Elecciones en Austria: Kurz deberá elegir entre repetir con los ultras o cambiar de socios por Alberto S. Camarasalta
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Austria acude de nuevo a las urnas tras la caída del anterior Gobierno de coalición entre conservadores y extrema derecha por un caso de corrupción de los ultras. Sin embargo, Sebastian Kurz, el ex canciller, encabeza todas las encuestas y muy probablemente volverá a gobernar. La única incógnita por resolver es quién le acompañará en su nuevo Ejecutivo y si mantendrá su afinidad con los ultras o se abrirá a otras cotas del espectro ideológico.
El Ibizagate tumbó al anterior Gobierno de Austria. Una grabación de Heinz-Christian Strache, líder del partido de ultraderecha FPÖ (ID), desveló las conversaciones que el ex vicecanciller austríaco mantuvo en 2017. En el vídeo, grabado con cámara oculta en una lujosa fiesta en la isla balear, se veía al político de extrema derecha conversando con unos contactos vinculados a la oligarquía rusa. Una charla en la que Strache aceptaba recibir fondos ocultos procedentes desde Moscú.
El escándalo, destapado el pasado mes de mayo, supuso la fractura de la coalición de Gobierno entre los ultras del Partido de la Libertad (FPÖ) y el partido mayoritario de Austria, los conservadores del ÖVP (EPP). Apenas una semana después, una moción de censura tumbaba el Ejecutivo del joven canciller Sebastian Kurz y daba paso a un Gobierno en funciones con Brigitte Bierlein a la cabeza.
Este domingo, solo cuatro meses después de la caída del Gobierno de Kurz, los austríacos vuelven a las urnas. Y parece ser que, de nuevo, depositarán su confianza en el hombre que ostenta el título de canciller más joven de la Unión Europea. A sus 33 años, Kurz vuelve a encabezar todas las encuestas y, salvo sorpresa mayúscula, volverá a convertirse en el candidato más votado en estos comicios.
Las encuestas dan un 34 % de los votos para los conservadores del ÖVP, una cifra ligeramente superior a los datos cosechados en los anteriores comicios de 2017. Pero, una vez más, necesitará apoyarse en otra fuerza política para alcanzar una mayoría que le permita facilitar Gobierno.
Un escenario en el que Kurz tiene “todas las cartas sobre la mesa”. En primer lugar, porque la posibilidad más razonable es que se reedite la anterior coalición de Gobierno. Los ultras del FPÖ han logrado sobreponerse al escándalo de corrupción tras la dimisión de Strache, su anterior líder. Los sondeos sitúan a la formación de extrema derecha como la tercera fuerza más votada del país y podría lograr en torno al 20 %.
La sintonía ideológica entre el partido de Kurz y sus anteriores socios de Gobierno es más que evidente. “Siempre dicen que su Gobierno ha sido muy exitoso, el FPÖ ha cambiado a sus líderes y en contenido coinciden, tienen un acuerdo de coalición firmado en 2017”, ha explicado a Aquí Europa Paul Schmidt, secretario general de la Sociedad Austríaca para Políticas Europeas (ÖGfE, por sus siglas en alemán).
Sin embargo, la persistencia de algunos conflictos internos entre la extrema derecha puede echar por tierra la reedición del Gobierno. “Existe la posibilidad de una división en las filas del FPÖ, por lo que creo que los conservadores esperarán y verán como se desarrolla todo ya que quieren un Gobierno estable”, ha añadido Schmidt.
Una estabilidad que es clave para Kurz. Si se produjera en un corto espacio de tiempo una nueva convocatoria de elecciones, las terceras en cuatro años, la responsabilidad recaería entonces en el propio ex canciller y su incapacidad para formar coaliciones equilibradas.
Un cambio de rumbo
Esta hipotética fractura de los ultras abre la posibilidad de nuevos escenarios y potenciales acuerdos de Gobierno. La primera de las opciones que plantea Schmidt es la posibilidad de conformar una coalición Jamaica como la que se planteó en Alemania tras las elecciones federales de 2017.
Esta coalición Jamaica implica la unión de los liberales de NEOS (Renew Europe) y Los Verdes (Greens). Un acuerdo a priori improbable pero que se puede ver favorecido por el nuevo clima político del país. Si en las elecciones de 2017 el principal debate era la cuestión migratoria, lo que favoreció la confluencia de las fuerzas de derechas gracias a su duro discurso antiimigración y de fortalecimiento de las fronteras, la Austria de 2019 ha cambiado sus prioridades y el cambio climático es hoy día la principal preocupación de los ciudadanos.
“En el pasado, los Verdes lograron mejores resultados en las elecciones europeas que en las generales, pero esta vez podría ser diferente porque la protección climática se ha convertido en un tema muy importante”, aclara Schmidt. Tras una crisis interna en 2017 que acabó en la división del partido en dos, las encuestas otorgan un 13 % de los votos para la formación ecologista lo que “sería un muy buen resultado”, agrega el analista austríaco.
Si los liberales de NEOS confirman en las urnas el 9 % que proyectan los sondeos, la coalición puede ser viable. “Los liberales quieren más integración europea, pero hay espacio para el compromiso”, explica el secretario general del ÖGfE. Kurz ha sido un hueso duro de roer en sus escapadas a Bruselas. Alineado con los halcones en política económica, el ex canciller cargó durante su tiempo en el cargo con las propuestas en materia de migración de la Comisión, como las cuotas de acogida.
La tercera vía, una reedición de la “Gran Coalición”, formada por los Socialdemócratas (SPÖ, S&D) – que según las encuestas serán segunda fuerza con el 22 % de los votos- y el partido de Kurz es la menos probable de las potenciales coaliciones que otorgan estos partidos, los únicos que probablemente lograrán representación parlamentaria al superar el mínimo del 4 % requerido.
El cruce de acusaciones entre los dos grandes partidos después de su alianza en 2015 transmite la idea de un clima poco dado a la colaboración. Desde las filas del ÖVP han insistido en la incapacidad de llegar a acuerdos con los socialistas en el pasado, lo que restaría credibilidad a la estabilidad de este pacto.
Pero todo dependerá, al fin y al cabo, de la situación de la ultraderecha del FPÖ. Por un lado, pueden ser de nuevo los perfectos socios de Kurz o, por otro, la excusa idónea para que el joven canciller dé un giro a sus postulados ideológicos y cumpla con el deseo del resto de fuerzas políticas del país de evitar la presencia de extremistas en el Ejecutivo.
“Liberales, verdes y socialistas quieren impedir la coalición con la extrema derecha y para Kurz será difícil de justificar el giro, aunque no imposible. Sería un cambio de estrategia, pero se puede dar una situación en la que no tenga elección”, concluye Schmidt.
Un giro hacia Europa, hacia la “credibilidad” de las fuerzas ecologistas o, simplemente hacia la estabilidad, serán los otros factores que determinen la viabilidad de un nuevo pacto de Kurz con la extrema derecha.
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