Fomentar el turismo de naturaleza, objetivo en la era post-COVID
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
En este nuevo Día Mundial del Turismo de 2022, parece que por fin podemos empezar a celebrar la recuperación progresiva del sector tras la crisis originada por el COVID-19. Entre 2010 y 2019, los ingresos monetarios por turismo internacional en América Latina y el Caribe (ALC) habían crecido un 71%, pero en un solo año (2020) estos ingresos cayeron un 63%. Sin embargo, el turístico es un sector de alta resiliencia y ha comenzado una recuperación progresiva. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) generó el Modelo de Demanda Turística Internacional (MDTI) con el fin de monitorear la evaluación de las principales variables turísticas de ALC a lo largo de la pandemia. El modelo proyecta que, a finales de 2022, la región se situará sólo un 27% por debajo del nivel de llegadas turísticas internacionales registradas en 2019.
Entre las lecciones aprendidas de la crisis del Covid-19, resalta la necesidad de priorizar los modelos de desarrollo turístico basados en los principios de sostenibilidad e inclusión social. En este sentido, el turismo de naturaleza destaca por su capacidad de cumplir con ambos objetivos, al ser susceptible de contribuir a la conservación ambiental frente a otras opciones productivas extractivas y generar nuevas oportunidades de ingresos para las comunidades locales. Dentro de las actividades del turismo de naturaleza pueden distinguirse varios tipos, como los siguientes:
1) Ecoturismo, basado en la observación y conocimiento de áreas naturales (como avistamiento de flora y fauna, astroturismo, turismo científico);
2) Turismo rural y comunitario (actividades de recreación turística desarrolladas en entornos no urbanos, donde prevalecen la agricultura y la silvicultura y estructuras sociales y formas de vida tradicionales);
3) Turismo de aventura (como escalada, ciclismo de montaña, alta montaña, descenso de ríos, buceo, espeleología, vuelo en globo o en ala delta).
Un estudio reciente, realizado en más de 600 Áreas Protegidas (AP) con actividades turísticas en 34 países en desarrollo, encuentra que los hogares cercanos a éstas cuentan con niveles de riqueza más altos (en un 17%) y una menor probabilidad de pobreza (en un 16%) que los hogares similares que viven lejos de las AP. Otro estudio ha estimado que los beneficios económicos en términos de salud mental por visitar las AP en el mundo se pueden valorar en US$ seis billones al año. Este potencial viene acompañado de un creciente interés por parte de los visitantes turísticos de escapar de la “comodidad” de los entornos urbanos contaminados y del ritmo de vida estresante.
El BID aprobó recientemente US$33 millones para promover el turismo de naturaleza en Argentina. Mediante el programa de desarrollo, inversión y facilitación del turismo de naturaleza de Argentina, se apoyarán obras de infraestructura, emprendimientos turísticos, planes de manejo, capacitaciones al sector público y privado y promoción para desarrollar una actividad turística sustentable. Argentina apuesta por el desarrollo del turismo de naturaleza y para ello ha generado un marco de gestión turística integral denominado la Ruta Natural, dentro del que se encuadra el programa antes mencionado. El país cuenta con un amplio patrimonio natural, una gran diversidad paisajística y áreas naturales que podrían beneficiarse si se desconcentra el turismo que actualmente está desarrollado en los destinos más conocidos, ampliando la oferta al turista.
El turismo de naturaleza ha venido creciendo progresivamente en Argentina, como se aprecia en indicadores como el gasto realizado por este tipo de turista, que ha sido superior al del turista promedio. También han aumentado las visitas a los parques nacionales argentinos que, entre 2008 y 2019, crecieron un 48%. El incremento de visitas a las AP requiere de mejoras en las medidas de gestión ambiental y la generación de infraestructura apropiada a las condiciones ambientales. Esas mejoras deberían motivar la experiencia turística, aportar mayor calidad de vida a la comunidad que habita la zona y fomentar la conservación del capital natural. Este tipo de mejoras son las que están previstas en el programa.
Los estudios realizados durante el diseño del programa señalan una demanda potencial en la cual un 64% de los encuestados declaran estar interesados en incluir en sus actividades visitas a AP y un 61% en realizar actividades de aventura en espacios naturales. Por otro lado, de los emprendimientos turísticos encuestados, se obtiene que el 62% de prestadores de turismo han pensado en reconvertir sus actividades o expandirlas hacia el turismo de naturaleza, durante o a causa de la pandemia. Asimismo, una gran proporción de emprendedores consideraría reconvertir o invertir en actividades ligadas al ecoturismo en los próximos años.
Es importante señalar que el turismo es una opción sólida para incrementar los ingresos del país y generar empleo, tal y como demuestra un estudio reciente que concluye que los programas de turismo sustentable apoyados por el BID entre 2010 y 2019 han tenido un impacto positivo y significativo atrayendo ingresos a la región. En este programa en Argentina, en particular, se espera lograr que la inversión genere ingresos acumulados por US$168 millones hasta el final de la década.
El programa viene respaldado por la tendencia constatada de que los visitantes turísticos son cada vez más conscientes de la importancia de realizar un turismo socio-ambientalmente responsable. Los estudios realizados en Argentina para el diseño del programa muestran que un importante número de visitantes turísticos potenciales estaría dispuesto a pagar, en promedio, entre US$23 y US$61 adicionales por persona para preservar la naturaleza y cultural local, lo que abre interesantes posibilidades para generar políticas turísticas sostenibles e innovadoras.
Fuente: BID
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