En el minuto 89 el Real Madrid pedía el balón con insistencia a los recogepelotas para sacar rápido. El marcador era de 2-0 y todo estaba encarrilado para la vuelta, pero los blancos querían más, cerrar del todo la eliminatoria, ir casi de turismo a Londres y evitar más carga en las piernas.
El Chelsea se fue del Bernabéu con 17 partidos perdidos por 16 ganados en esta temporada. El gasto millonario y el nuevo dueño no están haciendo mejor la propiedad del apestado Abramovich que ve cómo su exequipo se disuelve con decisiones dispares y tres entrenadores en lo que va de temporada.
El Real Madrid se puso el traje de la Champions, ya es un esmoquin con el que juega a un fútbol adaptado a esa competición con la que tiene un idilio desde hace años. Kroos y Modric, la ovación del Bernabéu a Valverde para hacerse saber que ante esa afrenta… quién sabe… y arriba Rodrygo, Benzema y Vinicius al máximo nivel competitivo en pleno mes de abril porque “entreno por la mañana con Pintus y por la tarde en casa para que cuando los demás bajan, yo suba”, decía el 11 brasileño para explicar su estado de forma.
El Chelsea tuvo retazos de lo que fue la temporada pasada. Unos primeros minutos de calidad donde aguantó la presión alta del Real Madrid y cogió la espalda de Militao en varias ocasiones. El brasileño juega en moto y es imposible ganarle en velocidad.
Sterling sonreía cuando su disparo iba camino del gol antes de que apareciera la providencial mano de Courtois. Fue la desconexión del equipo de Lampard antes de ser testigo del despliegue blanco en su área.
Ancelotti se huele un verano complicado si no levanta la Champions, incluso con la Copa del Rey el próximo 6 de mayo en La Cartuja. La llamada de Brasil y esos rumores de que podría salir le hicieron recordar en rueda de prensa que gestiona jugadores de talla mundial, pero también sabe algo de táctica.
Quizá a eso se refería cuando Carvajal jugó por dentro en lugar de pegado a la banda para desestabilizar a la defensa de tres centrales del Chelsea. El propio entrenador dijo tras el partido que el lateral madrileño había completado otro partido de alto nivel de una manera brillante.
Incluso, la entrada de Asensio fue en un momento oportuno cuando los blancos tenían que jugar contra diez por la expulsión de Chilwell que pagó el error de Cucurella con una falta obligada sobre Rodrygo cuando encaraba la portería de Kepa.
El balear pidió el balón en un córner mientras la defensa inglesa se colocaba con parsimonia, su pierna izquierda hizo el resto y el 2-0, junto con las palabras de Ancelotti, le deberían valer la renovación definitiva.
No llegó el tercer gol, aunque el Real Madrid jugó los últimos minutos con la misma intensidad que hace un año, pero con el marcador a favor y sin provocar infartos a la grada. No pudo ser y queda que en Stamford Bridge se certifique el pase a semifinales donde el Manchester City de Guardiola podría esperar para reeditar la misma eliminatoria de 2022.
