Cada vez más arqueólogos trabajan en el rescate del patrimonio cultural
Desde los pioneros estudios en el noroeste argentino hasta los proyectos de investigación que se despliegan actualmente en todo el territorio, la arqueología tiene una gran -y desconocida- tradición en la Argentina. De hecho, el famoso perito Moreno, explorador, geógrafo y coleccionista de objetos indígenas, fue el fundador del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, donde existe una división entera dedicada a la arqueología y donde han hecho escuela especialistas de la talla de Alberto Rex González.
«En verdad, el perito Moreno podría ser considerado la encarnación local de Indiana Jones, pero nada más lejos hoy que su figura de la realidad de los arqueólogos», reflexiona María José Figuerero, investigadora del Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Figuerero estudia el poblamiento temprano de la Patagonia en las cercanías de glaciares santacruceños, unos 120 kilómetros al oeste de la Cueva de las Manos.
Según subraya la arqueóloga que nació en Estados Unidos y estudió en la Universidad de La Plata, a diferencia de Francisco Pascasio Moreno, que se llevó indígenas vivos y muertos al Museo de La Plata para evaluarlos como si fueran objetos exóticos, los científicos actuales reconocen la continuidad histórica y cultural de las comunidades que habitan el territorio patagónico desde hace miles de años y participan en la restitución de los restos óseos a las comunidades originarias, tal como indican la ley y la ética de las asociaciones profesionales.
Junto con México y Perú, la Argentina es uno de los líderes arqueológicos en América Latina. La mayoría de los arqueólogos argentinos trabaja en instituciones públicas, ya sean de investigación y docencia (Conicet, universidades) como en museos u oficinas culturales y turísticas. «En los últimos tiempos, cada vez más arqueólogos trabajan en el rescate del patrimonio cultural y en la evaluación del impacto de obras constructivas, como las represas hidroeléctricas en el sur», señala Virginia Pineau, secretaria de la Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina, que cuenta con alrededor de 200 miembros en actividad.
Según distintas estimaciones, existen alrededor de 1000 arqueólogos en el país. «Hay mucho entusiasmo en los jóvenes, y cada vez más proyectos de investigación se expresan en blogs, páginas web o redes sociales. Lamentablemente, los subsidios no alcanzan para realizar campañas de investigación todos los años», se lamenta Figuerero.
«A futuro, tendría que aumentar la participación de los arqueólogos en los estudios de impacto que realizan consultoras privadas -agrega Pineau-. La idea ahora es crear una carrera de especialización en impacto para ampliar el campo laboral de los arqueólogos locales».