuya gestión se desarrolló de 2006 a 2012. “Cada vez hay más ciudadanos”, agregó, “queriendo participar en este sistema y lo quieren hacer mediante vías alternas”.
Por ejemplo, diecisiete miembros de Wikipolítica, un movimiento juvenil de izquierda fundado en 2013, han logrado cubrir los requisitos para ser candidatos independientes en las elecciones federales y estatales, incluido Kumamoto.
“Compartimos la creencia y la consigna de que si no haces política, alguien más va a venir y la va a hacer por ti”, dijo Kumamoto al describir las metas de Wikipolítica.
Fuente: https://www.nytimes.com
El poder político tradicionalmente ha estado representado por el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó de manera ininterrumpida desde 1929 hasta 2000 y es percibido por muchos mexicanos como proclive a la corrupción.
“Nacer y crecer en un país gobernado por el PRI significa haber creído que solo había una forma de hacer política”, dijo Roberto Castillo, de 27 años, un miembro fundador de Wikipolítica, quien ahora busca una diputación local en la Asamblea Legislativa de Ciudad de México. “Esto significaba la política del compadrazgo, las relaciones por encima de la meritocracia, los logros, formación o liderazgo, y nos hicieron creer que eso estaba bien y que era aceptable moralmente”, dijo. “Pero eso está cambiando”.
Carlos Brito es otro activista joven que busca ingresar y cambiar el sistema político, en vez de condenarlo desde afuera.
El terremoto del 19 de septiembre dejó sin hogar a miles de personas en su pequeño pueblo de Jojutla, en Morelos, y los líderes locales fueron acusados de acaparar la ayuda. Brito no podía con la indignación, así que decidió postularse para alcalde. Por eso abandonó una exitosa empresa emergente digital y regresó a Jojutla.
Kumamoto y Brito dijeron que uno de los retos más grandes que enfrentan los candidatos independientes es superar la apatía de los votantes en medio del escepticismo de que el statu quo puede ser desafiado.
“Nos han logrado hacer creer esta idea lunática de que nada va a cambiar”, dijo Kumamoto. “Yo la llamo la derrota anticipada y tenemos que darnos cuenta de que eso no es cierto”, agregó.
Brito fue miembro de un fugaz movimiento estudiantil llamado #YoSoy132 que surgió en 2012 para protestar por la manipulación de los medios mexicanos durante la campaña del presidente Enrique Peña Nieto, quien asumió el poder en diciembre de ese año.
Al reflexionar sobre el gobierno de Peña Nieto, manchado por los escándalos de corrupción, un ascenso en la violencia y violaciones a los derechos humanos, Brito dijo que la lección más valiosa para los activistas jóvenes es “entrenarte a ti mismo contra la frustración”.
Brito expresó confianza en que el aumento de candidatos independientes comenzaría a tener un efecto. “Estamos ya en el funeral de esa clase dirigente”, dijo. “Y esa es una buena noticia”.
No obstante, en un sistema político que favorece a los partidos establecidos —durante las campañas, por ejemplo, los partidos tienen fondos y acceso a los medios que son garantizados por las leyes mexicanas— se espera que el desempeño electoral de la mayoría de los independientes que participan en la próxima elección sea marginal, según afirman los expertos.
“Hay un oligopolio político diseñado con altas barreras de entrada e impuesto por leyes restrictivas que nos impiden tener más Kumamotos”, dijo Poiré.
Mientras muchos de los aspirantes independientes pueden tener dificultades para ganar sus elecciones, Kumamoto se ha convertido en una fuerza política en ascenso, al menos en Jalisco.
Kumamoto, bisnieto de inmigrantes japoneses, dice que su activismo comenzó a los 19 años cuando se unió a un campamento de protesta para impedir el retiro de cientos de árboles para construir el paso a desnivel de un tren urbano. Posteriormente, se convirtió en el presidente del consejo estudiantil de su universidad.
Kuma —como es conocido entre sus colegas— disfruta de cierta celebridad en Guadalajara. Personas de todas las edades constantemente lo detienen en las calles para retratarse con él, los autos que pasan cerca tocan sus bocinas y los conductores elevan su puño como símbolo de apoyo.
