El curioso caso de la «liberalización» venezolana
Venezuela un país lleno de maravillas naturales, lleno de desastres políticos, económicos y lleno de tragedias sociales. Esa es la mejor forma para describir a un país que se desenvuelve en la actualidad entre burbujas. Todo lo anterior se ve condensado en un drama económico que lleva años imperando en la nación sudamericana. Hecho que se empezó a vivir desde los periodos presidenciales del fallecido expresidente de la República Hugo Chávez, que, para su suerte, conto con la mayor bonanza petrolera de la historia de esta nación. Lo que le permitió mantener un ritmo de gasto público altísimo, a tal punto que a pesar de tener una inflación de 2 dígitos, sus efectos fueron prácticamente imperceptibles para los ciudadanos.
Sobre el final del segundo periodo presidencial de Hugo Chávez, los meses antes de su muerte, los precios del petróleo comenzaron a descender, pero no el gasto público, la inflación, la contracción de la economía y el monto de las divisas convertibles en el mercado negro comenzaron a aumentar rápidamente. Lo que deterioró la economía rápidamente. Posteriormente con la caída de los precios del petróleo, la merma de otros ingresos, una pésima política monetaria, la fuga de capitales extranjeros, Venezuela se sumergió en la peor crisis económica de su historia. Alcanzando unos índices de pobreza nunca antes alcanzados, incluso superior al 90%. Los servicios públicos deteriorados y un país sumido en la miseria el resultado.
Al margen de lo eminentemente político, las sanciones aplicadas por los Estados Unidos, generaron un fenómeno extraño, pero no ajeno de la realidad. El gobierno socialista, al menos de la boca para afuera, se vio en la necesidad de aplicar políticas liberales, a través del desmontaje ‘De facto’ del control cambiario, la legalización de las divisas extranjeras, su tenencia y su uso como forma de pago. El uso de tarjetas internacionales, el marcaje de precios en divisas, la posibilidad de transar bienes muebles e inmuebles en divisas extranjeras. A tal punto que la mayoría del efectivo en la nación venezolana proviene de divisas extranjeras. Pero ¿A qué se debe esto? ¿Viraje ideológico? Para nada, esto no es otra cosa que una aceptación a regañadientes de que sus políticas económicas fracasaron, aunado a que muchas personas implicadas en actos de corrupción no pueden enviar ese dinero al extranjero, es por ello que deben legitimarlo dentro del país. Esto trae como consecuencia, la inyección de una inmensa cantidad de dinero sin precedente en la economía del país, que genera empleo, la circulación masiva de dinero, nuevos comercios, competencia, reducción de precios y por ende de monopolios en gran parte de los rubros, desde los supermercados hasta tiendas de juguetes.
De igual manera, la banca comenzó a montarse en la misma ola, aprovechan la apertura forzada, cuentas en divisas extranjeras, compra, venta y transacciones de divisas están a la orden del día. También aparecieron en el país plataformas para proteger los ahorros de los ciudadanos de la hiperinflación, Reserve, Airtm, AKB, Localbitcoins, Zinli entre otras. Lo importante, no es cuál ofrece un mejor servicio, lo importante es que este impulso ha brindado una bocanada gigantesca de aire a un sector del país que estaba sumergido en el desastre, el hambre y desespero. De hecho, podríamos afirmar, que las sanciones aplicadas por los Estados Unidos produjeron indirectamente la «liberalización» de la economía venezolana.