2018: caerá producción de petróleo y habrá menos dólares en Venezuela
Venezuela entrará en un tortuoso año 2018 con Pdvsa colapsada por la brutal caída de la producción de petróleo y del ingreso de divisas, en medio de una enorme incertidumbre económica y política que mantiene en vilo a millones de familias y a las empresas públicas y privadas.
Más allá del ritual de las 12 campanadas del 31 diciembre, en las próximas semanas se consolidará una tendencia que se ha acelerado en los últimos meses de 2017 y que se ha reflejado en una mega devaluación permanente, hiperinflación, postración de la economía y pérdida de cualquier expectativa positiva sobre el futuro.
En el centro de esta tormenta está la severa caída del ingreso petrolero de un país que fue condenado por el chavismo durante las últimas dos décadas a depender cada vez más de este volátil commodity, a la vez que deterioraba sostenidamente la capacidad de producción de Petróleos de Venezuela.
Solamente en los primeros 11 meses de este 2017 que se va, la producción total de petróleo del país se ha desplomado en 536.000 barriles por día, según reconoce el gobierno chavista.
La producción total de 1,837 millones de bpd, lo que revela es que ni siquiera ha podido cumplir con la cuota asignada al país por sus socios de la OPEP, que es de 1,972 millones de bpd.
Más que el declive de los precios ha sido la baja sostenida de la producción lo que ha contribuido al colapso del ingreso petrolero en Venezuela en los últimos años, según un análisis de las cifras disponibles.
Ni siquiera en momentos de altas cotizaciones el país pudo aprovechar al máximo la bonanza porque su industria ha estado sumida en su propia crisis de ineficiencia, burocracia desmedida, corrupción, desvío de sus funciones medulares y falta de liquidez.
Entre el cierre de 2015 y el cierre de noviembre 2017 la producción total del país retrocedió en un promedio de 817.000 barriles por día (bpd) según información oficial del gobierno de Venezuela reportada a sus socios de la OPEP, recogida en el último informe mensual del Secretariado del grupo que domina cerca de un tercio de la producción global de petróleo.
Entre octubre y noviembre pasados, el desplome de la producción venezolana fue de 118.000 bpd, según esta fuente.
No hay ningún otro país OPEP que pueda exhibir un desplome semejante, aparte del más conflictivo Iraq, que perdió 856.000 bpd en medio de sus guerras internas.
Pero, si se observan las cifras recogidas en el mismo reporte de las llamadas fuentes secundarias (agentes del mercado mundial y agencias de información), parece que en el pasado el gobierno de Nicolás Maduro en realidad estuvo inflando sus cifras de producción notificadas a los socios.
De este modo, entre el cierre de 2015 y noviembre pasado el desplome sería “solamente” de 485.000 barriles por día (bpd). Entre octubre y noviembre pasados el descenso fue de 41.600 bpd.
Ambas fuentes coinciden en que la producción actual está en 1,83 millones de bpd.
Otro indicador importante para medir tendencias es el número de taladros en operación en los campos petroleros. Los de Pdvsa han caído desde 110 al cierre de 2015 a sólo 82 en noviembre pasado, según el informe OPEP. Un desplome del 25%.
Por otra parte, las exportaciones de petróleo a Estados Unidos, el único que paga en efectivo, han retrocedido en 30% este año, en promedio.
Según los datos de la Agencia de Información de Energía (EIA) del departamento de Energía de Estados Unidos, en agosto pasado las compras brutas de petróleo a Venezuela promediaron 600.000 bpd. En todo el año 2016 el promedio fue de 798.523 bpd.
El experto petrolero Sergio Sáez, “auditor social”, jubilado de Pdvsa, ex presidente de Puertos del Litoral Central, ha estudiado durante los últimos años los resultados financieros y operaciones de la petrolera estatal.
“Mi preocupación es que en todos estos años Pdvsa ha tenido un déficit operacional en cifras realmente preocupantes. Los ingresos que obtiene por sus exportaciones en divisas no le alcanzan para honrar sus compromisos”, dice en entrevista con El Estímulo.
La empresa que es el averiado motor de la economía venezolana, proveedora de 97 de cada 100 dólares que llegan al país por exportaciones, ni siquiera tiene ya cómo aportar al Fisco.
No puede cumplir con todos sus compromisos: el aporte al presupuesto ordinario de la nación, la gran deuda con proveedores de bienes y servicios y empresas contratistas que han decidido dejar de atenderla y se ha retirado; tampoco le ha pagado dividendos a sus socios extranjeros que operan las empresas mixtas; mantiene deudas laborales con trabajadores activos y jubilados y además ya ha caído en un default, o impago selectivo con los mercados financieros por bonos de su deuda en divisas, enumera el experto.
“En el análisis que he hecho, soportado con cifras, he llegado a la conclusión de que para el año que viene la caja de Pdvsa tiene un déficit de algo así como 6.500 millones de dólares”, señala.
Pdvsa difícilmente puede aportar dinero a las reservas internacionales del país, que cierran este año en torno a $9.740 millones.
Mientras tanto, el BCV está infringiendo la ley permitiendo el financiamiento del gasto público y de Pdvsa en moneda local para ocultar ese déficit, lo que alimenta la hiperinflación. “Quien se perjudica más es el más pobre. Da tristeza ver a madres que dejan de comer por darle a sus hijos, se perjudican los niños que van a la escuela sin probar bocado”, reprocha Sáez.
