El héroe de la Sexta Copa de Europa fue Amancio. El gallego anotó el 1-1 en aquella final de Heysel (Bruselas) ante el Partizan donde el Real Madrid levantó un nuevo título en 1966.
Han pasado 57 años de aquella gesta y el Real Madrid sigue su idilio con la competición europea que, sin embargo, reniega de su presencia por querer hacerla más grande. Ocho títulos más visten las vitrinas del Bernabéu y 20 Champions en total se daban cita en Anfield la noche en la que el club blanco despedía a su presidente de honor.
El Liverpool estuvo a la altura de un grande de Europa. Sir Kenny Dalglish, leyenda del club inglés, depositó una corona de flores frente a los aficionados que acudieron al teatro de los sueños.
El sueño inglés duró 14 minutos. Los que tardaron en arrollar al Real Madrid y anotar dos goles por medio de Darwin Núñez y Mo Salah. La banda izquierda era un coladero por las ganas de atacar de Vinicius y de Alaba que despejaron el camino al rival.
Dijo Ancelotti tras el partido que la clave fue no perder la calma después del segundo gol. Era como para perder los nervios porque el fallo de Courtois en un mal control que regaló el gol a Salah, podía haber hundido la moral blanca.
Pero entonces despertó el Real Madrid. Aquel equipo que doblegó al PSG, al Chelsea y al Manchester City. El que ganó al Liverpool la final de París. El campeón del mundo. El equipo que ha superado el bajón físico que ha generado el Mundial a todos los jugadores.
Modric rejuveneció 10 años. Presionaba la salida del balón del Liverpool en su propia área. El recuerdo a Raúl persiguiendo rivales apareció en el recuerdo de los madridistas que buscaban desesperadamente un paraguas ante la que se les venía encima.
En el minuto 20 Vinicius marcó el 2-1 y en 27 se lesionó Alaba. Dos momentos que cambiaron el partido. El equipo se enganchó, Nacho tapó la autopista de la banda izquierda y dejó a Salah tirado en el arcén.
Alisson nunca ha sido el mejor portero que podía tener el Liverpool. Incluso Adrián podría hacerlo mejor. El brasileño no aprendió el error de Courtois unos minutos antes y le regaló a Vinicius el segundo gol justo antes del descanso. Estrelló el balón contra el brasileño que ni miraba ya la jugada.
Anfield se sumió el en silencio. El Real Madrid había puesto el contador a cero y sus jugadores eran incapaces de seguir el ritmo del campeón de Europa.
En la segunda parte siguió el recital. Benzema ofreció esos minutos de calidad a los que le obliga el cuerpo y anotó otros dos goles. El francés es el timón del equipo y así se lo reconoció Ancelotti tras el partido.
El ímpetu blanco obró el 2-3 en una jugada ensayada a balón parado. Modric puso un balón tenso desde la línea de fondo a la cabeza de Militao. La defensa roja fue espectadora de lujo de la pizarra blanca.
Ceballos, Asensio y Kroos entraron en los minutos finales para dar descanso y reconocimiento a Rodrygo, Benzema y Modric. Anfield aplaudió a los jugadores blancos y asumió deportivamente una nueva derrota y el final de su etapa en esta Champions.
Quedará la vuelta. Tres semanas después. En medio, un derbi y un Clásico que el madridismo ve con cierta pereza ante las mieles europeas que están por venir.