El Gobierno podría aplacar la tormenta
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
No podemos negar que estamos sufriendo un estado de convulsión política de peligrosos ribetes; las causas y los culpables rebotan de orilla a orilla, de bando a bando, de camarilla a camarilla, pero siempre señalando al contrincante como el culpable, y endilgándole el mismo remoquete de antipatriota, opositor, desestabilizador, fanático, agorero y hasta terrorista; sin olvidar epítetos arrabaleros como, borregos, ratas, esbirros y otros censurados.
A ojo de buen cubero se advierte que ninguno está exento de culpa, pues cada lado exhibe su dosis de razón y de irreflexión, de conciencia y de terquedad; por eso el objetivo de este escrito no es calificar a los unos ni a los otros, sino proponer una alternativa que sirva de catalizador para atenuar las aguas turbulentas y propulsar un entendimiento con características simbióticas para las partes confrontadas. Esta propuesta promueve la reactivación del sector agropecuario en todas sus manifestaciones, pero haciendo énfasis en la rehabilitación de las actividades de producción para consumo interno.
La población rural que vive y fija sus expectativas laborales en las distintas actividades de producción agropecuaria y otras tareas complementarias, sobrepasa las dos terceras partes de la población económicamente activa, es decir, un conglomerado de aproximadamente cinco millones y medio de personas que se manifestarían agradecidas e incondicionales con el gobierno que logre su rehabilitación. Esta población campesina distribuida en costa, sierra y oriente, es uno de los frentes que está presionando al gobierno por soluciones reales, amenazando incluso con tomar medidas drásticas para reclamar sus derechos; pero es también un cuerpo de trabajadores agrícolas que aunque desesperados no han perdido la sensatez, y que sabrán reaccionar positivamente ante acciones adecuadas que corrijan los equívocos de los gobiernos que nunca asumieron su responsabilidad para con este sector, sumiéndolo en el ostracismo, y el olvido.
La rehabilitación del sector agropecuario permitiría entonces que la población campesina donde se incluyen el montuvio, el chagra, y el indígena, recupere su esperanza, su alegría, su disposición al trabajo, su espíritu de sacrificio y amor a la tierra, al recuperar la rentabilidad justa que le permita resurgir con su familia y soñar con tiempos mejores. Como contraparte el gobierno ganaría el capital político que significa esa multitud de cinco y medio millones de ecuatorianos que se desenvuelven en este sector; además de asegurarse la activación y multiplicación de millones de puestos de trabajo, directos e indirectos, formales e informales, que le aseguraría un éxito rotundo en la lucha contra el desempleo.
Pero lo más importante por la coyuntura actual, es que la sola presentación de un plan razonable, práctico y viable, podría desbaratar la tormenta que amenaza con convertirse en la mayor derrota política para el gobierno, y en un peligro real para la democracia.
Señor presidente, es una gran oportunidad para sacar provecho sirviendo, sería como ayudar para ayudarse. La vacunación tuvo su espacio pero “ya fue”, ahora es tiempo de la rehabilitación del sector agropecuario y el resarcimiento de la población campesina…… se los debe.