Calcula que este 2017 el déficit de Pdvsa cerrará en 15.000 millones y le debe “a todo el mundo”.
Ese hueco es cubierto con el artificio contable de incrementar las deudas en bolívares “a tamaños monstruosos”, para después canjearlos a dólares a tasas más altas. Las diferencias contables de estas operaciones son anotadas como ingresos por operaciones cambiarias, pero es solo manejo de papeles, no es dinero real, señala Sáez.
Destaca en un documento de estudio que la capacidad de refino total de Pdvsa es teóricamente de 2,606 millones de bpd, dentro y fuera de Venezuela, pero, por razones operacionales, falta de mantenimiento; falta oportuna de crudo de suministros y razones económicas, para el 2018 estará operando con una capacidad de suministro de 1,137 millones de bpd de crudos y 206.000 bpd de insumos, para una producción de 1,343 MBD de diferentes productos refinados.
Pero, requerirá importaciones de 332.000 bpd de diferentes crudos y 206 miles de barriles diarios de insumos.
Según el consenso de precios estimados para 2018 por barril, “la venta de crudos y productos que realmente generan ingresos en divisas a Pdvsa $32.262 millones; mientras que los egresos representan erogaciones por $38.781 millones (por importaciones de crudos e insumos, gastos operacionales y acuerdos).
“Lo que evidencia un déficit en la caja operacional de Pdvsa estimado en 6.519 millones de dólares”, concluye Sáez.
“No puede taparse el sol con un dedo. La situación económica y financiera de la principal industria de todos los venezolanos, Pdvsa, es por demás desastrosa. Está quebrada”, agrega.
– Cifras brutales –
El también experto en petróleo y economía política Francisco Monaldi, investigador profesor del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice, profesor del IESA e investigador del centro de Política Energética de la Universidad de Columbia, señala que nadie vaticina que Venezuela logre estabilizar la producción en 2018, sino más bien se espera otro derrumbe en torno al 15% respecto a la de este año, algo “muy preocupante”.
Pese a que no hay una completa claridad de datos es posible prever ese escenario catastrófico por varias razones, apunta Monaldi: hay una muy rápida caída de la producción, según las cifras oficiales y de fuentes secundarias, de 300.000 barriles por día en los dos últimos años. “Eso es brutal”.
Y ocurre en medio del colapso del mercado interno: en medio de una depresión económica que dura tres años y ha pulverizado un tercio del Producto Interno Bruto (suma total de riqueza del país generada en forma de bienes y servicios) el consumo ha caído desde unos 800.000 bpd a menos de 500.000 bpd, en medio de una ya notable escasez de gasolina y diesel para atender apropiadamente la flota nacional.
Mientras, se está acelerando también la “caída increíble” de las exportaciones totales, a 1,4 millones de bpd y menos de 500.000 bpd netos van al mercado de Estados Unidos.
Monaldi apunta que el contrabando de combustibles deja un margen brutal, pues el contenido de una camión cisterna de gasolina vale solo 30 centavos de dólar en Venezuela y en Colombia a precios del mercado final salta a unos 38.000 dólares.
Entre el mercado interno, entre lo que se envía a los chinos y a los rusos para pagar créditos de todo tipo, y lo que se envía a Cuba, en realidad lo que se exporta quedan como 700.000 bpd.
En un reciente artículo en el portal Proidavinci, Monaldi señala que las exportaciones netas son más pequeñas, ya que Venezuela ha estado importando cerca de 200.000 bpd de costosos productos refinados y crudo ligero, para el mercado interno y como diluyentes para las exportaciones de crudo extra pesado.
Hasta ahora, Pdvsa recibía flujos de efectivo por menos de 800.000 bpd de una producción total de 2.2 millones bpd. “La severa limitación de efectivo causada por el colapso en los precios de petróleo ha empeorado una trayectoria financiera ya insostenible”.
“Si tuviéramos otra caída de 300.000 barriles estamos hablando que la parte que va a generar caja va a caer a niveles absolutamente ridículos, a 400.000 barriles diarios. Eso es una espiral de la muerte con cada vez menos caja, cada vez inviertes menos y te cae más la producción”, dice en entrevista vía Skype.
“Hace tres meses te hubiera dicho que la producción no iba a caer más porque las empresas mixtas estaban estables, creciendo, no como Pdvsa”, apunta.
Pero lo que se ha estado viendo recientemente es que la combinación de las sanciones por parte de Estados Unidos ha tenido más impacto del imaginado, pues esa sensación del default técnico ha aumentado la incertidumbre de los socios, que no están poniendo plata en las filiales locales, advierte.
Entonces estaríamos hablando de que la producción empezaría a caer en esas empresas, no a la misma tasa que en Pdvsa, “pero igual es el conjunto de factores que hace pensar que ese escenario de caída de barriles se traslade al flujo de caja, lo que sería catastrófico”, señala.
A eso hay que agregarle que los más altos gerentes de la empresa, los que sabían de petróleo cayeron presos, y ahora han designado a militares en el tren gerencial, militares que tienen que atravesar su propia curva de aprendizaje.