Mesas técnicas
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Es verdaderamente plausible que se quiera destrabar el conflicto en la comercialización del arroz, por eso es imprescindible identificar y eliminar las causas que generan el problema y no solo disfrazarlo con propuestas insulsas, vagas e inviables. Lamentablemente, con inaudita frecuencia nos equivocamos al identificar los antecedentes desencadenantes y terminamos reforzando la afectación en lugar de corregirla. Esto parece estar repitiéndose en las mesas técnicas organizadas para dar solución a las justas quejas de los agricultores arroceros, porque se ha concentrado todo esfuerzo en el “precio” del arroz, cuando el verdadero problema es la “rentabilidad” del productor.
Si producir un quintal de arroz cuesta en promedio $ 24,o y el precio que pagan es apenas $ 22.o, deberíamos considerar disminuir radicalmente nuestro costo de producción antes que pensar en incrementar el precio de venta a niveles superiores, que son a todas luces irreales y por tanto inconvenientes, y les explico por que: 1). El contrabando de productos agropecuarios que viene de países vecinos, no se genera por falta de control sino por la diferencia de precios. Cuando nuestros costos de producción y por tanto los precios de mercado sean similares a los de nuestros vecinos, ellos no tendrán incentivos para costear el transporte de sus productos hasta nuestras ciudades, porque tendrían que venderlos mas caros que el producto nacional y nadie les compraría. 2). Después de cubrir la demanda nacional, es imperativo tener la posibilidad de exportar los excedentes del mercado, por eso debemos manejar los costos adecuados para mantener esa posibilidad. El ultimo año, el mercado internacional del arroz cerró con un precio de venta promedio de $ 22.5, que es inferior no solo al pretendido precio referencial, sino también a nuestro costo de producción. Con estos antecedentes, es obvio que la alternativa es REDUCIR los costos de producción y NO incrementar el precio referencial.
En este punto es urgente aclarar que esta estrategia también genera un importante incremento en la rentabilidad del productor, puesto que uno de los requisitos para bajar el costo de producción es el aumento de la productividad promedio, desde los 50 quintales por hectárea hasta por lo menos 75. Si ponderamos un precio de venta de $ 20.o por quintal, y nuestro costo de producción baja hasta $ 14.o (por ejemplo), la rentabilidad seria de $ 6.o por quintal, o sea $ 450 por ha. en lugar de los $ 300.o por hectárea que se obtendría con el pretendido precio referencial de $ 30.o en los actuales niveles de productividad.
A todo esto, el beneficio añadido es que el país podría exportar con seguridad y facilidad la cosecha que excede la necesidad del mercado nacional, contribuyendo a la estabilidad de la oferta y demanda en el mercado interno, por tanto, a la regularidad de sus precios y la certeza para que el campesino pueda vender su producto oportunamente, sin presiones y con verdadera rentabilidad; algo que no se consigue desde hace muchísimos años …….. demasiados en verdad.