Estados Unidos y China protagonizan la gran competencia geopolítica de nuestro tiempo. Las dos grandes potencias combaten por la hegemonía económica a nivel global y por el dominio político en varios frentes, dentro de un orden mundial caracterizado por una profunda inestabilidad que promete prolongarse en las próximas décadas.
Dentro de este marco, el Real Instituto Elcano ha presentado este martes ‘España ante la rivalidad estratégica entre China y Estados Unidos’, un informe coordinado por Mario Esteban que analiza los efectos de la confrontación entre Washington y Pekín, la postura de la Unión Europea y, por último, los condicionantes de los que parte España para afrontar el reto geopolítico.
El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruíz, ha dirigido el panel de expertos, compuesto a su vez por el propio Mario Esteban, investigador principal del Real Instituto Elcano y coordinador del Policy Paper; Elena Pisonero, presidenta de Taldig y fundadora de Relathia; y, en última instancia, Fidel Sendagorta, director general de Política Exterior y Seguridad del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
“Como sociedad, como país, aún no hemos tomado conciencia de la relevancia de esta cuestión”, ha arrancado Esteban. “Este informe pretende dinamizar el debate público en España en torno a este tema”. Y es que, la rivalidad entre EEUU y China influye sobremanera en el orden internacional actual “y lo seguirá haciendo en el futuro previsible, con implicaciones políticas, económicas y de seguridad a escala mundial”, recoge el documento.
En las últimas décadas, Pekín ha reducido la distancia entre sus capacidades y las de Washington siguiendo una agenda radicalmente opuesta a la de las democracias occidentales. Este factor, según el informe, agudiza el sentimiento de amenaza que surge en las potencias tradicionales por el vertiginoso aumento del poder de China.
En este sentido, Pisonero advierte que China “ha despertado y quiere plantear un modelo diferencial social y económico”. Por este motivo, podría decirse que avanzamos hacia una nueva dinámica bipolar con dos sistemas políticos antagónicos que batallan por imponerse en el tablero global.
Esta cuestión ha de concernir a la sociedad civil, ya que ejerce una influencia directa en el desarrollo de nuestras sociedades. La presidenta de Taldig ha añadido que en este escenario “nos van a pedir un posicionamiento continuo”, un escenario en el que va a resultar determinante la fortaleza de Europa.
El informe sostiene que “el marco de referencia tiene que ser Europa”, aunque es prioritario asumir una postura conjunta a nivel nacional. Una Europa fragmentada sobre China convertiría en vulnerables los intereses de la UE y de sus Estados miembro.
En este sentido, el director general de Política Exterior y Seguridad del Ministerio de Asuntos Exteriores, Fidel Sendagorta, ha indicado que “tenemos más músculo cuando negociamos como un conjunto de 27 países” que si cada uno “trata bilateralmente con China”.
“En términos generales, los valores y los intereses de España están mucho más próximos a Estados Unidos que a China”, sin embargo, el investigador del Real Instituto Elcano aboga por “evitar caer en dinámicas frentistas”. Para Pisonero, China es una “oportunidad económica que también plantea sus desafíos”.
Los líderes europeos identifican a EEUU como como su principal aliado fuera de la Unión, una visión reforzada desde la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden con su propuesta multilateralista. “Una de las posibles áreas de colaboración es el ‘desafío estratégico presentado por la creciente asertividad internacional de China’, institucionalizada a través del Diálogo entre la UE y EEUU sobre China”, contiene el informe.
Sendagorta ha matizado a sus interlocutores: “Es verdad que a España le afecta esta rivalidad, pero si esta no existiera, o si no existiera Estados Unidos, tendríamos que repensar también nuestra relación con China, porque ha pasado de ser un imperio cerrado en sí mismo a ejercer influencia en todas partes”.
Este “roce” de China con el exterior no se produce tan solo en Europa, también en otras áreas de interés para España como es Latinoamérica o África. “En definitiva, la influencia china es perceptible de muchas maneras ya en nuestra propia casa”, ha señalado el director general de Política Exterior y Seguridad del Ministerio de Asuntos Exteriores.
“Las empresas, animadas por la globalización, hemos desintermediado parte de nuestras cadenas de suministro con un peso muy fuerte de la fabricación en China, que no solo es una fabricación de bienes, sino que es crecientemente tecnológica”, ha declarado Pisonero. “Esas interdependencias han ido creciendo y, por lo tanto, estamos ante un escenario muy complejo en el que empieza haber presiones por parte de fabricantes chinos conscientes de que existe una competencia global muy fuerte”.
Por este motivo, son muchas las compañías que buscan una revisión de la globalización, “una revisión que tiene costes y un impacto claro en la economía”, ha reconocido la presidenta de Taldig, “pero son decisiones que vamos a tener que adoptar”. “La desglobalización es una amenaza, en cierto sentido, a la prosperidad”, ha apuntado Esteban, por lo que se tratarán de mantener las estructuras básicas que permitan la conexión económica mundial dentro de un acuerdo político de mínimos.
Estados Unidos es el socio principal de España fuera de la UE. Washington desempeña un papel clave en su defensa y en materia económica. “EEUU es el principal origen y destino de la inversión extranjera española y si comparamos las cifras, resulta evidente que la economía española está mucho más vinculada a la norteamericana que a la china”, recoge el documento. Sin embargo, España debe calibrar su posición en la disputa, anteponiendo sus intereses soberanos y regionales.
“¿En qué sectores queremos inversión china y en cuáles no? ¿En qué sectores queremos invertir en China?”, ha preguntado Sendagorta. Para el director de la cartera de Exteriores, España debe aceptar las múltiples facetas de su relación con China y rechazar “la visión en blanco y negro de una nueva Guerra Fría”. “Aceptar la complejidad como el nuevo marco de nuestra relación con China”.
Sin embargo, para Pisonero, España atraviesa un nuevo escenario donde debe asumir un posicionamiento “sofisticado”, pero íntegro. “El mundo es menos estable y más peligroso”, ha advertido. La digitalización y la importancia del desarrollo tecnológico impiden a España desplegar toda la autonomía estratégica posible, y se debe apostar por ese camino.
En este sentido, la empresa española ha sido exitosa en mercados extranjeros siempre y cuando han competido bajo un sistema de reglas claras que garantizaran un terreno de juego equilibrado. “La clave de la globalización es que tengamos el mismo terreno de juego. No estamos con las mismas reglas ni trabajamos en el mismo terreno de juego”, ha apuntado la presidenta de Taldig.
Dentro de las 23 propuestas de actuación aportadas por el informe se encuentran, entre otras, la de “adoptar una posición de conjunto”. “Si no llegamos a ella desde la sociedad civil, desde los actores públicos, a nivel interpartidista, va a ser muy difícil que podamos adoptar una estrategia efectiva”. En este sentido, la acción debe tener un carácter transversal e incorporar a expertos en todas las áreas posibles, según Esteban.