La Garza Roja: un espacio para la recreación y el aprendizaje
NOTI-AMERICA.COM | ECUADOR.
El radiodifusor guayaquileño Ramón Sonnenholzner Murrieta, describe a su antepasado como un soñador, tal como él también se cataloga a sí mismo. Desde pequeño comenzó a recorrer y a bañarse en el Río Daule luego, ya de adulto, a asentarse en sus orillas para fundar hace 19 años su gran proyecto de vida: el Centro Cultural «Garza Roja».
“El parque es una razón para vivir. Es un motivo existencial. Es un espacio para crear, para darles lugar a las utopías. Por eso se llama Garza Roja, porque esa ave no existe en esta zona, pero aquí se ha hecho realidad”, indica este hombre casado y con cuatro hijos. Uno de ellos es el exvicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner Sper.
Este centro de entretenimiento familiar se localiza junto al cantón Nobol, donde los visitantes pueden gozar especialmente de sus piscinas, toboganes acuáticos y museos, espacios que nacen de la muy particular imaginación de su creador.
Por ejemplo, los toboganes denominados Megalito de las H-Elenas, cuyas escaleras simulan antiguos pasadizos sembrados de pinturas rupestres. Ese principio se repite en cada uno de los varios espacios del Centro Cultural .
Entre las atracciones La Garza Roja cuenta con el Museo de las Muñecas el mismo que fué inaugurado el 28 de octubre de 2017 con unas 450 muñecas como un regalo para sus pequeñas nietas. Lo levantó con el apoyo de la experta Fabiola Juan Fernández, quien antes había elaborado un museo similar a su pueblo natal, Onil, de la Comunidad Valenciana, España. La pieza más antigua es una muñeca europea elaborada en 1824 con pelo y cuero de cabra, rellena de aserrín y cara de porcelana.
Mientras, el Museo Phi es un espacio que mezcla la modernidad del pensamiento liberal con la espiritualidad del conservadurismo. También las culturas de Oriente y Occidente. Y mucho arte, su gran debilidad. Allí es posible observar esculturas hechas con caña guadúa, como el don Quijote que recibe a los visitantes desde la entrada. “Nos protege de quienes no creen en los sueños”. Un inmenso dinosaurio de ese material parece tener la misma labor.
Y muy cerca hay un espacio de devoción católica. Allí mismo expone una gran escultura de una Virgen María negra, que es copia de un pequeño tallado que encontró hace una década en las orillas del Daule. “En ese momento tenía problemas en mi casa, así que esa noche le encendí velas y al día siguiente todo se solucionó. Fue un milagro”.
La Garza Roja, que se maneja como una fundación cultural sin fines de lucro, se llena de color de manera permanente. Será otro regalo, otro sueño, que Ramón también entregará a su querido río Daule.