En su casa de campaña en Guadalajara, un grupo de jóvenes organizaba las actividades para las próximas semanas: recaudar fondos, mítines y campañas de medios.
Sentada entre ellos estaba Susana Ochoa, de 27 años, una activista que fungió como gerente de comunicación en la campaña de Kumamoto en 2015. Con una pasión por la política y el feminismo, Ochoa dijo que sentía que era el momento de entrar al escenario por su cuenta y contender por una curul en el Congreso de Jalisco.
“Decidí hacerlo para intentar reivindicar lo que significa ser mujer, y mujer en la política de este país; para que a las futuras generaciones les sea más fácil levantar la mano, no solo en la política, sino en todos los aspectos de sus vidas”, dijo Ochoa.
También comentó que no ve el surgimiento de las candidaturas independientes como una panacea para todo lo que afecta a México, sino como una “herramienta para abrir grietas”.
Como legislador, Kumamoto ve una grieta que quiere abrir: él dice que quiere demostrar que la palabra “política” podía significar algo diferente a corrupción y robo. Él donó el 70 por ciento de su salario como diputado a una organización que impulsa proyectos de desarrollo comunitario.
Al llegar al Congreso estatal a los 25 años, supo que era importante demostrar que podía ser efectivo, a pesar de su falta de experiencia.
Reunió apoyo multipartidista para aprobar una ley en la que los partidos políticos aceptaron renunciar a gran parte de sus recursos públicos: #SinVotoNoHayDinero, es una ley estatal que recorta en más de la mitad los recursos asignados a los partidos y recalcula los recursos a futuro con base en los votos que cada partido obtenga en la elección previa.
Kumamoto también logró la aprobación de otra iniciativa para eliminar el fuero en el caso de los funcionarios electos de Jalisco. Rápidamente, las críticas sobre su falta de experiencia e ingenuidad política se terminaron.
Pero sus críticos argumentan que su popularidad está fuera de proporción y ha sido impulsada por los medios con base en su edad y estatus de independiente.
“Sus victorias legislativas hablan más del clima político y el contexto favorable que existía aquí en el estado y en el Congreso más que de la profundidad de su liderazgo”, dijo Mónica López Almedia, una diputada local del Partido de la Revolución Democrática (PRD) —de izquierda— quien se opuso a la iniciativa #SinVotoNoHayDinero, al afirmar que le causaría daño a los partidos más pequeños.
Kumamoto dice que entre sus inspiraciones políticas se encuentran el expresidente de Uruguay José Mujica —de izquierda— y los movimientos juveniles como Ocupa Wall Street. Ahora, él ha comenzado a inspirar a otros.
En un pequeño mitin en el centro histórico de Guadalajara, una manta estaba pintada con la frase: “Los remplazaremos”. Nueve jóvenes candidatos que aspiran al Congreso de Jalisco habían obtenido las firmas necesarias y estaban celebrando.
Entre ellos estaba Alejandra Vargas, de 29 años, una novata en la política con una licenciatura en Ingeniería Industrial, quien dijo que se sintió totalmente sorprendida cuando Kumamoto le recomendó que participara en la elección.
“Ni siquiera sabía qué hacía un diputado,” dijo Vargas. “Pero cuando le di una buena pensada me dije a mí misma: ‘Tú que siempre hablaste de participación como parte fundamental de la democracia, no tienes excusa para no aventarte’”.
Kumamoto estaba parado en la parte trasera de la multitud que gritaba consignas a favor de los nuevos candidatos. “Esto es de lo que se trata, de pasar la estafeta”, dijo.
Un hombre de pelo entrecano que pasaba por ahí se detuvo al ver la multitud. “No es político, es un ciudadano”, dijo Jorge González, de 63 años, al referirse a Kumamoto. “Es una persona como todos nosotros”.
González señaló que un político mexicano tradicional no monta en bici ni usa tenis, mientras que Kumamoto es famoso por esas dos características.
“Yo sí le creo; él tiene mi voto”, dijo González.