2021, EL AÑO DEL EMPODERAMIENTO EUROPEO
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2021, EL AÑO DEL EMPODERAMIENTO EUROPEO
por Redacción: www.aquieuropa.com
2020 fue el año de una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes, que se capeó con una respuesta europea sin precedentes. El que acaba de arrancar arroja esperanza al proyecto europeo. 2021 es el año de la implementación de los fondos europeos, de la puesta en marcha del acuerdo comercial con el Reino Unido o de la reactivación de la alianza transatlántica. El año potencial para que la UE tome las riendas y demuestre su verdadero empoderamiento dentro y fuera de casa.
2020 comenzó con la UE en medio del fuego cruzado entre Irán y Estados Unidos. No muy lejos de las fronteras comunitarias se bordeaba la guerra total. Y a la Unión Europea le pillaba con las manos atadas. Poco después, los fantasmas de la crisis de refugiados resurgieron con la apertura de puertas de Turquía. Y, entretanto, la bandera británica seguía ondeando en las instituciones europeas.
Pero en el tercer mes del año, el mundo se paralizó por completo. La pandemia global del coronavirus, que ha tenido en buena parte a Europa como epicentro, revirtió las agendas y prioridades políticas de todo el planeta. También las de la Unión. El 2020 fue para el proyecto europeo un año de sacudidas, de parálisis, de retos sin precedentes. Pero también de respuestas nunca vistas anteriormente.
La cláusula de escape, el instrumento SURE o la flexibilización de las medidas económicas fue la antesala de la gran bazuca europea: un fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros y unos presupuestos para los próximos siete años que ascienden a 1,074 billones de euros. El pasado fue el año de la arquitectura; el que acaba de arrancar es el de la ejecución.
El Marco Financiero Plurianual (MFP) para el periodo 2021-2027 está en vigor desde el pasado 1 de enero. El fondo de reconstrucción Próxima Generación UE debería estar en marcha en los próximos meses. Tras la sacudida inicial y las dificultades para darle forma –especialmente tras el secuestro de Hungría y Polonia-, esta nueva etapa está llamada a arrojar los primeros brotes verdes de la recuperación europea. Aunque todo ello dependerá de la agudeza de los Gobiernos nacionales para gestionar de forma eficaz la ayuda europea.
El que acabamos de dejar atrás fue el año de las eternas negociaciones con el Reino Unido para el acuerdo comercial. La fumata blanca llegó in extremis y sorteó el Brexit económico a las bravas. Como ocurre con los fondos europeos, el reto es ahora poner en vigor lo pactado. Un desafío no menor que la propia negociación. Pero políticamente, la salida definitiva de Londres libera al bloque comunitario. Tras muchos años entrampado en el laberinto del Brexit, podrá ahora recuperar el tiempo y la energía reclamada por el Brexit.
En la agenda exterior, los vientos también van de cara para la UE. El aterrizaje de Joe Biden en la Casa Blanca supone ganar un aliado para el modelo europeo basado en la diplomacia, el diálogo y el multilateralismo. El primer triunfante será la lucha contra el cambio climático, uno de los caballos de Troya de esta legislatura en el Berlaymont. El demócrata ha anunciado que el regreso de Estados Unidos a los Acuerdos de París será una de sus primeras medidas como presidente. Las relaciones con Irán también disfrutarán de sosiego. Los firmantes del acuerdo nuclear ya han llamado a la nueva Administración a regresar al JCPOA, uno de los tratados internacionales más importantes para la UE durante la última década.
Con Joe Biden, la UE aparca una etapa de turbulencias con Estados Unidos, que era hasta la llegada de Donald Trump el aliado más fiable y firme de Bruselas. Los desencuentros habituales darán a partir del 20 de enero paso a una nueva cooperación para defender el modelo del multilateralismo en el globo. Aunque Bruselas y Washignton seguirán chocando en torno a la relación con China o los gigantes tecnológicos, sus agendas en los diversos conflictos que se libran en el mundo volverán a reencontrarse.
La UE, sin embargo, deberá seguir pasando de las palabras a los hechos en el establecimiento de su autonomía estratégica. Las crisis de Bielorrusia o Venezuela continúan su tendencia al enquistamiento y el bloque comunitario se ha demostrado incapaz de revertir o influir en la marcha de los acontecimientos.
Sin dejar la arena exterior, este año arranca con el recién rubricado acuerdo de inversiones entre la UE y China. También con una reunión de alto nivel entre los mandatarios europeos y turcos para calmar las aguas de meses tormentosos. La pandemia y la estrategia de vacunación marcarán los próximos meses en la agenda política europea, que ya va retomando su actividad tras cerca de un año monopolizada por el coronavirus.
Pero si hay un acontecimiento que marcará el presente y futuro de la UE a corto y medio plazo es el adiós de la canciller Angela Merkel. La CDU elegirá a su sucesor en cuestión de días, un proceso que culminará con las elecciones alemanas de septiembre. Merkel ha tomado las riendas de Europa en los momentos más difíciles para el proyecto comunitario. En 2015 con la crisis de refugiados y el año pasado, su Presidencia del Consejo, cocinó los acuerdos más difíciles ante el coronavirus, una de las policrisis más disruptivas y voraces de la época reciente en la UE.