La pandemia en la sombra
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
La violencia contra las mujeres es una pandemia mucho más antigua que el COVID-19. ONU Mujeres la ha calificado como “la pandemia en la sombra”, y ha hecho un llamado a visibilizarla de modo que no quede totalmente oculta por las noticias sobre la situación sanitaria y sus consecuencias económicas.
La violencia de género y el COVID-19
El COVID-19, además, no solo ha ocultado la violencia de género, sino que también la ha agravado. En abril de 2020 – justo al inicio de los cierres de las economías para combatir la pandemia – el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), en colaboración con las Universidades Johns Hopkins (EE.UU.) y Victoria (Australia) y la organización sin ánimo de lucro Avenir Health, estimó que seis meses de confinamiento por el COVID-19 provocarían 31 millones de casos de violencia de género en los países de ingresos medios y bajos.
Ese fue uno de los datos con los que Gary Barker[1], CEO de Promundo (una organización que trabaja en temas de equidad de género), inició una conversación sobre nuevas masculinidades en América Latina y el Caribe, organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el marco del Foro M de la Vicepresidencia de Colombia. El objetivo del coloquio fue analizar de manera integral cómo un cambio de cultura puede ayudar a disminuir la violencia de género, un problema que se ha agravado por la crisis del COVID-19. Ya existen múltiples ejemplos que ponen de manifiesto el dramático deterioro de la situación en esta área. Por ejemplo, el número de llamadas telefónicas por violencia doméstica a la Línea 137 de respuesta a emergencias de la Ciudad de Buenos Aires, en Argentina, subió en un 28% entre marzo y junio de 2020.
¿Cuáles son los retos de la violencia de género en América Latina y el Caribe?
El impacto negativo del Covid-19 sobre la violencia de género se manifiesta de varias formas:
- Los altos niveles de desempleo causados por la pandemia, sumados a las propias medidas de confinamiento, hacen que el tiempo que las parejas están juntas en casa aumente, la congruencia de estos factores incrementa las oportunidades de riesgo de violencia;
- La pérdida de empleo – algo que se ha dado de manera masiva por la crisis económica desencadenada por la pandemia – tiene un alto impacto emocional y genera situaciones de estrés e incertidumbre que pueden desencadenar acciones violentas hacia tanto las mujeres como los menores. Los datos revelan que, en algunos países de América Latina y el Caribe, un aumento de 1% en los niveles de desempleo masculino está asociado con un alza del 0.5% de violencia contra las mujeres[2].
- La violencia de género no solamente se vive dentro del hogar, sino
- también en el lugar de trabajo e inclusive se manifiesta cuando se limita el rol de la mujer en participar en actividades políticas.
¿Cómo podemos encontrar entre todos soluciones para enfrentar la violencia de género?
El Banco Interamericano de Desarrollo, a través de la Visión 2025, se comprometido en trabajar por la igualdad de género y la diversidad. Esto, nos lleva a abordar la lucha contra la violencia de género no solo como una responsabilidad del gobierno, sino una responsabilidad compartida con la sociedad civil, el sector privado, y los medios de comunicación, para poder entre todos y todas encontrar la “vacuna” contra esta pandemia de violencia.
A diferencia de una simple vacuna, las soluciones a la violencia contra las mujeres, sin embargo, no son sencillas. Un ingrediente clave y poderoso es la voluntad política para impulsar un abordaje integral que promueva una transformación profunda del ejercicio del poder en todos los sistemas sociales: el económico, el cultural, el educativo, el sanitario, entre otros. La noción de poder que ha prevalecido es la del poder de dominio de unos grupos sociales construidos como superiores (por ejemplo, hombres, blancos, heterosexuales, urbanos, etc.) sobre otros grupos estereotipados como inferiores (mujeres, población indígena, población afrodescendiente, personas con discapacidad y la población LGBTQ+). Aquí están las raíces de la violencia contra las mujeres en toda su diversidad e incluso otros tipos de violencia.
Es este contexto, algunas recomendaciones sobre la violencia de género incluyen:
- Cambio de cultura: es necesario repensar el lugar privilegiado de los hombres en la sociedad, porque la posición de poder que tradicionalmente han ocupado está siendo desafiada por las mujeres y por hombres que se rebelan a esta dominación masculina. Para ello es preciso generar nuevos modelos de las masculinidades basados en el poder compartido, sin sentimiento de superioridad, e ir más allá al tema educativo y social, de modo que se reconozca que hombres y mujeres tienen derecho a construir sus vidas sin obediencia a roles de género rígidos. Es necesario eliminar creencias discriminatorias, estereotipos de género, normas sociales que toleran y perpetúan la violencia y el abuso, y estructuras sociales que replican la desigualdad y la discriminación.[3]
- Acción Política: Como se ha explicado más arriba, ONU Mujeres ha hecho un llamado para visibilizar “la pandemia en la sombra”, que es la violencia contra la mujer. Cuando algo es invisible para la sociedad es porque es tolerable para esa sociedad. El combate a la violencia requiere de un enfoque de responsabilidad compartida entre gobierno, sociedad civil, la academia y el sector privado para realmente generar este cambio de cultura.
- Prevención: Es trascendental abordar la prevención desde un enfoque integral que resalté la importancia de contar con respuestas efectivas de prevención, protección y persecución desde el ángulo de todas las entidades del sector de seguridad y justicia, como son policías, fiscalías y el poder judicial. En otras palabras, es central ir construyendo sociedades e instituciones donde el abuso de poder sean prácticas atípicas, y no la norma pandémica, como lo son todavía en la actualidad. Debemos atender las causas. Y las causas son múltiples, por lo que se requieren enfoques diferenciados y sistémicos.
La “vacuna” más eficiente para la pandemia de la violencia contra las mujeres es el cambio de cultura para hacer frente al desequilibrio de poder y control.
Fuente: BID
[1] Gary Barker, PhD, es una voz mundial líder en la participación de hombres y niños en la promoción de la igualdad de género y las masculinidades positivas. Es el CEO y fundador de Promundo, que ha trabajado durante 20 años en más de 40 países. Gary es cofundador de MenCare, una campaña global que trabaja en 45 países para promover la participación de los hombres como cuidadores, y cofundador de MenEngage, una alianza global de más de 700 ONG. Creó y lidera la Encuesta Internacional sobre Hombres e Igualdad de Género (IMAGES), la encuesta más grande jamás realizada sobre las actitudes y comportamientos de los hombres relacionados con la violencia, la paternidad y la igualdad de género. Es coautor de los informes Estado de los padres del mundo de 2015 y 2017. Ha asesorado a la ONU, el Banco Mundial, numerosos gobiernos nacionales y fundaciones y corporaciones internacionales clave sobre estrategias para involucrar a hombres y niños en la promoción de la igualdad de género. En 2017, Apolitical lo nombró como una de las 20 personas más influyentes en la política de género en todo el mundo. Es miembro de Ashoka y recibió el premio Voices of Solidarity de Vital Voices por su trabajo para involucrar a los hombres en la igualdad de género. Tiene un doctorado. en Psicología del Desarrollo.
[2] Barker, G., Taller: Masculinidades, violencia y cambio sociocultural, Foro M, 10 marzo, 2021. Min. 7:55. https://www.youtube.com/watch?v=1k9LDLreSTU&list=LL&index=18&t=1906s
[3] https://promundoglobal.org/about/