¿En qué va la agenda global de medición del desarrollo infantil para los más pequeños?
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
La pandemia del COVID-19 ha traído retos inusitados y nuevas perspectivas en las agendas de primera infancia, de lo cual no se escapan los esfuerzos de medición del desarrollo infantil, que ahora más que nunca, no pueden quedar atrás. En esta entrada queremos contarte los avances de algunos de estos esfuerzos en medio de la emergencia. Además, te presentamos una innovadora curva de desarrollo infantil que usa una escala común para todos los rangos de edad y permite la comparación entre edades y países.
La importancia de los indicadores
Contar con indicadores de desarrollo infantil a nivel poblacional que sean confiables, válidos, gratuitos y que permitan la comparabilidad dentro y entre países es un gran y anhelado reto. El propósito es claro y obedece a poder dar respuesta a preguntas tales como: ¿Cómo están los niveles de desarrollo infantil en mi país en comparación con mi región? ¿Qué grupos poblacionales presentan más necesidades y requieren de mayores intervenciones? ¿O cómo responde el desarrollo de las niñas y los niños a las políticas y programas públicos o a los impactos de crisis sanitarias y económicas como la actual?
Sumando esfuerzos: el Grupo GSED
El Grupo GSED (Global Scale for Early Development, por sus siglas en inglés): es una iniciativa innovadora que engloba a muchos expertos quienes, bajo liderazgo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), trabajan colaborativamente desde el 2018. Actualmente el Grupo se encuentra consolidando instrumentos para la medición del desarrollo infantil en menores de 36 meses: uno más corto para monitoreo poblacional; otro, más largo, para la evaluación de intervenciones; y un módulo suplementario (escala psicosocial) que mide comportamiento infantil, estrés psicosocial y otros síntomas que denoten un deterioro en la salud mental en niños. Estos instrumentos están diseñados para uso a nivel global, esto es, en países socioeconómica y culturalmente diversos. Este trabajo tiene una sólida fundamentación empírica: descansa en la aplicación de métodos estadísticos a una rica base de datos armonizada que cuenta con 2275 ítems de desarrollo infantil, medidos con hasta 22 instrumentos distintos, sobre más de 73 mil niños en 51 cohortes en 31 países.
El pasado 8 de julio, el Grupo presentó sus avances en el desarrollo de estos instrumentos y una App para la recolección de datos. Se compartieron también los resultados de un primer pilotaje en Bangladesh, Pakistán y Tanzania, así como los planes para un ejercicio de validación más extenso en estos países y en tres países adicionales: Brasil, Costa de Marfil y Holanda; y que se prevé desarrollar a lo largo del 2021. Para entonces, se espera contar con las versiones finales de los instrumentos y de todos los materiales necesarios para su implementación: manuales de administración y de capacitación, apoyos visuales, descripción de juguetes y manipulativos requeridos para la forma larga, entre otros. El Grupo GSED está adaptando la estrategia de capacitación en la administración de los instrumentos a una modalidad virtual o semi-presencial y readecuando su estrategia de trabajo a las limitaciones de movilidad y distancia física impuestas por la pandemia.
Generación de curvas de desarrollo infantil
Uno de los aspectos más ricos de esta iniciativa es el uso de una métrica común para traducir los puntajes que arrojan los instrumentos de desarrollo en un valor interpretable y con comparabilidad internacional, el D-score. Se trata de algo así como los centímetros para la talla: una medición de intervalo que, a partir de los puntajes de cada niña o niño, permite construir una curva de desarrollo infantil con una escala común para todos los rangos de edad—el D-score estandarizado por edad, también denominado DAZ (Development-for-Age Z-score en inglés). Esta curva sería el análogo a las curvas de peso y talla que usan los pediatras en el mundo entero para los controles de crecimiento de niñas y niños, pero para desarrollo infantil; y el DAZ sería el equivalente a la talla-por-edad. Así, con datos de diversos países lo suficientemente distintos, esta metodología permitirá construir referencias (o puntos de corte) para la identificación de niños que estén desarrollándose adecuadamente versus los que estén rezagados o en riesgo de rezago. Siguiendo con el símil de la talla, esto sería el indicador de desarrollo infantil equivalente al indicador de desnutrición crónica.
Este esfuerzo nos permite contar con herramientas muy interesantes como un paquete en r-project (y su documentación) que permite calcular el D-score y la curva de desarrollo a partir de datos recabados con varios otros instrumentos (por ejemplo, las Escalas de Bayley o el Cuestionario de Edades y Etapas). Adicionalmente, ¡existe un aplicativo web que genera el D-score y la curva tan solo haciendo click! Para ello, solamente es necesario incluir las respuestas de las niñas o niños a los ítems y el aplicativo automáticamente generará el D-score y el DAZ.
El trabajo conjunto y coordinado es la mejor ruta para afianzar nuestro entendimiento sobre el desarrollo infantil en la región y en el mundo, así como para construir conocimiento sobre la factibilidad y validez de instrumentos con alcance global. Desde el BID, celebramos el avance del Grupo GSED y seguimos trabajando para apoyarlo y facilitar el uso de los instrumentos en América Latina y el Caribe.
Fuente: Blog del BID