Pablo Alborán: “Nuestra Sanidad es maravillosa y la estamos descuidando. Hay gente que se va porque no puede más”
NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
Pablo Alborán es el mejor y el peor entrevistado posible. Es entusiasta, se toma tiempo en sus respuestas y ríe a menudo, pero a la vez, probablemente consciente de que España lleva años buscando una grieta en su imagen de chico perfecto, está dispuesto a blindarla a cal y canto. No tanto porque haya nada que ocultar, sino por el firme convencimiento de que sus grietas no le incumben a nadie más que a él. Hasta el punto de que, en sus entrevistas, es habitual que el propio periodista le ruegue algún titular. Ha posado con diligencia y rapidez para las fotografías, aunque admita que se siente disfrazado si no viste algo que él mismo se pondría “para bajar a comprar el pan”. En su armario tampoco hay demasiadas excentricidades, pero admite haberse gastado dinero en “buenos abrigos que tengo desde hace diez años” y en algún que otro reloj. Durante la entrevista lleva puesto un Rolex, pero al que más cariño tiene es a uno que perteneció a su abuelo y que tendrá, calcula, unos 80 años. Enseguida corrige: “No, ¡qué coño! Tendrá unos 130 años, porque perteneció a la vez al abuelo de mi abuelo”.
Alborán ha dicho “coño”, y esto es importante. Hace unos meses lanzó Clickbait, primer single de su nuevo álbum KM0, más cercana al urban y a la electrónica que las baladas que le han hecho famoso. La produce Alber Hype, que Rolling Stone considera “el arquitecto del sonido latino” y que ha ayudado a construir canciones de artistas en principio tan alejados de la idea general que tenemos de Alborán como Bad Bunny o Kali Uchis. En ella, Pablo también dice “coño”. Dos veces. Y “joder” (“Si me jodiera verlos, me preocuparía”). Solo una vez. Pero el Pablo experimental, si quiere llamarlo así, no es tan nuevo como alguno podría creer: en sus discos ha habido fados, bachatas, electrónica, dance y hasta algo de arabesco. Lo de las palabrotas, sí. En esta entrevista soltará unas cuantas, pero pedirá quitar algunas. Y le hemos hecho caso. Con KM0, afirma, quiere recuperar algo de lo que sentía cuando empezó en la música hace unos 15 años: “No sabía lo que iba a pasar, si iba a gustar o no”.
Solamente tú explotó en YouTube en 2010 y lo que pasó después fueron cuatro millones de discos vendidos, 10.000 millones de reproducciones en streaming y uno de esos fenómenos fan de chicas gritando y persecuciones en la puerta de Los 40 solo comparables con ídolos como Alejandro Sanz o David Bisbal. Todo a base de baladas perfectas que hacían magia en la radiofórmula. “A veces me dicen: ‘Pablo, no te hagas el moderno, quédate aquí’. Y me parece genial. Para gustos los colores, pero también he visto gente que decía: ‘Hostia, qué bien que de pronto te atrevas a hacer algo que a lo mejor sale de nuestra zona de confort’. Porque claro, no es mi zona de confort, es la del oyente. Gracias a Dios he llegado al punto en el que hago lo que quiero. Este disco es muy libre. Tiene una bulería con Vicente Amigo que es impresionante, no ha tocado así en ninguno de sus discos. Hay una salsa, un merengue, flamenco, mucha intensidad, mucho romanticismo y, de pronto, un desmelene de diversión y de viva la vida que me gusta mucho, que es como si uno no tuviera consciencia. Por eso la idea del kilómetro cero, como si no tuvieras condicionantes. Yo te hago hoy Clickbait, mañana una bulería y pasado un baladón de cortarte las venas. Y me siento cómodo así”.
