El post – plebiscito en la economía chilena: crece la incertidumbre Por: Juan Valenzuela
NOTI-AMERICA.COM (CHILE)
El post – plebiscito en la economía chilena: crece la incertidumbre
Tras la votación a favor del cambio constitucional, el mercado chileno sigue a la baja desde el negro 18 de octubre del 2019, donde la insurgencia vandalizó el país provocando más de 12 mil mdd en pérdidas de infraestructura y centenares de iglesias cristinas quemadas.
La incertidumbre reina en el sector privado, las inversiones extranjeras han comenzado su retirada y el congreso continua con su labor de destrucción del modelo de jubilación, aprobando inconstitucionalmente el desfinanciamiento del sistema jubilatorio, mientras el gobierno no ejerce su acción de veto.
Sumado al retiro anterior, se estaría dejando a más de 4,5 millones de chilenos sin fondos para su jubilación, un 40% del total de los cotizantes.
El proyecto incluye, entre otras, el retiro de fondos de pensiones de personas ya jubiladas con el «Sistema de Rentas Vitalicias con compañías de seguro«. Estos fondos están invertidos en activos como créditos hipotecarios, y auguran fuertes litigios ante cortes internacionales
El plebiscito constitucional significó poner en jaque el sistema de libertad y resguardo de los derechos individuales en Chile que consagra la libertad de culto, la propiedad privada, la igualdad ante la ley y el derecho a la vida del no nacido.
El presidente Sebastián Piñera, con la pérdida de sus propios adherentes, se manifestó abiertamente a favor del «Apruebo» y encausó desde la centroderecha hasta la extrema izquierda este resultado.
En un intento por salvar su paso a la historia como el mandatario con uno de los más bajos niveles históricos de aprobación, se alineó rápidamente junto con el ala reformista de la política chilena.
Poco le sirvió. Su aprobación bajó a 13%. Diez puntos menos desde el día previo del plebiscito.
A una semana de la votación, los indicadores económicos y financieros han expresado su opinión sobre el futuro del país: malo.
Días atrás, trascendió en todo el mundo un duro titular del Financial Times: «Chile, lecciones del Ángel Caído»
La caída del ángel venía ocurriendo desde el gobierno de Bachelet donde la economía se estancó, paró las inversiones, subió impuestos y aumentó el desempleo.
Luego de décadas de crecer sobre el 4%, su herencia fue un país que aumentó al doble su deuda fiscal, cambió el sistema electoral aumentó la desigualdad (índice de Gini) y subió al 10% el porcentaje de inmigrantes del total de la población..
Hoy la deuda de Chile por las medidas de Piñera llegará el 2021 al 45% del PIB; cabe recordar que era del 15% hace 10 años. En el 2030 será el 70%.
Solo los intereses de esta deuda son de 3.500 millones de dólares anuales, habiendo sido menos de 500 millones hace sólo 5 años. Además, con el paupérrimo 1,5% de crecimiento esperado, no hay manera posible de pagar estos intereses sin tener que subir impuestos o bajar el gasto público. Todo indica que será lo primero.
Desde octubre del 2019, el país ha sido degradado dos veces por los organismos de clasificación de riesgo país, encareciendo los créditos y anunciándose, para los próximos años, fuertes restricciones de financiamiento internacional acompañado con una incipiente y continua fuga de capitales..
Lo verdaderamente preocupante ahora son los postulados de los legisladores y los referentes más extremistas, principales impulsores de la reforma. Ideas descabelladas como la decretación de «servicios de interés público« a determinados rubros de la economía, o confiscación del exitoso modelo previsional privado de pensiones, son algunos interrogantes que determinarán el futuro del país andino.
Además, algunos dirigentes radicalizados, aseguraron que servicios como la electricidad, el gas, el servicio de agua y la producción, deberían ser intervenidos por el Estado dado su «rol social».
Durante el periodo de redacción de la nueva constitución, (la actual está firmada por el social demócrata Ricardo Lagos) que demorará 2 años, se espera un desempeño bajo en materia de inversión privada, ya que una de las banderas de lucha durante la campaña fue el avance frente a la propiedad privada, y subir nuevamente los impuestos.
Sólo el 50% de la población votó, y nacerá una Constitución que no era prioridad por la ciudadanía y pertenecía al plan maestro de gobierno del candidato presidencial de izquierda derrotado hace 3 años. Esta constitución, nacerá desde cero por una asamblea constituyente, impelida a la fuerza por los movimientos extremistas que permanecen destruyendo ese país hace más de 1 año y que nada indica que una nueva constitución mitigue su violencia.
Juan Valenzuela. Consultor empresarial y analista internacional
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