¿Qué hay detrás del enojo?
Noti-América (España)
Madrid,España.
¿Es que realmente necesitamos recurrir al enojo? ¿Por qué debemos tolerar situaciones hasta que no tengamos otro remedio que explotar? ¿No será que ante la imposibilidad de nombrar una necesidad reaccionamos conforme lo que vimos de niños en casa?
Vivir enojado con el mundo es una forma de enmascarar la propia vulnerabilidad. Si a uno no le enseñan a reconocer las emociones en las situaciones cotidianas, si aprendió que la única expresión que tiene el poder de modificar o controlar situaciones es el enojo, entonces éste se convierte en el principal motor de relacionamiento. Al cabo del tiempo, lo que ocurre es que los demás no manifiestan su respeto por lo que somos sino que se alejan porque nos temen.
Otra de las fuentes del enojo es la frustración. Imaginemos que los padres (entre ellos y con sus hijos) no construyen las condiciones para que el otro exprese sus necesidades o su personalidad. Imaginemos que no hay respeto por la singularidad y que los límites no se hacen respetar a través de la comprensión sino del autoritarismo. Lo que ocurre al cabo del tiempo es que esos hijos, cuando se vuelven adolescentes o adultos, tienen una pésima relación con cualquier figura de autoridad porque la miran como un elemento represor y no como un instrumento social de organización que permite expresarse con libertad pero sin dañar a los demás.
En el otro extremo están aquellos que no se permiten manifestar su enojo porque cuando lo hicieron, fueron duramente rechazados o silenciados. Contrariamente a lo que se piensa, el enojo no desaparece. Mientras la situación o la necesidad no sean atendidas, el enojo permanece y se acumula hasta convertirse en tristeza, rencor y enfermedad. La ruta para reconocer el enojo y aceptarlo es larga, pero es necesario recorrerla para no autodestruirse, ni destruir nuestras relaciones interpersonales.
Pues, tras esta máscara de enojo, se esconde un niño herido, que se presenta como un adulto susceptible a cualquier estimulo que interprete como ataque, todo el tiempo se sentirá amenazado e irá por la vida con el sable desenvainado, es muy común que justifiquen sus reacciones, identificándolas como una defensa legitima ante la vulneración “constante” de sus derechos, sin embargo es importante poner en contexto los hechos, y disgregar cuales son objetivos y cuales son subjetivos y que tan real es la amenaza que lo acecha.
En las sesiones de coaching, cuando se plantean objetivos respecto a autorregular, emociones como el enojo, planteamos un sencillo ejercicio, auto cuestionar el enfado y escribir para disgregar lo que siento y lo que pienso respecto al hecho en cuestión, OJO HECHO EN CUESTIÓN no PERSONA en cuestión, a fin de despersonalizar la situación, para aprender a observarnos fuera del drama.
Entonces, la próxima vez que digas ¿no sé qué me pasó? ¿Por qué reaccioné tan mal? ¿Es que todos están en mi contra? ¿ellos me atacan? Pregúntate además, ¿que necesidad tengo ahora mismo? ¿Qué estoy evadiendo a través de mis reacciones exacerbadas?
¿Y para ti que convives en un espacio con alguien que siente el enfado intensamente, haz el ejercicio de observar desde donde viene la reacción, realmente es contra ti? Pues…descubrirás que hay personas que libran batallas dentro de sí mismas y no lo saben…
Autora: Coach Narda Velarde
País: Perú
Instagram: @vbnarda