El Club de Exportadores e Inversores Españoles cree necesario un cambio de mentalidad en las instituciones y organismos oficiales españoles para corregir la escasa presencia que las empresas privadas tienen en la ejecución de los proyectos de cooperación al desarrollo que se acometen con financiación oficial. La ONU, en su Agenda 2030, considera a las empresas como actores esenciales para alcanzar los objetivos marcados de desarrollo económico y social, y España debe apostar por esta idea. En este sentido, el Club apuesta por dotar a la cooperación al desarrollo de un nuevo concepto inclusivo en el que tanto empresas como las ONG puedan trabajar de la mano y complementarse.
A juicio del Club de Exportadores, esta nueva visión conseguiría que la cooperación española fuera más eficiente, eficaz, pertinente y sostenible, y contribuiría a mejorar la imagen de España en los países beneficiarios de la ayuda y a facilitar la presencia de nuestras empresas en los mismos.
En una nueva nota técnica del Comité de Reflexión sobre Internacionalización del Club de Exportadores, en el que participan expertos del mundo empresarial, académico y antiguos altos cargos de la Administración, la institución subraya que la modernización del sistema español de ayuda oficial al desarrollo precisa de cambios profundos para hacerlo más equiparable a los mecanismos que tienen los principales países de nuestro entorno, que son también nuestros competidores.
En España, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se canaliza en gran medida a través de aportaciones a instituciones supranacionales, que se encargan después de ejecutar los programas y proyectos. De esta manera, “perdemos capacidad de influencia y de decisión sobre la ayuda y, además, se diluye sustancialmente la percepción de que es nuestro país quien ha contribuido a la puesta en marcha de los planes de desarrollo”, se lamentan los autores de la nota técnica, Antonio Bonet y Rafael Ruiz-Villar, respectivamente presidente y coordinador del Comité de Reflexión sobre Internacionalización del Club de Exportadores.
En 2018, un 64% de la ayuda oficial española al desarrollo se destinó a instituciones multilaterales, y únicamente el 27% fue directamente a programas bilaterales con países. Se trata, aseguran los autores, de proporciones bien distintas a las que se dan en los países de la OCDE, en los que, de media, el 49% de sus fondos a la cooperación al desarrollo se destinan a programas bilaterales.
Una reciente encuesta realizada por el Club de Exportadores e Inversores entre empresas socias que tienen actividad de suministro de bienes, servicios y obras en proyectos de cooperación internacional, pone de manifiesto que la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), principal institución española en este campo, mantiene un claro enfoque hacia las ONG, en detrimento de las empresas, en los programas que financia.
Sin embargo, en otros países de nuestro entorno, los programas de ayuda oficial al desarrollo son ejecutados en gran medida por empresas privadas.
A ello se suma una imagen de la empresa “empañada por un cierto quijotismo, en el que la obtención de beneficios se considera, por ciertos grupos sociales, como algo carente de visión social, egoísta y alejado del bien común”, se señala en la nota.
A juicio de los expertos, la política de cooperación al desarrollo debería cumplir 4 objetivos simultáneamente: contribuir a alcanzar los ODS, facilitar la ejecución de políticas de Estado internacionales, potenciar la imagen de España en los países beneficiarios de la ayuda española, y favorecer la penetración de empresas y tecnología españolas en los países beneficiarios de la AOD española.
Asimismo, consideran prioritario aumentar los programas bilaterales en línea con lo que hacen otros países, aunque pueda suponer una disminución de las aportaciones a instituciones multilaterales.
Para impulsar la participación de empresas privadas españolas en los proyectos de cooperación al desarrollo, el Comité de Reflexión sobre Internacionalización recomienda aumentar significativamente la cantidad y calidad de la información sobre el destino que tienen los fondos oficiales españoles de ayuda al desarrollo, y redefinir los objetivos estratégicos de la cooperación española para alinearse con las estrategias que adoptan los países de nuestro entorno.
Otra manera de favorecer la presencia de las empresas españolas en este tipo de proyectos pasaría por que España incrementara de manera significativa los programas de asistencia técnica, al igual que hacen otros países de la OCDE, destinados a favorecer la actividad del sector privado en países en desarrollo y economías emergentes. En este sentido, ayudaría mucho volver a establecer mecanismos para que nuestro país volviera a realizar donaciones no reembolsables a determinados países para estudios de viabilidad de proyectos (infraestructuras, transportes, agua y saneamiento, hospitales, energías renovables, etc.). “Constituiría un instrumento extraordinario para favorecer la participación de las empresas españolas”, concluyen los expertos.