Trump pareció seguro de contar con el apoyo de los senadores republicanos, que tienen mayoría en la Cámara alta, pero sus compañeros de partido se muestran indecisos en público. Los republicanos tienen que elegir entre votar a su nominada antes de las elecciones de noviembre o esperar a que los electores confirmen o rechacen un segundo mandato de Trump.
Los senadores republicanos de mayor notoriedad están de acuerdo en elegir a la nueva jueza antes de que acabe el año. El presidente se ha precipitado a decir que anunciará su elección el viernes o “probablemente el sábado”, después del funeral de la jueza Ginsburg, y presiona a sus aliados a votar antes de las elecciones en la que, según The New York Times, sería la confirmación en el Supremo más rápida de la historia moderna.
Los senadores tendrán solo 38 días para brindar o no su apoyo a la elección de Trump, ya que no parece probable que lo quieran hacer días antes de una elección en la que algunos de ellos se juegan su permanencia en el Senado y el partido republicano el control de la Cámara alta.
Algunos senadores republicanos han pedido cautela ante un calendario tan acelerado, aunque tengan los votos necesarios.
El presidente se sintió alentado a precipitar el proceso de elección después de que los senadores Charles E. Grassley de Iowa y Cory Gardner de Colorado anunciaran que apoyarían seguir adelante con la elección. Grassley y Gardner eran dos de los tres republicanos que podían haberse opuesto ya que se negaron a considerar la propuesta del presidente Barack Obama nueve meses antes de las elecciones de 2016.