Todavía de pie, señor Presidente
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Después del sobre-publicitado éxito del programa de vacunación nacional, nos queda un sabor más bien agridulce porque acaparó todo el esfuerzo gubernamental mientras los hospitales públicos estaban totalmente desabastecidos de medicina. Nadie duda que el programa de vacunación salvó vidas, pero el desabastecimiento de medicina pasó facturas fatales en la población ecuatoriana, especialmente la de menores recursos que no tiene capacidad económica para adquirir la medicina por cuenta propia.
Pero el gobierno cumplió con creces lo prometido, en lo que se refiere al programa de vacunación claro, porque el grueso de los ofrecimientos no ha sido honrado, como lo prometido al sector agropecuario cuyo incumplimiento agrava los problemas de comercialización, financiamiento, productividad y rentabilidad, sin que el gobierno y su equipo técnico entienda siquiera el problema, y menos aún las causas que lo generan.
Hace pocos días un entusiasmado ministro de estado exaltaba la generación de empleo como el próximo gran objetivo del gobierno, y esa es una magnífica noticia que debería ser asumida con urgencia; pero la buena voluntad del gobierno pierde terreno ante la confusión de su equipo de asesores que desvaría pensando que el empleo se crea con leyes, cuando todos sabemos que estas sirven para el ordenamiento, control y regulación de la relación entre empleadores y empleados, y que la generación de empleo es consecuencia del desarrollo y mejoramiento del sector empresarial, industrial, comercial y de servicios. Por tanto, solo el desarrollo, el crecimiento y la salud económica del aparato productivo nacional será capaz de generar la suficiente demanda de mano de obra para combatir el desempleo.
Pero el presidente y una parte de su gabinete lo entendieron correctamente y ya hablan de mejorar el sector productivo, lo que estaría muy bien si no excluyeran una vez más al sector agropecuario que no aparece entre sus objetivos; como si no existiéramos, como si nos hubiésemos perdido en la bruma de la indiferencia, como si el discrimen y la desidia de los gobiernos de turno hayan podido desaparecer todo rastro del esfuerzo denodado de nuestra población campesina.
Sin embargo el sector agropecuario sigue siendo la mayor fuente generadora de empleo y oportunidades laborales, involucrando dos terceras partes de la población económicamente activa. Cinco millones y medio de personas que fijan sus expectativas laborales en este sector, y que dependen directa e indirectamente de esta actividad productiva. Es en realidad un capital político tan grande que nuestro presidente les prometió rehabilitar el sector, resarcir la actividad y la población campesina. Cuando candidato claro, pues una vez en el poder nombró Ministro de Agricultura a una profesional en Turismo y Hotelería; nadie hubiera podido imaginar una burla tan grotesca para el sector.
Pero aún estamos de pie señor presidente, guardando la esperanza que deje de vernos como mofa, y que el nuevo ministro reúna capacidad técnica, experiencia, y probidad, y no resulte solo otro de sus amiguetes políticos, sin capacidad y sin vergüenza.