El ADN del emprendedor,empresario o dueño de proyectos
Noti-América (México)
Ciudad de México,DF.
Creo que me gustaría empezar por la idea que tengo de ‘identidad’. Considero que es el ADN de la persona, emprendedor, empresario o el dueño del proyecto; estoy hablando de quiénes somos más allá de lo que hacemos.
Deberíamos en este momento separar a lo que nos estamos dedicando (en qué consiste concretamente nuestro proyecto o cuál es nuestra empresa o giro de negocio) y concentrarnos en el dueño del proyecto, el principal de la empresa o emprendedor que está construyendo. Nos dedicamos a entender qué me define a mí desde mis propias características y mis propios deseos o desde mis búsquedas.
Ésta es una pregunta difícil, no estamos hablando ni de visión, misión ni propósito pero sí complementa con estos conceptos. ¿Por qué es difícil? Porque requiere de mucha introspección y el dueño de esta pregunta tiene que poder expresar realmente su sentir y su ser, lo que decimos en general con mí equipo de trabajo, en cada proceso de desarrollo, de emprendimiento o empresa o marca personal, necesitamos mucha «terapia» propia, decimos que el que más se conoce o es más transparente a ser conocido por otro que le pueda opinar, más fácil se nos hace el trabajo de identidad.
Notamos que se nos hace más fácil y exitoso el proceso de análisis de su negocio cuando encontramos una persona con este ejercicio ya realizado de trabajo interno.
Hay gente que lo encuentra a través de la pregunta hacia otros, temas como: «qué ves de mí?»,» qué encontrás en mí accionar?» o «por dónde pensás que pasa mi marca personal?» En cambio, otros prefieren hacer ejercicios de introspección a través de trabajos terapéuticos o trabajos conductistas que ayudan a complementar la mirada que uno tiene sobre uno mismo.
Hay veces que podemos hablar de ADN, a veces resulta más fácil llamarlo marca personal, otros momentos hablamos de hilo conductor, pareciera que es más poético pero puede ayudar a encontrar esta búsqueda interesante que planteamos. Y si fuéramos a algo más técnico podríamos también llamarlo común denominador, lo que se repite en todo nuestro accionar.
En algún momento de este historial de trabajo con proyectos e identidades, surge la necesidad de armar una especie de algoritmo, cálculo o fórmula que nos asegure entender que los conceptos que están surgiendo realmente caen dentro de la categoría de identidad. Estábamos seguros que un primer momento es asegurarnos que el concepto que haya surgido de la forma que sea es lógico para nosotros para el que lo está implementando o el que lo va a vivir, que realmente se sienta cómodo con lo que se está diciendo y nombrando. Que le hace un buen guiño y genera un cierto gesto de alegría al decirlo e identificarlo más allá de que haya sido complejo descubrirlo, es una de las batallas ganadas en el proceso de definir la identidad. Es decir, la identidad, valga la redundancia, tiene que identificarnos. Por otro lado, podemos decir que una identidad robustecida fuerte y contundente es la que nos permite diferenciarnos de otros proyectos empresas o emprendimientos que tengan una actividad similar a la nuestra. Tender a ser únicos y que podamos encontrar elementos que hagan que nuestra propuesta sea en alguna variable distinta o en su completitud diferente a lo que proponen otros, es el segundo ejercicio a tener en cuenta. Identidad igual a lo que nos diferencia de otros. Por otro lado, entender que este concepto tiene que ser generoso con nosotros y con nuestro alrededor y tiene que permitirnos darnos crecimiento y fortalecernos para los nuevos caminos y pasos que tomemos, el momento de construir nuestras empresas y proyectos podría ser el tercer concepto a considerar. Una identidad es la que nos permite crecer o dar los próximos pasos.
En resumidas cuentas, una identidad te identifica, te diferencia y te permite crecer. Algunas observaciones que valen la pena considerar, el que se para en una identidad que no le queda cómoda tiene poco futuro. Identidad que no te identifica porque es un cuento marketinero, es un concepto que me queda grande o chico o incómodo, mejor descartar. También considerar que esa identidad pareciera que es diferenciadora porque otros a pesar que lo dicen lo expresan o lo comunican, no lo están viviendo, podemos considerar que es una identidad que no me diferencia. Ésto significa que a pesar de que yo diga que mi identidad como elemento diferenciador es la calidad como eje conceptual porque «mis competidores» no son de calidad a pesar de que lo comunican no es razón suficiente para considerarlo elemento diferenciador. Qué los demás digan que son de calidad aunque no lo sean ya no me alcanzaría para considerarlo elemento diferenciador. Porque llegará en algún momento alguien que plantee realmente ese concepto de calidad como ejemplo y realmente lo sea cuando consideramos que para cualquier proyecto, producto o servicio el concepto de calidad es obligatorio y no es un elemento diferenciador. Así que no podemos esa identidad que realmente no nos diferencie.
Por último, la idea de una identidad que queda estanca, que tiene una connotación negativa que realmente va a ser muy difícil de generar poética para poder entender nuevos pasos, nuevos destinos, nuevos clientes o nuevas oportunidades hace que esta identidad no me permita crecer, me quede reducida a un espacio pequeño me achica y no permite que yo tenga vuelo creativo y de construcción dejándome reducido y no siendo generoso con mi proyecto y mi empresa ya que no me da herramientas a la hora de planificar estratégicamente nuevos futuros, pasos de mediano y largo plazo. Es decir, una identidad que no es generosa y voluminosa, que tiene aristas y es interesante e incentivadora al crecimiento no nos permite crecer y también descarta en este juego del algoritmo que decido plantearles.
La idea de ecosistema nos da una fantasía de pertenencia, de lógica y de interacción. Por eso nos resultó tan cómodo e interesante entender estas variables para poder ayudar a que ese emprendedor o empresario o dueño de proyecto pueda tomar estos conceptos identitarios y atravesarlos fuertemente con contundencia en sus organizaciones y proyectos.
Desde la identidad podríamos entender un destino claro, un contenido claro, un público claro, un colaborador contundente y alineado a nuestro ADN, una comunicación validada, verosímil con nuestro estilo de proyecto y un producto o servicio que nos identifica y nos da sentido para poder construir una oferta interesante. Muchas veces me preguntan porqué es importante esto y yo contesto que la idea de armar empresas o proyectos sustentables está íntimamente relacionado con la construcción de un ecosistema identitario que esté íntimamente relacionado con nuestro ADN como dueño de proyecto.
No que hablar de entender nuevos verticales de negocio desde la Identidad y no desde la actividad constante u obviando hablar de Plan B sino de Plan C. Pero es para otro momento de esta historia.
Por: Diego Bresler
Consultor de Emprendimiento