Los restaurantes en Miami luchan con las nuevas reglas del Covid- 19
Confusión es la palabra que mejor describe la reapertura de bares y restaurantes con las nuevas pautas estatales para restaurantes y bares, a lo que se suman las que publicara el condado de Miami Dade con más de 24 horas retraso.
El Gobernador Ron DeSantis decretó la Fase 3 en el estado, el 25 de septiembre, en la que autoriza la reapertura inmediata de todas las empresas con, al menos, el 50 por ciento de su capacidad.
La orden del gobernador establece que los restaurantes, según la orden, podrían abrir al 100 por ciento de la capacidad de asientos en el interior y el gobierno local tendría que justificar ante el estado cualquier restricción que mantenga la capacidad por debajo del 50 por ciento.
Un reportaje del Miami Herald recoge la incertidumbre con la que debieron actuar los dueños o gerentes de estos negocios en el primer día de la reapertura en Fase 3. Miami Dade publicó sus propias reglas casi las 11 pm del día siguiente.
La orden del alcalde Carlos Giménez permite a los restaurantes que los comedores en interiores se ocupen al 50 por ciento de su capacidad y pueden llegar hasta el 100 por ciento si pueden ubicarse las mesas a seis pies de distancia entre ellas o con el uso de los espacios al aire libre.
No obstante, según la regulación de la gobernación, los bares pueden ocupar el 50 por ciento, incluso si su espacio interior no permite el distanciamiento social de seis pies.
Las más de 30 horas entre esos dos reglamentos crearon una confusa situación en Miami.
Cuando se conocieron las reglas de DeSantis, con motivo del juego de la NBA, Flanigan’s, atrajo inmediatamente a una multitud de comensales.
Flanigan ordenó a sus restaurantes de Miami-Dade que volvieran al 50 por ciento de su capacidad a partir del domingo, y cerró el servicio en el bar.
“Si ves un negocio en plena marcha, es impactante. Empiezas a pensar en la propagación (COVID-19) de nuevo ”, dijo Flanigan al Miami Herald . “Ese período de 24 horas fue donde hubo la confusión”.
Según Flanigan la mitad de los clientes que veía “no tenían ninguna preocupación en el mundo. No tienen el COVID en sus mentes“. Aunque reconoció que teme que moverse demasiado rápido para llenar los negocios lleve a otro brote. “Si nuestro personal empieza a enfermarse y tenemos que cerrar de nuevo, ¿de qué nos sirve?”, dijo.
Cita el medio que en el otro extremo del espectro, Camila Ramos mantuvo su cafetería y restaurante en el centro de Miami, All Day, solo con la ocupación de las mesas al aire libre a pesar del relajamiento.