Este 18 de junio se cumplen 10 años de la reforma constitucional al sistema de justicia mexicano. Así el 18 de junio de 2008 entró en vigor el Nuevo Sistema de Justicia Penal(NSJP) y, casi de inmediato también llegaron las voces en contra, particularmente de la clase política.
En principio su implementación fue voluntaria, hasta el 16 de junio de 2016 cuando se creó el Código Nacional de Procedimientos Penales, a fin de hacer obligatoria su implementación, mientras las voces para contrarreformar seguían al alza.
Para Layda Negrete, investigadora en el World Justice Project (WJP), una organización de sociedad civil con sede en Washington D.C –quien además ha estudiado durante 20 años el sistema de justicia penal–, se trata de una transformación brutal, pues el proceso penal se transformó totalmente con mayor protección de derechos, un estándar de pruebas más elevado, pero aún con una deficiente calidad de la investigación.
Las deficiencias en las investigaciones se deben a problemas con la procuradurías, con lo cual los gobernadores han preferido denostar el NSJP en lugar de fortalecerlas y asumir la responsabilidad que les toca.
Por ejemplo, durante el sexenio de Miguel Ángel Mancera, la procuraduría de Ciudad de México logró consolidar su posición en el último lugar de confianza ciudadana a nivel nacional. Esto, a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 80 mil hogares.
Según el Inegi, el ministerio público capitalino fue considerado el menos confiable, consecutivamente, en 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017. Por ello, Mancera ha sido uno de los mayores detractores del nuevo sistema de justicia penal, argumentando que ha puesto a más delincuentes en la calle.
«Necesitamos investigación del crimen independiente políticamente y técnicamente sólida(…) Que haya conflictos entre jueces y políticos es un buen signo, porque eran la misma cosa, no había otro poder», apunta Negrete en entrevista con el HuffPost.
A propósito de los 10 años del NSJP, el WJP hizo un análisis de su aplicación entre personas en reclusión con base en resultados de la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2016, del Inegi, el cual revela que el nuevo sistema hace los juicios más rápidos, con menos tortura, más dignos y con mayor espacio para pruebas científicas.
No hay un rubro de los medidos que apunte a que tenemos un peor sistema.»Layda Negrete.
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La que es vista como una de las mayores ventajas es la confesión, pues bajo el NSJP con el juicio abreviado, si el detenido confiesa, obtiene la pena mínima, «eso es muy alentador, no todas las confesiones son bajo tortura o en ministerio público, ya hay una estructura legal para que ocurra la confesión sin coerción«, explica la co-productora de Presunto Culpable, un documental que expone las deficiencias del sistema de justicia penal en México y que mereció un Emmy por la mejor investigación periodística del 2010.
Puedes generar confesiones sin tortura en México, estas han aumentado en 50% desde su implementación (del NSJP).»Layda Negrete.
Antes del NSJP se emitían condenas sin que el juez siquiera estuviera presente, «antes un pasante de Derecho hacía la sentencia, los proyectistas de los jueces eran pasantes leyendo tu expediente y condenándote en el 95% de los casos.»
Un estándar internacional señala la inmediación. La inmediación en el Nuevo Sistema de Justicia Penal significa que todas las audiencias se desarrollarán en presencia de un juez, un juez en contacto directo con las pruebas.
Puedes hacer un juicio más rápido , un juicio con menos tortura, puedes hacer un proceso con más dignidad, donde hay más espacio para la prueba científica.»Layda Negrete.
A partir de la implementación del NSJP, con base en el análisis del WJP, los procesados también perciben el proceso más justo, más claro, entienden más lo que está pasando.
En México, a decir de Negrete, la gente siempre se ve como víctima y no como acusado, en este sentido entre las ganancias del NSJP está que cada vez menos personas en reclusión se reportan como inocentes encarcelados.
Pese a que entre defensores de derechos humanos se estima que el sistema es mejor, aún falta para llegar al sistema de justicia ideal, aquel en que no haya politización de la investigación penal, concluye Negrete.