Un 27 de noviembre de 2020, más de 500 artistas e intelectuales cubanos se manifestaron públicamente frente a las puertas del Ministerio de Cultura en la Habana, en protesta por la detención de varios disidentes del Movimiento de San Isidro. A raíz de este episodio y de las movilizaciones del 15 de noviembre para convocar una Marcha Cívica por el cambio en la Isla, el dramaturgo y literato cubano, Yunior García Aguilera -de 39 años de edad-, crea la Plataforma ciudadana Archipiélago. Asume las discrepancias que ha provocado al llegar a España. Al término de la entrevista, Yunior quiere dar testimonio de la caída del mito de un ideal revolucionario de equidad y apoyo social, así como la necesidad de dejar a su hijo un país mejor del que ha sido desterrado, sin obviar la salud pública precaria, pese a la explotación de las misiones médicas en el extranjero, quienes han de reintegrar el 80% de su salario al Gobierno.
¿Se considera emblema de la oposición pacífica en la Isla desde el plano de lo artístico?
Yo soy un artista que empieza a pensar como un ciudadano. Mis obras están prohibidas ahora. He hecho lo que me dictado la conciencia, pese a las consecuencias negativas que ha supuesto este cambio en mi vida. No solo para mí, una vez arribé a Madrid, sino para toda mi familia. Soy el impulsor de la Plataforma Archipiélago, una plataforma plural, que cuenta con más de 30.000 miembros y donde lo de menos, es sentirse de derechas o de izquierdas. Lo principal es tener un compromiso con la democracia y recuperar espacios de los derechos fundamentales en Cuba. Después de mi salida, muchos cubanos se han sentido decepcionados al pensar que mi activismo iba intrínsecamente relacionado con la obtención de un visado. Mi propósito es aglutinar, bajo un mismo paraguas, a toda la disidencia. Cambiar la realidad de forma pacífica.
¿En qué momento de su vida, usted se cuestiona el sistema cubano?
En Cuba todos somos adoctrinados por el régimen desde pequeños. Teníamos un juramento: “¡¡¡Seremos comunistas como el Ché!!! Y cada mañana frente a las aulas de nuestras escuelas, gritábamos esa consigna. Yo descubrí otra Cuba que no me enseñaron en Primaria, gracias a una literatura censurada que no ves en las librerías y bibliotecas. El conocimiento, a través de la lectura, te hace libre, te hace tomar conciencia. El año 2003, con la Primavera Negra y la detención de 75 detractores para el sistema, mi vida pega un giro de 180 grados. El mito inculcado se desvaneció ante mí. Necesitaba involucrarme en una nueva realidad que transportar al arte. Fui muy critico en mis obras de teatro. Necesitaba actuar en el plano cívico.
¿Puede explicar cuál es el concepto y significado de la nueva Plataforma Archipiélago?
Los jóvenes del Movimiento San Isidro conformaron un símbolo de resistencia pacifico. En la calle Damas, en el barrio de San Isidro, la seguridad cubana arremetió contra ellos un 26 noviembre de 2020 y, al día siguiente, unos 500 artistas decidimos protestar frente al Ministerio de Cultura. La Plataforma Archipiélago, virtual y presidida por mí, anunció una Marcha Cívica, prevista para el 20 de noviembre de 2021, pero las autoridades represivas cubanas abocaron a precipitarla al 15 de noviembre. El Gobierno declara el 20 Día Nacional de la Defensa. Nuestro interés era pacífico y no era nuestro objetivo enfrentarnos a los militares. Por todo ello, adelantamos la Marcha al 15 y fui víctima de actos de repudios.
La disidencia europea y norteamericana aluden a una forma de proceder de la Seguridad del Estado muy característica: engendrar el descrédito personal, incluso recelo entre unos y otros. ¿Pudiera ser que esta tesitura sea el éxito de la Revolución cubana?
Es una manera inteligente de callar porque el silencio es la muerte del activista y el éxito de una dictadura. El régimen tiene tentáculos por todas partes. Yo he sido un privilegiado, habiendo salido 17 veces de Cuba. Y, ahora, no podría volver. Cumpliría condena de 30 años en Combinado del Este. Para los agentes del Gobierno cubano, todos los activistas somos miembros de la CIA. De mí dijeron que fui entrenado por Felipe González. No puedo por menos que reírme. Cualquier disidente es hostigado, amenazado, desacreditado. El pasado 11 Julio de 2021 decidimos ir frente al Instituto Cubano de Radio y Televisión. En esta protesta, nos lanzaron a un camión de escombros y, de ahí, a la cárcel, sin obviar la detención de menores de edad. Es muy posible que aquí, en Madrid, me estén vigilando. Por seguridad, no revelo mi dirección, ni mi móvil personal.
¿Para cuándo una nueva jornada de movilizaciones opositoras a la dictadura en Cuba?
Es difícil de predecir, pero apuesto a que se van a realizar, porque asistimos a la peor situación económica de los últimos 25 años, más una tasa de incidencia alta de la COVID, pese a las cifras oficiales que enmascaran la realidad.
¿Me puede informar sobre los resultados del juicio de los manifestantes de Toyo? ¿Qué noticias le han llegado desde allí?
Desde que llegué a España, mantengo contacto con Cuba hasta las cinco de la mañana cada día de mi vida. Entre el 31 de enero y el 7 de febrero se llevó a cabo el juicio de los manifestantes de Toyo, por presunto delito de sedición y donde seis menores de edad afrontarán penas de hasta siete años de cárcel. En Cuba no existe el derecho a manifestarse. Quedó demostrado durante las movilizaciones del pasado 11 de julio y tras el 15 de noviembre; por tanto, el Gobierno no merece esa silla que ocupa en la Organización de Naciones Unidas. Propuse, a través de la Plataforma Archipiélago que, -como le reitero- lidero, hacer una marcha solo, portando una rosa blanca el 14 de noviembre y 200 personas de la Seguridad, disfrazados de vecinos me rodearon para repudiarme. Pocos días antes, encontré en mi casa dos palomas decapitadas, en una clara advertencia para mi esposa y para mí, que, si seguíamos insistiendo en las movilizaciones, nos iban a matar. Me indigna que eurodiputados en Bruselas aludan a una democracia representativa en mi país.
Carmen Chamorro García, directiva del CIP y ACPE