Con pancartas que decían “¡Libertad!” y “No somos ratas de laboratorio”, los manifestantes, muchos de los cuales acudieron con sus familias, desfilaron pacíficamente bajo un sol abrasador en el centro de Montreal.

Los quebequenses que quieran comer en un restaurante, ir a un bar, hacer ejercicio en el gimnasio o asistir a un festival tendrán que presentar una prueba de vacunación contra el coronavirus a partir del 1 de septiembre, según una medida presentada por la provincia a principios de esta semana.

“Debe ser decisión de cada persona vacunarse o no. Con los pasaportes es una forma de obligarnos” a vacunarnos, dijo Veronique Whalen, una mujer de 31 años que vino con su familia y dijo que no suele asistir a las protestas.

“Estoy aquí por mis hijos, tengo miedo por ellos. Es discriminación”, dijo.

Otras pancartas entre la multitud decían “Dictadura”, “La estafa de las vacunas” y “Apartheid sanitario”, y se veían junto a varias banderas de Quebec.

Varias mujeres sostenían carteles en los que se leía “Mi cuerpo, mi elección”, utilizando el popular lema feminista que también se asocia al movimiento por el derecho al aborto.

Algunos manifestantes también llevaban una estrella amarilla en el pecho con la inscripción “no vacunado”, al estilo de la estrella de David amarilla que se obligaba a llevar a los judíos durante el Holocausto.

Las tasas de vacunación en la provincia francófona son altas: el 84% de los quebequenses han recibido una primera dosis y el 70% están totalmente vacunados.