Europa: origen y destino por Susana del Río
NOTI-AMERICA.COM (ESPANA)
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Es en las etapas difíciles cuando la Unión Europea siempre ha sabido vencer y crecer como gran entidad política. Es en los tiempos de zozobra cuando la UE ha dado un nuevo impulso a su proceso de integración, a su capacidad integradora. Esta vez, ante la magnitud de la crisis desencadenada por el Covid-19, la UE está buscándose a sí misma para encontrar una oportunidad de profundización política y de avance en su Unión.
La Unión Europea está comenzando a reaccionar como UE. Es cierto que cuando el coronavirus invadió la vida de los ciudadanos europeos y del mundo, parecía que no se ponía en marcha pero también hay que decir que, después de unos días de desorientación, empezó a sincronizar su capacidad de hacer política.
La historia de la integración europea está hecha de forma imparable. La constancia está en su manera de andar. Es por esto, que Europa es origen y destino. Los ciudadanos europeos conviven dentro de un logro político único basado en la democracia supranacional. En el compás de asentamiento continuo de la UE como proyecto y proceso.
Si observamos las respuestas de la UE en estos meses tan complejos, podemos afirmar que empezó con respuestas que se correspondían con buscar en los entresijos de sus competencias capacidad para actuar. Las medidas que fue tomando eran más fruto de la urgencia sanitaria que del resultado de ser Unión Europea. Valían, por supuesto que valían, pero todavía no veíamos a la Unión Europea trabajar de manera coordinada dando respuesta como Unión común.
En el análisis de la secuencia de reuniones, decisiones y adopción de medidas, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea han conseguido en una primera etapa actuar desde la capacidad inherente de cada institución. Lo que muestra el análisis de la política europea en esta etapa es que ha habido un importante crecimiento político en estas dos instituciones. El Parlamento Europeo porque, a través de sus resoluciones y de su modelo de debate parlamentario, está diciendo en voz alta lo que quieren los ciudadanos europeos. Esto lo hace siempre, es su esencia, tarea y virtud. El crecimiento político de nuestro Parlamento supranacional en esta etapa está en cómo ha señalado el trayecto y la forma a la Comisión Europea.
La Comisión, ha tomado el sendero de la reacción en clave europea marcada por el Parlamento. Ha decidido ser Gobierno europeo y aupar la creación de política desde una propuesta de Plan de recuperación valiente y común para todos los Estados miembros y sus ciudadanos. El dar visibilidad y hacer tangible un Gobierno europeo, tiene una relevancia nítida ante los egoísmos de los Estados y su negociación intergubernamental. Podemos afirmar que “neutraliza” los egoísmos nacionales.
Ahora, es el momento de observar a los Estados que en los Consejos Europeos deberán decidir si se encierran en sus soberanías nacionales o si elevan su acción política. Si los jefes de Estado y de gobierno de la UE deciden con unidad europea, las tres instituciones: Parlamento Europeo, Comisión Europea y Consejo Europeo habrán entendido que la Unión es suma y trabajo común. Habrán entendido que ningún país sólo puede transitar por un mundo globalizado interconectado, para lo bueno y para lo que destruye.
Si el Consejo Europeo negocia y decide con conciencia europea, la UE volverá a encontrar en la tristeza la oportunidad para seguir avanzando en su proyecto y en su proceso. Los jóvenes, aprenderán gran política. Ganará la soberanía europea. Veremos una Unión Europea soberana.
**Susana del Río Villar es Doctora en Ciencias Políticas. Directora del Grupo de Expertos: Convención sobre el futuro de Europa
**Este artículo forma parte de la iniciativa Manifiesto Ibérico: Destino Europa