Cómo reconocer un golpe de calor: «La piel pasa de estar fría, sudorosa y pegajosa a más bien roja, caliente y muy seca»
NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
«Ante un agotamiento por calor (insolación) empiezan, sobre todo, a aparecer síntomas de malestar un poco inespecíficos, como dolor de cabeza, aceleración del pulso, sudoración profusa. La piel se puede poner como un poco húmeda y pegajosa y tenderá a ser pálida. Además, puede haber un poco de mareo», explica a RTVE.es Alejandro Fournier, médico de familia en urgencias del Hospital de San Jorge de Huesca.
Ante esta situación hay que empezar a tomar medidas, como buscar un sitio sombreado, ofrecer bastante líquido para beber, con o sin sales (minerales). «En este caso sí que me valdrían las bebidas isotónicas, un zumo que aporta un poquitín de iones, o agua, que nos vale perfectamente». Lo importante es «aplicar medidas para intentar disminuir la temperatura, sacar a la persona del sol si está en él, ponerla en una habitación un poco más ventilada, con buena circulación de aire, en la que no le dé calor directamente y retirar las prendas de ropa», ha añadido.
«Los paños húmedos o compresas de hielo colocados en el cuello, en las axilas, en las ingles, que son zonas que están muy vascularizadas, nos pueden ayudar también a disminuir la temperatura y aplacar la situación, antes de que llegue a la versión más complicada, que es el golpe de calor», ha aclarado.
El golpe de calor
El paso de un agotamiento por calor a un golpe de calor supone una variación e intensificación de síntomas. «La piel tiene un cambio muy llamativo. Pasa de estar fría, sudorosa y pegajosa a estar más bien roja, caliente y muy seca. Se deja de sudar; entonces la capacidad de regulación de temperatura del cuerpo se pierde completamente».
El golpe de calor se manifiesta con una fiebre superior a 39 grados, respiración acelerada, pulso rápido y fuerte, piel caliente y enrojecida, desmayos y alucinaciones. Ante un golpe de calor hay que llamar inmediatamente al 112 o al teléfono de emergencias sanitarias, al teléfono 061 y posteriormente tratar de enfriar al paciente con agua, paños húmedos—en axilas, cuello e ingles— y colocarlo en un lugar fresco. «Si todavía la persona está consciente y está en condiciones, que vaya bebiendo bastante agua», recomienda Fournier, además de avisar a los servicios sanitarios para que tomen otras medidas.
El peligro de padecer temperaturas por encima de los 40 grados durante un período sostenido, supone que «empieza a haber desnaturalización de las proteínas. Se rompen las proteínas de los músculos y esto genera una sobrecarga para el riñón, lo cual empeora toda la situación de deshidratación y afecta al sistema nervioso central». Por este motivo es tan importante bajar la temperatura.
El ejercicio intenso en ambientes cálidos y las patologías previas son algunos de los factores que pueden dificultar el enfriamiento del organismo y que también pueden llevar a sufrir una enfermedad por calor.
«Existe el golpe de calor desencadenado por ejercicio. Que suele ser ante ejercicios prolongados y extenuantes, como correr una maratón, hacer una carrera muy larga, hacer una ruta de senderismo muy extensa, habitualmente en condiciones de temperatura elevada y de pobre ingesta de líquidos», ha explicado y posteriormente ha subrayado que este es el único caso en el que sí que estaría indicada la inmersión en agua helada o en agua muy fría.
