España ha dejado claro en los últimos meses que una de sus prioridades en seguridad es la Frontera Avanzada española, es decir, el Sahel. Estando Melilla a menos de 1.200 kilómetros de Mali y Fuerteventura a 110 kilómetros de las costas africanas, las consecuencias de un Sahel inestable son devastadoras para España en los campos de la inmigración, el tráfico de drogas, la radicalización violenta y la economía. En cuanto a la inmigración, de enero a octubre de 2020 las islas Canarias han recibido 11.400 inmigrantes. Este repunte en el número de inmigrantes, que no se experimentaba desde la crisis de los cayucos de 2006, se debe al fuerte impacto económico que está teniendo la pandemia en la economía de los países del África subsahariana a la que se debe sumar la inestabilidad político-securitaria de la zona, con la amenaza yihadista muy presente y la inestabilidad provocada por el golpe de Estado en Mali y las elecciones de Guinea, Costa de Marfil y Burkina Faso. En el ámbito del terrorismo yihadista, el número de atentados y de grupos yihadistas no ha hecho más que aumentar en la zona de las tres fronteras (Mali, Burkina Faso y Níger), más conocida como la zona de Liptako Gourma. La radicalización yihadista se expandió desde del norte de Mali en 2011 a todos los países limítrofes previamente mencionados. La cercanía a nuestro país, las corrientes migratorias y las aspiraciones expansionistas de Daesh, suponen un aumento del riesgo de la amenaza yihadista para España. Por todo ello, España mantiene relaciones diplomático-securitarias estrechas con los países de la región del Sahel y del África Occidental, que se concretizan en acuerdos de defensa, de formación y de cooperación en las materias relacionadas con la inmigración, el tráfico y el terrorismo.
Entre todas sus acciones, España es uno de los mayores contribuyentes de la misión de entrenamiento de la Unión Europea EUTM-Mali. Iniciada en 2013, renueva su quinto mandato este enero que durará hasta 2024. España ha decidido aumentar de 278 a 550 efectivos enviados a la operación EUTM-Mali. Además, un general español, Fernando Gracia tomará el mando de la misión a partir de enero. Esta es la tercera vez que España lidera esta misión, pero en esta ocasión, a diferencia de las anteriores, el general Gracia liderará la misión en calidad de representante del Eurocuerpo. Defensa también planea el despliegue de dos helicópteros NH-90 y un avión de transporte Airbus 400M. A estos medios aéreos deben sumarse también los dos aviones T21 del Destacamento Marfil comprometidos con la operación francesa Barkhane, de lucha contra el yihadismo, que operan desde Senegal. Debido a la emergencia sanitaria y al golpe de Estado en Mali, la misión EUTM se paralizó durante los meses más duros de la pandemia, pero ha retomado su actividad en noviembre. Esta misión de entrenamiento está cobrando una importancia significativa y se espera que se convierta en una misión con capacidades más ejecutivas como la operación Barkhane, aunque siga estando mayoritariamente centrada en el entrenamiento en este periodo. Uno de los primeros pasos que ha dado la misión en su quinto mandato es la instrucción de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado maliense sobre el terreno. Este cambio supone que los soldados ya no se entrenarán solamente en las academias militares de Bamako y de Kulikoro, sino que los efectivos de la EUTM acompañarán a las unidades del Ejército maliense por todo el país. A parte de las tropas españolas que aumentan, la misión de la UE doblará el número de efectivos, pasando de 600 a 1100 en 2021, y programando llegar a 1230 para 2022. Otro de los objetivos a medio plazo de la misión EUTM-Mali es ampliar su programa a todos los países del G5-Sahel. En un contexto de amenazas transfronterizas, este tipo de estrategia es la más efectiva para asegurar la coordinación entre las fuerzas de diferentes países que se enfrentan a las mismas amenazas y la interoperabilidad entre las mismas.
A parte del compromiso de España con EUTM-Mali, España preside desde finales de junio la Asamblea General de la Alianza Sahel, donde encabeza la estrategia de coordinación e incremento de fondos de desarrollo. En el marco de acuerdos bilaterales de cooperación en seguridad, España se ha comprometido con la financiación del equipamiento y entrenamiento de las fuerzas y cuerpos de seguridad de varios países del Sahel y de África occidental, priorizando los cuerpos de guardacostas y policía fronteriza. Para ello el gobierno español ha decidido multiplicar los fondos en Gambia, Guinea Conakry, Mali, Ghana y Costa de Marfil, entre otros. Estas acciones demuestran la decisión de España en este último año de priorizar la región del Sahel en su política exterior, centrándose a la vez en defensa y en desarrollo de su Frontera Avanzada.