La crisis del este de Ucrania continúa siendo la máxima preocupación actual de Occidente. Tras la videollamada entre Joe Biden y Vladimir Putin, que tenía como objetivo rebajar tensiones, los ministros de Asuntos Exteriores del G7 (Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón) se reúnen este fin de semana en Liverpool para seguir abordando la situación. Cabe señalar que Rusia formaba parte del exclusivo grupo integrado por las económicas más industrializadas del mundo, aunque tras la anexión de Crimea fue excluida por los demás miembros.
Liz Truss, ministra británica, se reunió antes de la cumbre con su homólogo estadounidense, Antony Blinken. Según informa la agencia EFE, ambos acordaron apoyar a Ucrania y expresaron su “profunda preocupación” por la acumulación de tropas rusas en la frontera ucraniana. También, durante el inicio de la reunión con el resto de ministros, advirtieron a Moscú de “las graves consecuencias” de una invasión en Ucrania. Este aviso se suma a las numerosas amenazas recientes por parte de Occidente contra Rusia. La última la realizó Biden, quien alertó de “fuertes medidas económicas y de otro tipo” contra Moscú en caso de una incursión en Ucrania.
Putin, por su parte, ha insistido en que su país “lleva a cabo una política pacífica”, aunque “tiene derecho a garantizar su seguridad a medio y largo plazo”. Al igual que Estados Unidos y la Unión Europea han acusado a Rusia de desplegar tropas en la frontera ucraniana, Moscú también ha denunciado las actividades militares de la OTAN cerca de su territorio. De hecho, el Gobierno ruso ha tildado de “irresponsable” a la Alianza Atlántica por su expansión hacia el este con “armas amenazadoras”.
Reino Unido, que recientemente ha decidido volver a enviar tropas a Alemania debido a la situación en Ucrania, ha asegurado que una acción militar rusa sobre su vecino sería “un error estratégico” que le supondría “altos costes económicos y diplomáticos”. Truss, en medio de una crisis energética, también pidió a las “naciones democráticas” que se alejen del gas ruso.
“Esta reunión es una oportunidad para mostrar un frente unido contra el comportamiento maligno de Rusia contra Ucrania”, señaló la ministra británica a la prensa antes de la cumbre. «Necesitamos defendernos contra las crecientes amenazas de actores hostiles y debemos unirnos firmemente para enfrentar a los agresores que buscan limitar los límites de la libertad y la democracia”, declaró Truss al comienzo de la reunión ante sus homólogos internacionales.
Este encuentro se produce poco después de unas nuevas advertencias por parte de las Fuerzas Armadas británicas. El almirante Sir Tony Radakin, jefe del Ejército, expresó su preocupación por la “acumulación de decenas de miles de tropas rusas” en la frontera con Ucrania. Asimismo, alertó que una invasión rusa “sería en una escala no vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”. Por otra parte, el general Nick Carter, jefe del Estado Mayor de la Defensa de Reino Unido, también alertó recientemente del peligro de una escalada bélica, ya que en el momento actual el riesgo de “un conflicto entre Occidente y Rusia” es el más alto desde la Guerra Fría.
Irán también está dentro de los temas a abordar durante la cumbre de este fin de semana mientras continúan las negociaciones en Viena para reactivar el acuerdo nuclear. Este diálogo es, en palabras de Truss, “la última oportunidad” para que Teherán regrese al pacto. Otros asuntos relevantes dentro de la agenda del G7 son la nueva variante del coronavirus, el cambio climático, las nuevas tensiones en los Balcanes, Afganistán y Corea del Norte. Asimismo, la jefa de la diplomacia británica ha invitado a los ministros de ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) ya que Londres aspira a incrementar la cooperación con los países de esta región para impulsar el comercio tras el Brexit y hacer frente a la influencia de China.
El gigante asiático también ha formado parte del diálogo de los ministros del G7. Truss, en concreto, hizo referencia al supuesto genocidio uigur en Xinjiang. “El asunto del genocidio pertenece a los tribunales, pero estoy muy preocupada por los abusos atroces de los derechos humanos contra el pueblo uigur, y se lo he comentado al embajador chino”, declaró Truss. Esta semana, un organismo independiente británico acusó a Pekín de cometer un genocidio contra esta etnia musulmana. No obstante, Estados Unidos, Canadá y Holanda, entre otros países, han denunciado las políticas chinas contra los uigures.