Bruselas, a la espera de un Gobierno de estabilidad en España por Alberto S. Camarasalta
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Bruselas no está preocupada pero si pendiente de lo que suceda esta semana en Madrid. La unanimidad es total, España va bien y ahora necesita estabilidad. La sesión de investidura de esta semana será el momento clave. Si Pedro Sánchez falla en oficializar su puesto como presidente, la investidura se retrasaría hasta septiembre o podría producirse una repetición electoral. Un escenario que generaría incomodidad y desconfianza en el Ejecutivo comunitario, especialmente de cara a los presupuestos.
Pedro Sánchez acude a la sesión de investidura sin presiones desde Bruselas. Desde hace años España ha dejado de ser un quebradero de cabeza para las instituciones europeas y las buenas cifras de crecimiento económico (2,3 % en 2019) lo avalan. España crece más que la media de la Eurozona y del conjunto de la Unión Europea y el país es una balsa de tranquilidad en comparación con otros puntos del continente como el Reino Unido o Italia.
Aunque esta semana puede producirse el cambio de tendencia. Si el presidente en funciones no logra hacerse con el apoyo de la cámara baja y oficializar su cargo, las miradas de ánimo y compresión desde la capital comunitaria pueden tornarse en presión e impaciencia. Bruselas seguirá la sesión de investidura expectante y la máxima es clara. España debe resolver los cuatro años de incertidumbre política y acometer las reformas estructurales que no se suceden desde la Reforma Laboral de Mariano Rajoy allá por 2012.
El principal objetivo pasa por conseguir unos presupuestos para 2020. Tras su primer ascenso al poder en 2018, después de lograr la primera moción de censura de la historia de la democracia española, Pedro Sánchez asumió el cargo pero fue incapaz de generar consensos. Apenas ocho meses después, las fuerzas independentistas catalanas y el conjunto de la derecha española echaron por tierra las cuentas del Ejecutivo socialista y abocaron al país a sus terceras elecciones en un plazo de cuatro años.
Si finalmente el actual presidente en funciones no logra los apoyos necesarios, el escenario más plausible sería la repetición de unos comicios que, a buen seguro, se retrasarían hasta el mes de octubre y postergarían la formación de Gobierno hasta prácticamente el nuevo año. Una situación que podría convertirse en insostenible si España se ve obligada de nuevo a prorrogar el presupuesto actual, confeccionado en 2018 por el ex ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, y adentrarse en 2020 con paso incierto y las cuentas poco claras.
María Jesús Montero, ministra de Hacienda en funciones, ya alertaba de la posibilidad de trabajar solo de cara al próximo ejercicio. Según la titular de Hacienda cada vez tiene “menos sentido” trabajar en las cuentas de 2019, “unos presupuestos de aplicación para prácticamente un mes”, añadió Montero, que consideró que “es preferible trabajar en los Presupuestos de 2020”.
Fuentes comunitarias advierten de que España sigue a tiempo de presentar sus cuentas para el ejercicio 2019 aunque esta es, prácticamente, su última oportunidad. Y en Bruselas siguen también muy pendientes de las reformas estructurales prometidas desde Madrid y que permitirían cumplir con la regla de gasto europea y el déficit estructural.
Dos de las medidas estrellas del Ejecutivo de Sánchez serán la “tasa Tobin”, o impuesto a las transacciones financieras, y la “tasa Google”, destinada a las grandes empresas tecnológicas como las GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) y acostumbradas a una baja presión fiscal en el continente europeo. Dos medidas con las que Moncloa espera recaudar parte de los 7.800 millones de euros, el ajuste estructural del 0,65 % del PIB solicitado desde las instituciones europeas.
Si la formación de Gobierno se retrasa hasta el próximo año, la aprobación de estas y otras medidas y, por tanto, su eficacia no podrá contemplarse hasta el próximo año poniendo en riesgo la buena tendencia de la economía española en los últimos cursos. Una buena tendencia que, por otro lado, pende de un hilo si se tienen en cuenta las tensiones internacionales.